Cuando se cumplen diez años de su puesta en marcha, Tangerine Flavour se está dando con Space Cowboy todo un capricho. En estos tiempos no es nada fácil ver que un grupo publica un disco doble con una veintena de canciones. Ellos lo han hecho. Con él bajo el brazo, actúan este sábado a partir de las 13.00 horas en Hell Dorado, donde queda alguna entrada disponible.

Primera vez en Vitoria. 

–Eso es. Nunca hemos tocado allí, al menos conscientemente (risas).

Así que toca estreno y además al mediodía. 

–Es diferente. Por lo general tienes un público algo distinto que a la noche. Igual la gente va más a escuchar que de fiesta. Pero hay de todo. Hemos tenido conciertos por las mañanas que ni a las doce de la noche. A nosotros nos gusta tocar y hay que aprovechar cada momento.

"Hemos hecho literalmente lo que nos ha dado la gana y curiosamente es lo que mejor está funcionando"

Acuden para presentar su nuevo material, ‘Space Cowboy’. 

–Evidentemente vamos a hacer muchas canciones de este trabajo, pero también haremos canciones de las referencias anteriores, de Empty Fantasies y No Hard Feelings. Incluso caerá alguna versión de las que nos gustan. El concierto cambia un tanto con respecto al disco. Nos desmelenamos un poco y todo suele ser más rockero. Vamos con la idea de que sea la primera de muchas en Vitoria, la verdad.

"La gira del año pasado por Estados Unidos nos sirvió para reivindicarnos en lo que estamos haciendo porque vimos que allí se lo comían"

Lleva el grupo diez años y este es el tercer disco. ¿Qué le piden a ‘Space Cowboy’?

–Después de la pandemia, cambiamos la formación y dejamos de ser tanto una banda de americana. Este disco es el más libre. Es el producto de la suma de todo lo que hemos aprendido y de dejarnos llevar. No pretendíamos hacer un disco doble, ni nos fuimos con Paco Loco por nada en especial más allá de que nos gustaba su sensibilidad y creatividad. Hemos hecho literalmente lo que nos ha dado la gana y curiosamente es lo que mejor está funcionando. Pensamos mucho las cosas y parece que todo el mundo tiene que hacer lo mismo, cumpliendo el decálogo sobre cómo hacer canciones. Pero resulta que cuando te sales de eso, resulta que te encuentras con que es lo que mejor funciona, con lo que sales en más medios y más gente va a tus conciertos. Estamos muy felices de que así sea. 

A más de uno le va a parecer algo hasta marciano que en 2024, tal y como están las cosas en el mundo de la música, alguien publique un doble disco con 20 canciones. 

–Claro, pero al final te encuentras que la gente se está aburriendo de estar todo el rato con ahora un single, después otro, después otro... cada uno con su vídeo superbonito... ahora te lanzo 20 segundos en Instagram y después 15 segundos de TikTok... que si el Premium de Spotify, el algoritmo... es que la gente está ya hasta los cojones. Lo que quiere es volver a leerse un libro, escucharse un disco completo, ya sabes. Se componen canciones pensando en el festival en el que la vas a tocar o en la radio en la que se va a escuchar. Parece que lo último es hacer una canción. Frente a eso, pensamos en, simplemente, juntarnos para hacer canciones, saliese las que fueran. Al final fueron 20. Pues, disco doble. Y si llegan a salir 30, pues disco triple. Es que hay que poner en valor el mero hecho de hacer música. Parece que es de lo que se olvida todo el mundo. Claro que hay que llevar bien el tema de las redes, pero eso tiene que ser un daño colateral que tienes que soportar por hacer música. Es que no te puedes olvidar de disfrutar haciendo música. Es más, lo siento, pero es que son bobos. Nosotros lo hemos hecho, hemos disfrutado haciendo estas canciones, y es lo que mejor nos está funcionando.  

Tangerine Flavour Cedida

El sello de Paco Loco es inconfundible. ¿Cómo fue trabajar con él? 

–Para empezar, tiene un estudio increíble. Tiene un equipo muy retro, brutal. El espacio es genial. Además, vives al lado del estudio, con lo que no desconectas en ningún momento de la grabación. Paco es una persona muy especial. Entiendo que haya gente que no le guste nada porque es todo lo contrario a lo que hoy se considera una buena producción. Pero para la gente a la que le gustan las producciones en las que las cosas se escuchan, en las que todo tiene su sentido, en las que no se siguen las reglas establecidas, pues mola mucho. Lo bueno, en nuestro caso, es que creo que conseguimos involucrarle mucho. Le gusta mucho experimentar y nosotros le invitamos a que no se cortase. Lo único que desestimamos de lo que surgió por allí fue una caja de ritmos un poco extraña que se le ocurrió. Pensamos que los dioses del rock and roll no lo consentirían (risas).

De todas formas, ahora están en ese momento más especial, que es el de los directos. Una gira con este disco que llega después de ir el año pasado a tocar a Estados Unidos. ¿Cómo fue esa experiencia? 

–La verdad es que le echamos valentía para ir y salió muy bien. Yo iba un poco asustado. Bueno, muy asustado (risas). Claro, es que te plantas allí, empiezas a cantar en inglés la música que ellos más han desarrollado... y terminas la primera canción, abres los ojos y no sabes qué va a pasar. Pero, de repente, te encuentras con que la gente está con una sonrisa y aplaudiéndote. Eso es muy reconfortante y emocionante. La gira nos sirvió para reivindicarnos en lo que estamos haciendo porque vimos que allí se lo comían. Es más, mojaron el plato con el pan. Mola mucho la cultura musical que tienen allí. El amor a la música y el respeto al músico como un profesional más es algo que llama la atención. Aquí dices que eres músico y lo siguiente que te preguntan es ¿y a qué te dedicas? 

¿Planes para 2024: tocar todo lo que se pueda en salas y festivales? 

–Sí, sí. Ahora estamos en la parte de las salas, fechas que llegarán hasta mayo. Cuando viene el calor, llegan los festivales y afortunadamente vamos a tener unos cuantos. Después de verano, probablemente volvamos a Estados Unidos.

Sin entrar en debates de salas frente a festivales, lo cierto es que tras la pandemia, muchos escenarios han quedado muy tocados, sobre todo aquellos espacios que no se centran en los géneros de moda. ¿Las salas tienen futuro? 

–No lo sé. También te digo una cosa y no es por adular a nadie: nunca hemos tocado en Vitoria y lo que está haciendo Hell Dorado de promoción y por mover el concierto, no se hace en casi ningún sitio. Por supuesto, hay que apoyar a las salas. Pero el apoyo que tú recibes de Hell Dorado no es algo habitual en otras salas. Para nada. Yo soy de Madrid, muy bien y todo lo que tú quieras, pero aquí las condiciones que te dan las salas, en el 95% de los casos, son lamentables. En la pandemia, todos estábamos con lo de Alerta Roja y el apoyo a las salas. Después, ha pasado el covid y la mayoría de ellas no han hecho nada por las bandas. Todo lo contrario. Te encuentras muchos sitios que programan bandas jóvenes que están empezando, que meten a sus colegas. Muy bien. Pero a todos los saco fuera de la sala para las doce menos cuarto porque para las doce quiero tener el reggaeton puesto. Es el pan nuestro de cada día en Madrid. Aguantarán las bandas, las salas y los festivales que den a la música el amor que se merece. Todavía no he pisado Hell Dorado, pero viendo cómo nos han tratado hasta ahora, ya te digo yo que allí hay amor a la música. Por eso, a pesar de todo, pienso que las salas que sobrevivan serán como Hell Dorado.