Llevar las dantzas alavesas a terrenos del chachachá, por ejemplo. Es la propuesta que a partir de las 19.45 horas hacen Eduardo Moreno Quartet y Mulixka Dantza Taldea en la plaza Santa María.
Es Eduardo Moreno un músico más que acostumbrado a tocar en fiestas de distintas localidades.
–El ambiente siempre influye. Yo soy músico y nunca me ha gustado declararme como artista. Soy alguien que trabaja. Cuando te llaman para unas fiestas, tú sabes cuál es tu función. Yo hay días al año en los que puedo ser creativo, días en los que me puedo permitir hacer lo que me da la gana, y días en los que no. Cuando te llaman para unas fiestas, sabes que estás en unas circunstancia y actúas en consecuencia.
¿Cómo se lleva esto de trabajar mientras el resto está de juerga?
–Es una forma de vida. Hay gente que está habituada a trabajar de lunes a viernes en un horario concreto. Ya está. Yo, desde niño, he estado en esto. El otro día me preguntaba un amigo que cuando descansaba. Pero es que es así. Además, tienes que aprovechar. Estoy en una edad en la que me quedan unos diez años para seguir dando lo mejor de mí. Después no sé si querré subirme al escenario tanto como lo estoy haciendo por ejemplo ahora. En estos momentos tengo un volumen muy alto de trabajo. De hecho, toco en Vitoria y al día siguiente me voy a actuar a un festival en La Rioja, y el 12 tengo otra cita. Al final, te habitúas a todo, a este ritmo también.
"Este invierno vamos a intentar grabar los órganos de Rioja Alavesa. Se van a caer dentro de no mucho tiempo"
La propuesta en La Blanca
En Gasteiz sonará…
–La música alavesa que se danza. El folklore alavés para que todo el mundo pueda bailar. Lo que pasa es que vamos a intentar llevarlo a espacios cercanos al jazz y a la música latina. Pero tiene que ser algo que no se vaya a la deconstrucción o algo por el estilo. Tiene que ser algo que la gente reconozca y lo baile. Es verdad que la gente del folklore va a escuchar lo que toquemos y va a alucinar. Pero tampoco vamos a llevar esa música a donde a mí me gustaría. Si lo hiciera, alguno diría que he perdido el rumbo (risas). Eso, otro día.
En este caso, van en formato de cuarteto junto a un grupo de danza.
–Exactamente. Vamos con Mulixka Dantza Taldea. Con ellos, hacemos todas las dantzas de Álava, desde Zalduondo pasando por Vitoria y vamos a… Se van a presentar las danzas más características del territorio llevadas a géneros distintos. Se van a poder bailar. Ellos van a realizar los pasos habituales y propios de cada danza, pero lo que se va a escuchar no es lo habitual. Pasaremos por el swing, la bossa, el chachachá, la música latina… pero todo se podrá bailar.
¿Eso supone trabajar con arreglos muy complicados?
–No, no. Son elegantes. No puedes hacer algo, en este caso en concreto, para que la gente diga: no entiendo nada. Estás en unas fiestas. Lo que se presenta es algo muy fino y reconocible. La gente va a bailar los pasos que tradicionalmente ha bailado, pero de otra manera. Es decir, se va a escuchar el Paloteado de Villabuena pero a chachachá. Hay que darle la vuelta. Al final, en las danzas es todo bastante igual y el handicap es que la gente vea y escuche algo que sea variado y diferente, que no aburra. Va a ser algo bonito, sofisticado, elegante y sé que ver bailar a Mulixka va a gustar mucho. Algunas veces me han dicho que lleve esto a disco, pero no me parece. Si llevara a un álbum el folklore alavés, lo llevaría a unos límites muchísimo más decostruidos y a otros lugares con influencias mucho más lejanas. Pero no es el caso de este concierto. Sé que en esta actuación vamos a disfrutar y a pasarlo muy bien.
El gran público, en realidad, sigue desconociendo mucho las dantzas.
–Sí. Y eso que, en realidad, tampoco hay tanto. Empezaremos por un fandango, por Zalduondo, ya que de allí viene Celedón. Vamos a tocar también jotas de distintos sitios. Vamos a pasar por músicas que el gran público, como decías, desconoce. Yo soy un músico de música clásica. Pero nací en un pueblo pequeño y cuando empecé no podía hacer otra cosa que tocar en txarangas. Así que conozco un repertorio que mucha gente que solo ha estado en conservatorio, no controla. También tengo mucho amor por la tierra, por conocer el patrimonio… y eso me ha ayudado mucho, incluso con esa idea de llevar eso a otro sitio. No me gusta repetir. Puedo repetir lo que han hecho otros, pero no quiero. Como estoy aquí, lo que busco es recibir lo que han hecho otros y llevarlo a otro sitio distinto.
Próximos proyectos
Están siendo unos años con mucha actividad en distintos planos musicales para Eduardo Moreno. ¿Cuáles son sus próximos planes o toca descansar un poco?
–Yo es que siempre necesito hacer algo. Este invierno vamos a intentar grabar los órganos de Rioja Alavesa. Se van a caer dentro de no mucho tiempo. Tenemos la mejor colección de órganos barrocos de todo Euskadi y no les hago caso más que yo. Pasan todos de ellos, el clero y los políticos. No sé si nos damos cuenta de que lo que no se toca, se pierde. Vamos a intentar grabar los ocho órganos que existen con la idea de hacer un disco que también incluya información de los instrumentos, de los 22 de los que hay constancia que han existido en Rioja Alavesa, aunque solo quedan 13 y suenan 8. Quiero dejar ese documento, que se titulará Las voces que se acallan. En la próxima década va a hacer 500 años que hay órganos en Laguardia. Es un instrumento maravilloso. Y me parece un legado increíble que se va a dejar caer. Por lo demás, trabajo no me falta. De hecho, tengo conciertos como nunca. Mi música se está tocando en un montón de lugares. Estoy pudiendo, después de muchos años y muchas horas de trabajo, hacer la música como quería.