“Es tal vez la pregunta más importante”, sonríe Ángela Mallén. La respuesta es que no, no hace falta haberse leído la Odisea de Homero. “Solo necesitas saber lo que ya conoce todo el mundo, es decir, que Ulises quería volver a Ítaca”. Al fin y al cabo, Motel Milla Noventa (El Desvelo Ediciones) revisita la mencionada obra. “Tenía muchas ganas de hincarle el diente a un clásico y traerlo a nuestros días”, un propósito al que esta creación respondía de manera precisa puesto que en ella “está contenida en la historia de la humanidad”.
Así lo va a explicar esta tarde la creadora en la presentación oficial del poemario. El encuentro con el público se va a producir a partir de las 19.00 horas en las instalaciones que la librería Elkar tiene en la calle San Prudencio. Junto a la escritora se va a encontrar el también autor Kepa Murua.
A dos voces
Dos son las figuras que le sirven a Mallén para alcanzar su propósito. Está, por un lado, la voz de Ulises. “Aquí no es un héroe épico sino filosófico, que repasa los temas enigmáticos del hombre con respecto a lo desconocido y lo divino. En la Odisea encontramos las cuestiones que nos mueven como personas: el deseo de aventura y el deseo de regreso. No hemos salido de ahí”.
Solo que el Ulises de hoy “es un camionero que se desplaza no por el océano pero sí por la vida líquida. Se mueve pensando, reflexionando. Aquí aparece también otra dualidad, la velocidad y la contemplación”. Su voz se puede descubrir en una de las partes del libro, que tiene su propia portada y sentido de la lectura. Se bautiza como Nostos, que hace referencia al concepto de nostalgia.
El encuentro con el público se produce en el espacio de la calle San Prudencio a las 19.00 horas contando con la presencia de Kepa Murua
La otra voz es la de Calipso, la ninfa de la isla de Ogigia. Bueno, entre estas páginas es “una ninfa de motel”, un lugar “en medio de la nada, que no es de nadie, que está entre la vida líquida de la carretera y el cielo, que representa lo divino”. Ahí ella ofrece su hospitalidad. Esta otra parte del libro, bautizada como Xenìa, también tiene su propia portada –ambas diseñadas por Victoria O’May Alves– y sentido de lectura.
Con la publicación de este libro, que se presenta como si fuera un ouróboro, se completa un proyecto iniciado hace 14 años
Es decir, es necesario mover el libro para leerlo, más allá de que no sea necesario empezarlo por ninguna de las dos partes en concreto. “Cada una de las voces tiene su espacio. En la estructura hemos buscado que todo encaje y que sea cómodo. Para eso, la idea es que el libro tenga esta forma de eterno retorno, del ouróboro, de ciclo eterno. Es la serpiente que se da la vuelta y se muerde la cola”.
El viaje
En el medio de ambas partes se encuentran las coordenadas del motel. En torno a ellas se articula un diálogo en el que no hablan el uno con la otra o viceversa. “Lo que hacen es echarse de menos. No se responden, aunque hablan de lo mismo. Están separados pero es un diálogo, uno intimista pero ensimismado”.
Se completa así un proyecto que se inició hace 14 años y que ha conllevado un amplio trabajo de investigación, sobre todo con la intención de definir bien ambas voces: “Él habla de manera pautada, serena, filosófica y musicada. Ella de una forma incisiva, descreída y emocionante”. Así lo describe quien espera que el público pueda, a través de estas páginas, recorrer “una epopeya mental y emocional”.