Desde su Gasteiz natal y teniendo desde hace ya unos años a Oslo como ciudad de residencia, Jon Gorospe desarrolla una intensa y viajera agenda que ha pasado ya por lugares como Nueva York y Oporto, por poner solo dos ejemplos. Ahora, el artista alavés regresa a Roma para encontrarse con el público italiano –sin perder de vista el siempre numeroso turismo de la capital– con una nueva exposición. 

En concreto, desde el pasado día 22 hasta el próximo 25 de mayo, la galería 28 Piazza di Pietra, que se encuentra cerca de puntos de referencia como el Panteón, está siendo la sede para la muestra Elogio del afuera. Esta es la segunda vez que el creador gasteiztarra pasa por este mismo emplazamiento. A finales de 2021, aquí se pudo ver también Polished Cities, un proyecto que concitó mucha atención.

La actual exposición, como explican desde la galería italiana, reúne obras realizadas por el autor desde 2016 hasta la actualidad en diferentes partes del mundo. “El título de la exposición está tomado del primer capítulo del ensayo Sociedad Movilizada del ilustre antropólogo Manuel Delgado”, según describe el espacio italiano.

Del interior al exterior

“Las imágenes en la exposición tienen una narrativa abierta y etérea, pero en todas hay un intento claramente perceptible de domesticar el espacio exterior”, describen desde la galería. “Estos intentos trazan y acortan los tiempos en los que el paisaje más moderno del centro de Tokio se fusiona con los restos de la Acrópolis de Atenas, creando una sensación de globalización tanto en términos geográficos como históricos”.

Una de las imágenes expuestas en la muestra de Jon Gorospe en Roma Jon Gorospe

En este sentido, “incluso las imágenes que aluden a la presencia humana son fragmentos escultóricos instalados en lugares públicos; expresan el signo de nuestra presencia en los espacios exteriores. En esta serie de entornos y detalles, la tensión con el espacio es palpable, pero en todas se percibe la fascinación del artista, deseoso de ver más, mejor y más lejos”.

Como analiza la sala, “el acto aparentemente simple de abrir una puerta y cruzar el umbral encierra en sí mismo el significado de pasar de adentro hacia afuera, de abrirse a nuevas y diferentes experiencias. Dentro nos sentimos seguros, protegidos de las amenazas tanto físicas como morales que el mundo exterior puede presentar”. 

El exterior, por su parte, nos reserva una infinitud de sorpresas, interacciones y encuentros con lo desconocido que enriquecen nuestra existencia –añaden desde la galería–. La efervescencia colectiva y la actividad cotidiana de la multitud urbana demuestran la capacidad de interacción entre individuos”.