Hace ya mucho tiempo que el recorrido internacional del fotógrafo gasteiztarra Jon Gorospe es de sobra conocido y reconocido. A cada paso que da, ese itineario crece por más ciudades y países. El cambio de año entre 2024 y 2025, ha sido un nuevo ejemplo de ello, con propuestas en Lisboa, París y Madrid, por citar tres ejemplos. Lo de poder compartir sus creaciones en su ciudad natal, eso sí, sigue siendo una misión que parece imposible. Por de pronto, una nueva exposición está ya en marcha. Esta vez en Oslo, ciudad a la que el autor se trasladó hace ya unos cuantos años.

Desde hace unos pocos días, de hecho, la galería KB Contemporary, ubicada en la capital de Noruega, se encuentra acogiendo la muestra Flux. En ella, esta producción de Gorospe podrá ser visitada hasta el próximo 13 de abril. La exposición ocupa dos plantas de la sala impulsada por Knut Blomstrom hace cinco años.

Urbanismo y arquitectura

Es la ciudad un punto de referencia constante en el trabajo de Gorospe, un eje que, como no podía ser de otra manera, vuelve a estar presente en Flux. Como explican desde la galería, este título de la propuesta “se refiere a la esencia siempre presente de la ciudad, la misma sustancia de la que formamos parte. Esta esencia se regenera constantemente y fluye a través de módulos arquitectónicos”.  

“Al igual que Sofronia, la cuarta Ciudad Sutil de Calvino, esta exposición se estructura en dos mitades: una fija y otra móvil. Esta dualidad refleja la coexistencia de lo permanente y lo efímero”, describen en torno a la propuesta realizada por Gorospe en este caso.

Parte de la exposición de Jon Gorospe en Oslo Jon Gorospe

Así, en la planta baja se exhibe la composición Skyline: Ascension, una pieza fotográfica monumental que simboliza el mito de la ascensión, presente en muchas religiones y culturas. Esta composición representa la elevación hacia el cielo desde la ciudad. “Su sección inferior capta la densidad y compresión de la vida urbana. En el centro del retablo fotográfico, el viaje se despliega como un pasaje hacia el cielo a través de lo sublime. Finalmente, en la parte superior, la luna emerge como un cuerpo cósmico que revela sutilmente tanto lo conocido cómo lo desconocido, aquello que aún está por descubrirse”.  

Por otro lado, en la planta subterránea se exhiben imágenes transferidas mediante serigrafía. “Estas piezas representan fragmentos de una ciudad en desaparición, una que, a pesar de nuestros esfuerzos por preservarla, inevitablemente se desvanecerá en el olvido. Impresas en blanco o negro sobre papel, estas imágenes serigrafiadas enfatizan la relación intrínseca entre la memoria y la arqueología del futuro, dos conceptos que, aunque distintos, resuenan constantemente entre sí”.