- En el amanecer de la temporada proclamó: "Este va a ser el año de Joan Mir". Podía sonar a bravuconada. Sin embargo, este joven de 23 años tiene la cabeza amueblada. Porque así se ha proclamado campeón del mundo de MotoGP. A través de la inteligencia, como un experto gestor de un contexto que ha brindado oportunidades a muchos -es la temporada con un mayor número de ganadores diferentes, nueve- y que no ha destacado al más rápido -solo ha ganado una carrera- sino al más inteligente, al que ha sabido imponer la paciencia y la prudencia cuando ha tocado hacerlo. "Lo importante es que cuando no hemos podido ganar hemos sido conscientes de ello". Mir ha perdido batallas, pero ha ganado la guerra, porque una retirada a tiempo es una victoria.

El piloto de Palma de Mallorca arrancó la temporada con dos abandonos -los dos únicos- en tres carreras. Pero no perdió la cabeza. Tomó el control de la Suzuki, la que ha confirmado como la máquina más equilibrada, y fue poco a poco, como las hormigas, sumando podios. Hasta un total de siete. En este progreso, cuando todavía no había llegado su única victoria, se aupó en el liderato, lo que para algunos fue inmerecido. El triunfo llegó en el momento idóneo, en la antepenúltima carrera, el Gran Premio de Europa, donde Suzuki colocó a sus dos pilotos en las dos primeras posiciones 38 años después. El resultado dejó a Mir a las puertas de la gloria de cara a la penúltima cita, el G.P. de la Comunitat Valenciana, donde erradicó cualquier imprudencia firmando una séptima posición que le bastó para ser campeón.

Formado en la escuela de Chicho Lorenzo, padre de Jorge, Mir alcanzó el Mundial hace cinco años. En tres de ellos formó parte de Moto3, donde logró el título en 2017. En Moto2 permaneció solo un curso antes de dar el salto a la categoría reina. En el segundo año en MotoGP se ha ceñido la corona. Un piloto precoz. Rossi y Marc Márquez necesitaron seis años de trayectoria mundialista para gobernar la máxima cilindrada. Lo hicieron, además, en Honda, la marca hegemónica en el motociclismo.

"Ganar con Suzuki añade valor al título", dice Mir. La fábrica de Hamamatsu es la más pequeña de las tres japonesas que compiten en el Mundial. Pero en su centenario, la marca ha reeditado un título que logró por última vez en el año 2000, con Kenny Roberts Jr. "Inconscientemente", como admiten, Suzuki se vio con Mir luchando por el campeonato. "Estamos viviendo algo que quizás no nos tocaría", comentaba Davide Brivio, director de Suzuki, ante las opciones de lograr el título. Lo cierto es que la única moto sin patrocinador lucha por llevarse todos los títulos posibles e incluso el subcampeonato, con Álex Rins, que ayer fue cuarto y cedió su puesto en la clasificación a Franco Morbidelli, ganador en Cheste con su tercer triunfo del año. Mir, sin embargo, es el único campeón de la historia con solo una victoria, fe de su equilibrio con sus siete podios en las últimas nueve carreras.

Mir y su equipo han llegado a la cima desde la sombra que proyectaban Honda, Yamaha o Ducati, sigilosos pero regulares en sus labores. Un ejemplo de trabajo desde la humildad. Suzuki, por ejemplo, desplaza solamente a 32 miembros de la marca a cada carrera, siendo 45 el límite establecido para MotoGP por la crisis sanitaria. Suzuki es, junto con Aprilia, la única firma que no posee un equipo satélite, lo que concede menores oportunidades a la hora de desarrollar la máquina. Pero esta moto es dulce y precisa en la trazada y con ello suple su ligera inferioridad en la entrega de velocidad. En esta puesta en escena trabajan cerca de un centenar de personas, una décima parte de las que destina Honda. Mir ha sacado chispas a la creación.

Existe quien devalúa el título al versar sobre un abaratamiento de los puntos y las victorias por la ausencia de Marc Márquez. Mir defiende su hazaña. "Ganar sin Márquez no tiene menos mérito, porque no le han raptado. Asumió mucho riesgo para intentar hacer una remontada imposible, de las que nos tiene ya acostumbrados, porque es brutal, pero esta vez no le salió bien y se lesionó". A pesar de que ha firmado la friolera de 49 adelantamientos en carrera -algunos de ellos de lo más espectacular del año- y ha sido agresivo cuando era necesario, Mir también ha sabido renunciar al riesgo para ser el heredero de Marc. "Cuando no hemos podido ganar hemos sido conscientes de ello". La inteligencia, la interpretación de las situaciones es el pilar fundamental de su éxito. Mir ha demostrado tener una cabeza privilegiada. A sus 23 años ha dado una lección de veterano para convertirse en el campeón insospechado.

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