- Maverick Viñales era ahijado de la frustración. Llamado a presentar su candidatura al título como líder de Yamaha que es, y con mayor motivo dada la oportunidad que brinda la ausencia de Marc Márquez, no ofrecía el rendimiento esperado. Mientras Fabio Quartararo, piloto del equipo filial de la fábrica japonesa, ganaba las dos primeras carreras de la temporada para alzarse en el liderato, el de Roses no terminaba de culminar para sentar las bases de su proyecto de campeón. El punto crítico llegó en el Gran Premio de San Marino, cuando tomó la salida con una pole de récord en Misano pero acabó sexto, confirmando, una vez más, su tendencia a ceder posiciones los domingos, su debilidad en el fragor de la batalla. “No creo que se me haya olvidado correr en moto en solo 24 horas”, se defendió, como objetivo de las críticas. Muy malhumorado. El siguiente martes encabezó los entrenamientos celebrados en el mismo circuito y el reciente sábado volvió a rubricar la pole, también en el trazado sanmarinense. No cabe duda de que es rápido. Es el piloto con más poles en 2020, tres. Y ayer, en el GP de Emilia Romagna, en el segundo capítulo en Misano de este atípico Mundial, en la séptima cita del calendario de MotoGP, realizó un gesto que pretende callar bocas. Temperamental como es, se puso el dedo en el casco, a la altura de los labios, llamando al silencio de la crítica. Porque se convirtió en el sexto ganador diferente de la temporada. Una liberación. Un punto de inflexión para resetear a un piloto que puede estar ante la oportunidad de su vida.

Viñales ha mutado en una semana: la desesperación ahora es alegría. “No he cambiado nada”, reflexionó sobre su propuesta ayer, sobre su mentalidad a la hora de afrontar el compromiso que podía dinamitar su moral. Aunque confesó que “hemos encontrado una mejor puesta a punto”. Y Viñales ganó desde la pole como no lo hacía desde 2017. La transformación llega a tiempo para luchar por un campeonato que, dada la variedad de ganadores, con la amplitud de la competencia, es el paraíso de las oportunidades. De hecho, a estas alturas, solo 4 puntos separan a los cuatro primeros clasificados de un Mundial que sigue liderando un decrepitoso Andrea Dovizioso (84 puntos, por los 83 de Fabio Quartararo y Viñales y los 80 de Joan Mir), que ayer fue octavo pero que desde su veteranía es un guía que demuestra que este año el camino para sostenerse en la pugna por el título es sumar asiduamente. Dovi posee un podio y una victoria, pero ha puntuado en todas las carreras. Si bien, la discreción de sus resultados no alcanza para la holgura. Retiene el liderato por solo un punto. Lo mantiene, pero a punto estuvo de recuperarlo Quartararo, que perdió la tercera plaza que logró al ser sancionado con 3 segundos por pisar en repetidas ocasiones fuera de la pista. La pena retrasó una posición a El Diablo, cuarto, y devolvió a Pol Espargaró al podio.

La regularidad es objeto de deseo en el paddock. Solo tres pilotos han terminado las siete carreras. Nakagami y Álex Márquez, estandartes de Honda, son dos de ellos, pero la lucha de la marca alada está en meterse en zona de puntos; el japonés fue sexto y el catalán, séptimo, en lo que se puede denominar como un buen día visto lo visto anteriormente. El otro piloto es… el líder, que por ello es líder. Ayer, por ejemplo, no acabaron siete pilotos: seis por caída (Rossi, Aleix Espargaró, Binder, Rabat, Lecuona y Bagnaia) y uno por problemas de neumático (Miller).

El caso de Peco Bagnaia es especial. Fue la expresión de la rebeldía que asiste este año. El italiano, tras echar el lazo a Viñales en el intento de fuga, rodaba en cabeza con casi segundo y medio de margen cuando se fue a la grava. La búsqueda de su primera victoria se arruinó a siete vueltas del final y abrió las puertas a Viñales para la segunda victoria de 2020 de una máquina oficial. “Estaba recortando cuando se cayó”, dijo Mack. Ante un hipotético duelo Bagnaia hubiera vendido cara la piel. Peco clama por una Ducati oficial.

Mir, también de 23 años, otro agitador, tampoco especula. Está en ese momento en que se puede lanzarse a ciegas sin atenerse a compromisos. Pero resulta que el chico, segundo ayer, lo está haciendo tan genial que tiene el liderato a cuatro puntos. Lleva dos carreras en las que ha protagonizado probablemente los adelantamientos más espectaculares. Ante las insospechadas opciones de campeón, ¿seguirá siendo el mismo? ¿Se reprimirá? Desde luego, su estilo le ha traído hasta aquí. Y en este Mundial de puertas abiertas, es un aspirante más, como Viñales, ahora reforzado con su estreno con la victoria en 2020 para enmudecer a la crítica.

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