La friolera de 72 tiros de campo, apenas 31 de dos y 41 triples –eso sí, algunos precedidos de una deficiente selección de tiro por parte de un acelerado Howard–, 24 asistencias, 102 de valoración, rotaciones continuas para tratar de mantener el aire y, sobre todo, una voluntad de correr hasta la extenuación que puso en serios aprietos a un coloso de la Euroliga como el Olympiacos.
El atractivo estilo Galbiati ya está aquí y el Buesa Arena disfrutó de lo lindo pese a consumarse finalmente una de esas derrotas que no debería dejar un mal cuerpo.
Existían muchas dudas acerca de lo que podía dar de sí este Baskonia falto de ensamblaje en la jornada del bautismo continental y, aunque una aterradora puesta en escena hizo temer lo peor con más de cuatro minutos en blanco y un Olympiacos disparado hasta el 0-12, la escuadra vitoriana terminó dejando buenas sensaciones. De hecho, llevó al límite a un firme candidato al título que tuvo que exprimirse al límite para no verse devorado por la contagiosa electricidad baskonista.
Para lo bueno y lo malo, el remozado proyecto azulgrana carece de término medio. El plantel tiene carencias evidentes en el poste bajo con una alarmante falta de kilos. Queda claro del mismo modo que sus dos pequeños en el perímetro (Nowell y Howard) se verán posteados una y otra vez por sus pares con el fin de ver castigados sus pocos centímetros.
Sin embargo, el Baskonia también demostró que atesora armas suficientes para inquietar a cualquier opulento rival. Su alegre y dinámica propuesta de juego y, sobre todo, el carácter desinhibido de muchos jugadores –la carta de presentación de Diallo fue notable en este sentido– deben llevarle a ser competitivo y facturar muchas victorias a poco que sonría el acierto exterior y Galbiati termine de recuperar a sus piezas lesionadas (Kurucs y Diakite).
Ritmo frenético
Si la mayoría de los partidos de la pasada campaña resultaron tediosos y soporíferos en medio de los bostezos de la grada, la velada ante el Olympiacos estuvo presidida por un ritmo frenético que hizo las delicias del público presente. El Baskonia dio excesivas facilidades atrás, pero respondió a todos los arreones de un Olympiacos que, eso sí, aprovechó la candidez azulgrana en el tramo de la verdad.
Sendos triples de Vezenkov y un jugador poco fiable en esta faceta como Walkup, sin obviar un mate de Milutinov sin ninguna oposición tras un despiste monumental, certificaron la derrota en el Buesa Arena. Anteriormente había entrado el Baskonia en el bonus demasiado fácil ante un conjunto griego que estuvo soberbio desde la línea del tiro libre con 31 aciertos de 32 intentos. El increíble pleno se le escurrió de las manos tras un error de Dorsey en la última acción del encuentro.
En definitiva, una derrota que no deja grandes heridas, debe ayudar al grupo a crecer y alimentar la autoestima tras una pretemporada donde todo se veía muy negro.