El nuevo Baskonia de Paolo Galbiati se desmelenó al fin en un vibrante duelo contra el Olympiacos en el que, a pesar de la derrota, dejó una buena imagen que invita al optimismo después de la accidentada pretemporada que ha impedido a los alaveses llegar en las mejores condiciones posibles a su estreno. Tras un inicio titubeante, los locales engrasaron la máquina e imprimieron un ritmo endiablado que obligó a Vezenkov y a Fournier a recurrir a su magia para decantar la balanza en un emocionante epílogo.

El inicio confirmó lo que ya se sabía antes de la cita: que el Olympiacos iba a ser un rival durísimo. El conjunto griego entró a la cancha con las ideas muy claras y con la intención de dominar el encuentro desde el principio y lo logró gracias al acierto exterior de Dorsey y al buen hacer de Milutinov y Vezenkov por dentro.

El Baskonia, con un quinteto titular en el que entraron Sedekerskis y Howard, sin minutos en pretemporada, junto a Forrest, Diallo y Diop, fue incapaz de anotar durante los cuatro primeros minutos de juego y se encontró con un marcador desfavorable de 0-12 que ya ponía el encuentro cuesta arriba. El Olympiacos llegó a manejar una renta de 15 puntos hasta que la aparición inesperada de Frisch liberó a los locales. Ocho puntos seguidos del galo quitaron el miedo del cuerpo a los azulgranas, Howard se sumó a la fiesta del triple y redujo diferencias hasta el 20-27 al final del primer cuarto.

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En imágenes: Ambientazo en el Baskonia - Olympiacos (¡Búscate en las fotos!) DNA

Con los suplentes del Olympiacos en cancha, el Buesa enchufado y mayor confianza, el Baskonia logró desplegar el juego vertical que pretende esta temporada y encadenar buenas defensas con canastas en transición. En una de ellas llegó un mate de Forrest a cancha abierta con el que los vitorianos llegaron a colocarse a sólo dos puntos (29-31).

El Olympiacos, mascando más las jugadas, volvió a poner tierra de por medio y recuperar los dobles dígitos de ventaja gracias a los triples de Peters (33-43), pero la imagen del Baskonia era totalmente diferente. Los vitorianos compensaron su inferioridad de centímetros y de calidad con agresividad y energía, receta a la que sumaron el paso al frente de Luwawu-Cabarrot y Diallo en el epílogo de la primera parte para dejar todo abierto al descanso para deleite del pabellón (48-49).

Emoción hasta el final

Al regreso de vestuarios, el Baskonia se aprovechó de la falta de puntería de su rival, arrastrada desde el segundo cuarto, para adelantarse en el marcador por primera vez en el encuentro con un triple de Sedekerskis. El duelo se equilibró y ambos equipos fueron intercambiándose golpes, cada uno con sus armas.

Los griegos, sin el acierto exterior del primer parcial, se centraron en hacer daño bajo el aro y dominar el rebote aprovechando sus kilos y centímetros, mientras que los vitorianos, con Forrest en el origen de todas las jugadas repartiendo asistencias a diestro y siniestro, mantuvo buenos números desde el perímetro y corrió la cancha siempre que pudo, a la vez que mantenía una presión a toda cancha para evitar que su rival llegara fácil a la zona.

De esta manera, se llegó a los diez minutos decisivos con todo por decidir y el 70-73 en el electrónico. Luwawu-Cabarrot, que ya había completado un gran partido hasta entonces, entró en ese momento en ebullición y revolucionó el choque con tres acciones de tres puntos consecutivas con la ayuda de un Diop muy activo en el rebote ofensivo. Tras colocar el 81-79 el alero francés se marchó al banquillo con cuatro faltas, pero Sedekerskis y Diallo tomaron el relevo.

El guineano, de hecho, se encargó de poner la máxima renta para los alaveses con una espectacular bandeja con tiro libre adicional contra varios defensores (87-83) a cinco minutos del final, pero las dos estrellas del Olympiacos, Fournier y Vezenkov, respondieron acto y seguido para devolver la igualdad al marcador. La emoción se mantuvo, el Baskonia peleó con todo por la victoria, mantuvo su agresividad hasta el final y obligó a los griegos a hacer magia para marcharse de Vitoria con la victoria. Vezenkov, con un triple dificilísimo con Cabarrot encima, colocó el 92-96 a minuto y medio del final y Walkup, un tirador inconsistente, dio el golpe de gracia con otro triple (94-99) a 40 segundos del final. Intentó el milagro el Baskonia, pero se quedó sin tiempo. Nunca gusta perder, pero si hay que hacerlo, mejor así. Vendrán más oportunidades.