bilbao - Canino de velocistas el Tour, que se quedó sin esprinters en los Alpes, corriendo a cámara lenta porque, a la volata en Valence se presentó la ausencia y Peter Sagan, que siempre está. El eslovaco, capaz de atravesar el tríptico alpino que noqueó a Cavendish, Kittel, Gaviria, Groenewegen y Greipel, midió su poderío verde, el de Hulk, con Alexander Kristoff, uno de los pocos especialistas que aún sobreviven para enfatizarse en los esprines. El forzudo noruego, campeón de Europa en ruta, tuvo que claudicar ante el golpe de riñón del campeón del mundo. Peter Sagan no desconecta.
El eslovaco reaccionó de maravilla en la jornada posterior a la tortura alpina, que convirtió la etapa en el clásico: fuga, captura y esprint. Thomas De Gendt (Lotto-Soudal), Tom Scully (Education First), Michael Schär (BMC), Dimitri Claeys (Cofidis) hicieron camino hasta que a una veintena de kilómetros les cayó encima la lógica del pelotón. Groupama pensaba en Démare y Bora en Sagan. Philippe Gilbert imaginaba una sorpresa y se lanzó a un kilómetro de meta con la idea llevarse un bocado ante la falta de la jauría. Se sostenía Sagan, que no está para regalar nada y se apuntó otro triunfo para su prolífica sala de trofeos. Hat-trick en Valence para Sagan, donde el eslovaco acumuló su undécima victoria de etapa en el Tour en una jornada de rélax para los favoritos en la antesala del Macizo Central y sus requiebros. - C. Ortuzar