- Doce años después de su última película, Jane Campion ha regresado al cine con El poder del perro, un wéstern lírico y lleno de tensión que presentó ayer a competición en la segunda jornada del Festival de Cine de Venecia y en el que nada ni nadie son lo que parecen.

Maestra de la sutileza y la creación de atmósferas, Campion regresa a un tema que domina, la tensión que palpita en el deseo reprimido, pero esta vez el personaje central no es una mujer sino un hombre (Benedict Cumberbacht) atrapado en su propia dureza de cowboy. “No me planteé si era un hombre o una mujer, no hago cálculos de género”, afirmó la que fue la primera mujer en ganar la Palma de Oro en Cannes (con El piano en 1993) y una de las siete nominadas al Óscar a mejor dirección en la historia. “Simplemente leí el libro de Thomas Savage y me pareció increíble, semanas después de acabarlo me seguían viniendo escenas a la cabeza”, añadió en referencia a la novela en la que se ha basado para escribir el guion.

Ambientada en Montana en 1925 -aunque rodada en Nueva Zelanda- The Power of the Dog (El poder del perro) gira en torno a Phil Burbank, un vaquero, un tipo duro que gestiona un rancho junto a su hermano George (Jesse Plemons). Todo va bien hasta que George se enamora de Rose (Kirsten Dunst), una mujer viuda que se muda a vivir con ellos al rancho donde también les visita su hijo, el amanerado y misterioso Peter (Kodi Smith-McPhee). Phil no para de atormentar a ambos hasta que un sentimiento oculto empieza a aflorar en él. “Para mi la toxicidad de este hombre viene en parte de su educación y sus circunstancias”, dijo Cumberbatch, “puedo entenderlo, su actitud defensiva, su ansiedad, su soledad, su represión y su búsqueda desesperada de una autenticidad perdida, aunque de forma inapropiada”.

La anterior película de Campion fue Bright star, con la que compitió por la Palma de Oro en Cannes. Después de eso estuvo volcada en la creación y dirección de la serie detectivesca Top of the lake, protagonizada por Elizabeth Moss. “Me lo pasé muy bien haciendo series y trabajando de forma colaborativa pero era mucho trabajo”, confesó ayer, “para mi las dos horas son un formato perfecto, la disciplina y el rigor de las dos horas”.

Como ha sucedido con otros grandes directores, ha sido Netflix quien ha permitido que Jane Campion vuelva al cine. “Lo bueno de Netflix es que nos da la oportunidad de trabajar con presupuestos que nos permiten desarrollar completamente nuestra visión, lo que no sucede con otros, y que dan valor a lo artístico”, señaló, agradecida, la directora. No obstante, insistió en que su película, por el contraste entre la enormidad de los paisajes y la escala íntima de lo que sucede a los personajes, se disfruta plenamente en una pantalla de cine. Destaca además la banda sonora de Jonny Greenwod, integrante de Radiohead, que a base de violonchelos y de un piano a veces atonal refuerza los momentos de misterio y desasosiego que recorren la trama.

Jane Campion es una de las cinco directoras mujeres presentes este año en la sección oficial en Venecia frente a 16 dirigidas por hombres. “Soy consciente de las estadísticas, no hay suficientes mujeres en la narrativa y las necesitamos porque hacemos las cosas de un modo diferente”, señaló al respecto. Pero también se siente optimista y cree que el movimiento #metoo ha supuesto un cambio que no tiene marcha atrás. “Creo que las mujeres lo están haciendo bien, en el último año han ganado el Óscar, el León de Oro en Venecia (ambas Chloé Zhao por Nomadland) y la Palma de Oro de Cannes (Julia Ducournau por Titane).