- Es otro tópico. Se supone que el número 13 es sinónimo de mala suerte. Para nada en el caso de Marta Lobo. La escritora gasteiztarra sigue con paso firme su camino dentro de la novela romántica y acaba de publicar Magari, que ya se encuentra disponible tanto en su versión digital como física a través de Amazon. Eso sí, la autora no puede disimular su sonrisa al recordar que su nueva creación se publicó el pasado día 4, promoción en redes sociales incluida. Justo el mismo día en el que se apagaron Instagram, Facebook y WhatsApp durante varias horas.
Dejando la anécdota a un lado, con el público se encuentra ya una historia que nació con la idea de compartir "una novela fresca para viajar ya que en estos dos años no hemos podido casi movernos. Así salimos un poco de nuestro ambiente habitual". Para ello, Lobo pone su mirada en dos escritores. Él se dedica a la novela negra. Ella a la novela romántica. Sus caminos se cruzan en la Toscana -como en otros títulos, se incluye un QR para llevar a los lectores por los sitios que aparecen mencionados-, donde se ven obligados a convivir. "A ella, él le parece un sieso, un tío raro. Y a él, ella le parece la típica tía que se va de fiesta y no piensa en nada más. Así que se encuentran ante la situación de que o conviven y escriben o ninguno de los dos hace nada".
En ese "tira y afloja", los dos se echan en cara "los típicos clichés que nos ponen a todos dependiendo de nuestros trabajos y otras circunstancias, ya seamos escritores, médicos, vascos, catalanes o lo que quieras. Ellos los terminan desmontando, eso sí". Claro que la profesión de ambos en este caso también le sirve a Lobo para hablar de los miedos, como, por ejemplo, "el que tienes cuando vas a escribir una novela y piensas que lo que haces es una mierda. Lo leen tus lectores 0, te dicen que es bueno, pero tú sigues opinando que no. Eso es la página en blanco. En el libro se dice: la vida es eso que pasa mientras el cursor parpadea. Eso es la vida de un escritor".
En este sentido, la autora también apunta al "síndrome de la impostora, el de no soy buena y me van a pillar". De eso también se habla en estas páginas desde "mi experiencia de mujer; te terminas comparando con otros escritores, con otras madres, con otras amigas, con... Siempre tenemos que ser la buena madre, la buena hija, la buena trabajadora de lo que te toque, la buena amiga... Nos machacamos mucho a nosotras mismas, nos ponemos unos niveles de exigencia muy altos. Si no llego hasta aquí, he fracasado. Si lo supero, en realidad es porque he tenido suerte".
Son algunos de los aspectos que se tratan en una historia que, por supuesto, tiene un final feliz "porque si no, no estaríamos hablando de novela romántica", aunque "no es como los que he escrito otras veces. Quería ponerme a prueba y sé que algunos lectores me van a dar caña por ello pero me he quedado a gusto con la decisión que tomé". De todas formas, ahora las valoraciones quedan en manos del público. "Cuando saqué mi primera novela, a la semana se publicaban 20 libros de romántica. Ahora, al día, salen 200. Posicionarte dentro de Amazon, hoy es muy complicado porque están premiando la publicidad. Con todo, yo tengo una comunidad que es muy fiel".
No sucede así con la novela negra, a la que se dedica uno de sus personajes. "No sé si me vería capaz de hacer una", más allá del éxito que suele acompañar al género, frente a las mirada peyorativas que recibe la novela romántica. "Escribe porque te gusta, escribe un libro como si lo fueras a leer tú, no como si alguien lo quisiera comprar. Hay mil factores después que pueden influir de una manera o de otra, más allá de que tienes que luchar más por la novela romántica que por la novela negra". Como recuerda Lobo, "en la novela romántica, todo está escrito: dos personas que se conocen, se pelean, se separan y se juntan. Lo que hace diferente a cada título es cómo haces que eso gire". De momento, y mientras se prepara una presentación de Magari en redes, "ya está la escaleta de la siguiente más o menos definida. Lo de parar no entra en mis planes. Tengo como seis u ocho historias esbozadas en libretas esperando su turno".
La Toscana sirve como escenario para una historia "con final feliz" aunque algo diferente, lo que puede sorprender a los lectores
"Cuando saqué mi primera novela, a la semana se publicaban 20 libros de novela romántica. Hoy, al día, salen 200"