Amorebieta-Etxano, donde Christian Prudhomme, director del Tour, inauguró el pasado mes de noviembre una autopista ciclable, un estupendo carril bici, será el punto de inicio de la tercera etapa del Tour de Francia, según informó Eitb-Media. Esa era la señal, el lugar indicado para unir Hegoalde con Iparralde, porque la tercera jornada del Tour de 2023 concluirá en Baiona. Antes se disputará la Grand Départ, con salida y meta en Bilbao.

Será el 1 de julio del próximo año. La siguiente etapa, que se recorrerá íntegramente por tierras vascas, partirá desde Gasteiz y finalizará en Donostia, según anunció Radio Vitoria. De esta manera, y a la espera de que el recorrido quede al descubierto y detallado el próximo miércoles en la presentación de las tres etapas vascas, quedan definidas las salidas y metas de las jornadas que el Tour recorrerá en Euskadi. Bilbao-Bilbao, el 1 de julio; Gasteiz-Donostia, el 2 julio y Amorebieta-Baiona, el 3 de julio.

"Es la primera vez que fuera de Francia vengo a apoyar el lanzamiento de una vía de este tipo. Es fundamental que la gente utilice la bicicleta tanto para ir a trabajar, a la universidad o para pasárselo bien. Además es importante no solamente para su propia salud, sino para para la salud de todo el mundo y la del propio planeta porque la bicicleta no contamina. Hay que intentar que esto sea un proyecto para todo el mundo, pero en especial utilizado por los niños", recalcó Prudhomme en aquel acto que compartió con Unai Rementeria, diputado general de Bizkaia y con el alcalde de Amorebieta, Andoni Agirrebeitia.

El director del Tour de Francia tendrá que volver a Amorebieta, siempre cosida a la bicicleta, desde la sociedad ciclista hasta la Klasika de Primavera, para dar el banderazo de salida a la tercera etapa de la Grande Bouclé. Antes asistirá a la fiesta de la puesta en marcha del Tour, cuya Grand Départ acogerá Bilbao. Esa jornada inaugural, un festejo del ciclismo, tendrá salida y meta en la capital vizcaina, mientras que la segunda etapa se completará enteramente por tierras vascas. La tercera tendrá como lanzadera Amorebieta y su impulso alcanzará hasta Baiona. Hegoalde e Iparralde unidos por el Tour. En octubre de 2019, un encuentro entre el lehendakari, Iñigo Urkullu, con el alcalde de Baiona, Jean-René Etchegaray, evidenció la sintonía para atraer el Tour a Euskadi.

UNA HISTORIA DE AMOR

La historia de la aproximación no es nueva. Es un viejo relato amoroso. En 2016, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, y el diputado general, Unai Rementeria, se reunieron con Prudhomme, director del Tour de Francia. El encuentro sirvió para romper el hielo. A partir de entonces, el trabajo insistente de las instituciones vascas por atraer el Tour no se detuvo. Era otro Tour, de despachos y negociaciones. El ensayo general se produjo en la etapa de la Vuelta con salida en Getxo y llegada en Oiz. Esa jornada fue el banderín de enganche, el escaparate. Las negociaciones se intensificaron entre ambas partes.

En octubre de 2019, el alcalde de Baiona agradeció al lehendakari "porque gracias a usted, la Grand Départ del Tour de Francia se celebrará aquí". Aquí es Hegoalde, concretamente la capital vizcaina. Bilbao será el punto de ignición de la carrera francesa de 2023 el 1 de julio. Amorebieta será la salida la tercera etapa, que desembocará en Baiona. Entre medias, habrá otra etapa de la que aún se desconoce el recorrido. Solo Donostia, en 1992, tuvo antes el privilegio de ser la Grand Départ. La capital vizcaina ha pujado con fuerza para convertirse en ciudad Tour, un anhelo por el que la villa lleva trabajando largo tiempo, al igual que la Diputación Foral de Bizkaia.

EL IMPACTO DEL TOUR

Ser parte de la cartografía de la ronda gala es formidable debido a la enorme huella de la carrera francesa. Se trata de un evento solo superado en popularidad por los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol. Ambos eventos se disputan cada cuatro años. El Tour es un evento anual. Más allá de la competición, la carrera sirve como muestrario de un país y sus paisajes. No es un detalle menor. De hecho, se calcula que la carrera francesa llega a más de 190 países y reúne una audiencia acumulada durante su desarrollo de 3.500 millones de telespectadores. El Tour es un mastodonte a pedales con una enorme capacidad de convocatoria. Casi 12 millones de espectadores se desplazan para ver pasar al pelotón aunque solo sea unos segundos desde un arcén. Ser parte del Tour, de su escenografía y currículo, es un asunto mayor.

El mastodonte francés moviliza a una ciudad trashumante durante su celebración. Unas 5.000 personas acompañan a la carrera francesa entre equipos, organización, periodistas, caravana publicitaria y demás personal organizativo. “Son 5.000 personas las que mueve una Grand Départ. Solo desde la organización hacemos una reserva de 1.800 camas en la ciudad en la que estemos. Desde una semana antes de que comience la carrera la gente empieza a llegar. Son entre 5 y 7 noches para 3.000 o 4.000 personas. Además vendrá gente a ver la carrera por la belleza que tiene el País Vasco y por el aura que tiene Bilbao”, expuso Prudhomme en una entrevista con este periódico.

Semejante movilización de personas genera un gran impacto económico. Se calcula que la Grand Départ tendrá un coste de 12 millones de euros para las instituciones vascas, sin embargo el retorno económico es mucho más importante y se fija en 6 euros por cada euro invertido. “Los estudios que han hecho sobre el retorno económico de las otras Grand Départs fluctúa. Bruselas ingresó 35 millones y Düsseldorf, 63 millones en 2017. (Se calcula que por cada euro invertido, el retorno es próximo a los seis). Se estima que la inyección a la economía local está entre los 30 y los 60 millones", destacó el director del Tour a este periódico.