“Si eres joven y realmente quieres vivir de la música, vete de Vitoria; además, con 20 años, es lo suyo, hay que volar”
“Incluso quien te dice que la música no le va mucho, tiene una canción”, apunta la cantante y compositora Nagore García, más conocida como Beauty Spot
Nadie puede herirme, Unbelieving e In Dreamsson los últimos temas que a lo largo de este 2025 se están sumando a la trayectoria musical de Beauty Spot. La rueda no se detiene para la cantante y compositora Nagore García, una artista que tanto en compañía de otros –sobre todo en la época de La Fank Fea– como en solitario siempre ha sabido marcar la diferencia. Desde esa experiencia, la intérprete y creadora también mira a la situación de la escena en la capital alavesa.
Seguro que se lo han preguntado muchas veces, ¿pero de dónde viene lo de Beauty Spot?
–Pues no me lo preguntan tanto (risas). El beauty hay mucha gente que lo relaciona con temas de cosmética, por ejemplo, pero realmente beauty spot significa lunar. Es algo que me viene al pelo (risas).
Está en un 2025 con varios lanzamientos dentro de esa unión que ha establecido desde hace un tiempo con el dúo Father Alien.
–Estamos a tope, sí. Algún tema estoy haciendo yo porque la IA me está ayudando, sobre todo si quiero hacer algo de R&B ya que a Periko Ráez no le gusta nada (risas). Él no hace otra cosa que meterme temas que no van conmigo para nada y eso me está ayudando a aprender muchas cosas. Me está metiendo en varios barrizales de los que estoy saliendo, aunque sea un poco manchada. Más allá de eso, no me impongo un calendario de hacer y publicar. Vamos haciendo paso a paso. Escribir letras va de la mano a lo que vives. Así que depende mucho de tus etapas de vida. Si estás enferma, si pasas temporadas sola, si sales más... es importante. Escribir canciones depende mucho de tu día a día. Si te estancas en la vida, te atascas a la hora de escribir. Eso me pasa a mí, por lo menos. Por eso es esencial salir de tu área de confort. Eso te ayuda a tener cosas que contar.
Temas nuevos en los que, más allá del estilo, es fácil reconocer a Nagore...
–Me alegro que alguien piense así porque hay gente que dice que en alguna canción parece que no soy yo. No es así, lo que pasa es que igual es un tema más afrobeat o más... Pero sigo siendo yo. De todas formas, que la gente no me vea a mí en una determinada canción tampoco es algo que me disguste. Eso quiere decir que me estoy acoplando bien a esos nuevos estilos.
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Volver a los directos...
–Ha pasado el verano y tampoco ahora queremos buscar. Estamos muy centrados en los nuevos temas y tenemos que ensayar. Cuando nos sintamos más preparados, nos encontraremos con el público.
Tampoco a lo largo de su trayectoria ha tenido esa autoexigencia del directo por encima de todo cada fin semana.
–No, no. Lo viví en la época de La Fank Fea y aquello fue duro, máxime siendo una camarera. Si tienes los fines de semana libre, sales de currar el viernes, tienes un concierto el fin de semana pero también tiempo para descansar. En aquel momento, yo iba al revés. Iba corriendo a las pruebas de sonido, a los conciertos, al trabajo... y yo estaba reventada. No quiero seguir esa dinámica. Ahora estoy a mi ritmo. Si hay conciertos, genial, pero es verdad que me he vuelto también más exigente en ese sentido. Quiero decir que hay que ver dónde, cuándo, cómo... es la actuación. Es decir, que dentro de las posibilidades de cada uno, el tema es que te traten bien.
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El camino recorrido
Lleva ya unos cuantos años en esto. Cuando echa la mirada atrás, ¿satisfecha?
–Sí, porque cuando me pongo con algo lo doy todo. Siempre he sido una persona muy deportista y creo que eso se me ha quedado dentro. Eso y una niña incomprendida (risas).
¿Y eso?
–Desde muy pequeña jugué al fútbol. Y eso me trajo problemas con las otras niñas, que me insultaban. Mi padre era entrenador y yo con tres años ya jugaba. Incluso había profesores que me decían que no podía jugar. Yo siempre pensaba: ¿que no puedo? pues lo voy a hacer y no voy a parar hasta conseguirlo. Ese espíritu sigue dentro de mí y lo aplico a todo, también a la música. Con todo, en la música es todo muy complicado. Hay muchos grupos y muchos músicos buenos que parece que pasan desapercibidos. Hay que tener suerte para estar en ese momento en el que alguien te ve actuar y apuesta por ti. Que esa situación se de en Vitoria es casi imposible. Para que pase, hay que salir. Ahí tienes el caso, por ejemplo, de Ander Valverde (Green Valley). Es que estando aquí en Vitoria no hay mucha posibilidad de vivir de la música.
Si delante tuviera a una Nagore empezando en esto, le recomendaría...
–Vete. Si realmente quieres vivir de la música, vete. Además, con 20 años, es lo suyo, hay que volar. Si tienes tantas ganas como tenía yo, no puede salir mal. Yo tengo un tema que se titula Time, que lo grabamos en Londres, y va un poco de esto. Si lo das todo, es casi imposible que salga mal. Y ahí vuelvo a lo de la suerte. Es importante dónde estás. Pero si te mueves, más posibilidades tienes de que te vean.
De su etapa en Londres, ¿qué recuerdos musicales tiene?
–Al principio, como buscaban una cantante en un grupo, estuve haciendo pruebas. Yo no entendía nada de inglés en ese momento (risas). Pero fui allí con todo y la verdad es que acabaron encantados pero seleccionaron a otra cantante. Luego hice lo del anuncio para Chivas Regal, que fue algo que me cayó del cielo. Justo cerraron el restaurante en el que estaba trabajando y me quedé de aquella manera. En ese momento, me llamaron porque estaban buscando a una cantante que hiciera hip hop en castellano. Vamos, yo aquí cantando en inglés y me voy a Londres y me piden lo contrario (risas). Hice la letra, aunque me cambiaron algunos detalles, y hubo un momento un tanto surrealista, porque me pidieron que hiciese el tema como si fuera argentina. Pero bueno, aunque me volvieron un poco loca, la cosa salió bien y, no es por nada, pero me pagaron una pasta. Yo estaba supercontenta pensando que me iba a hacer conocida con un anuncio que se hacía para Reino Unido y Estados Unidos... pero no (risas).
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De sus primeros pasos a hoy, la música, también en lo que se refiere a la difusión, ha cambiado mucho. ¿Adaptada a este presente de redes sociales, plataformas...?
–Los músicos, al final, siempre nos hemos tenido que labrar todo. ¿Hoy es más fácil difundir tu música? Bueno, si te pones a ello... pero es que implica invertir muchísimo tiempo. Siempre he sido un poco anti ordenador, así que esto me ha venido genial porque no me ha quedado otra. Tienes que hacer las portadas, las letras, la música, los carteles, la gestión con las plataformas... Es difícil, además, estar al día de todo. Yo tengo la suerte de contar con Junaum De Luca (Father Alien) y él me va guiando.
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De los inicios, ¿qué buenos recuerdos guarda?
–Hasta los malos los convierto en buenos, así que... (risas). Lo primero en la música fue en el coro del colegio, en Valle Inclán, con seis años. Siempre bailaba mucho, hice gimnasia rítmica... es que era una chica muy eléctrica. A través del baile trabajé además para quitarme el pánico escénico que tenía.
¿Perdón?
–Sí, sí, lo tenía. El baile me ayudó, me sirvió para aprender a no pasarlo mal y salir a escena con el culo prieto.
¿Por qué siempre dentro de la música negra?
–Es que cuando era una niña estaba delante de la tele viendo a Michael Jackson. Entonces la MTV era la referencia y yo estaba delante de la pantalla viendo y bailando. Creo que siempre me ha llamado porque es una música muy fácil de bailar y sentir. Es lo que más me llamaba. La MTV entonces era muy de R&B, pop, música negra y es lo que mamé de pequeña. Además, toda la familia de mi padre son músicos. Y, de alguna manera, creo que hay algo de música en mi sangre.
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Antes decía que la colaboración con Father Alien le está llevando a otros estilos diferentes. ¿Le gusta probar?
–Sí, pero si me atranco, no me obligues porque me vuelvo loca. Periko es muy cañero en este sentido. Y reconozco que no me cuesta probar y ver qué puede pasar.
¿Cuál cree que es su sello musical?
–¿A la hora de componer y de interpretar? Junaum me suele decir que soy la justiciera. Es que me sale de dentro.
La escena local
Es un camino musical que se hace en una escena local que es...
–Un auténtica basura, una mierda. Es que cada vez está peor. A los pocos bares que se deciden a hacer conciertos les tienen muy limitados. Tú quieres mucha cultura en tu Vitoria, pero no dejas que la gente que quiere hacer, además con el dinero de su bolsillo, pueda montar actuaciones en sus locales apostando, además, por gente de aquí. Y tienes personas que está saliendo de aquí y que son máquinas. Ahí tienes a los Andino, por ejemplo. Hay generaciones muy buenas de las que algunos no tienen ni idea, por eso prefieren gastarse pastizales para traer, a fiestas de Gasteiz, a gente a los que músicos de aquí les dan 20 vueltas. Eso es lo que más rabia me da.
Ahora Vitoria cuenta, eso sí, con un número más que importante de escuelas de música a las que acuden miles de personas.
–Sabes lo mejor de esas escuelas, que trasmiten la música de una manera diferente, que les anima muchos a los niños y a la gente joven. Hacen que les guste más, enseñándoles de otra manera.
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¿Para usted qué es la música?
–Todo. Es algo que es parte de ti. Si estás mal, te ayuda a sacarlo todo. Si estás bien, te hace disfrutar todavía más. Es medicinal. A cualquier persona le dice algo esta o aquella canción. Incluso quien te dice que la música no le va mucho, tiene una canción. ¿Conoces a alguien a quien no le guste ninguna canción, ninguna, nada? Siempre hay algo que te toca. Por eso la música lo es todo para mí. Es una forma de vida. Y lo ha sido desde siempre. Si me quitaran la música, me moriría.
