Son ya demasiados meses sin ni siquiera poder ensayar y a los coros se les está empezando a acabar la paciencia, sobre todo porque tienen desde el año pasado un protocolo de seguridad coordinado con Osalan -algo que no existe en otras muchas actividades- pero no sirve de nada. Desde otoño, su actividad está paralizada casi por completo, aunque alguna actuación, por ejemplo en el caso de Álava, se ha podido dar en torno a la época navideña. Pero nada más. Y en este viernes 16 de abril, cuando se celebra el Día Internacional de la Voz, las masas corales quieren decir basta.
Bajo el lema Kantuz bai, ixilik ez, se está poniendo en marcha una campaña de denuncia de la situación que va a cristalizar en breve en una serie de acciones de protesta y denuncia de la situación. Entre diferentes agrupaciones y federaciones territoriales de Euskal Herria ya está habiendo movimientos para reivindicar que "cantar es seguro" si se respetan las medidas de seguridad establecidas frente a la pandemia.
Desde el pasado noviembre, debido a las medidas adoptadas por el Gobierno Vasco, las masas corales del País Vasco tienen prohibido reunirse para ensayar, a pesar de que, como publicó este periódico antes de esa decisión, existe un amplio y detallado protocolo redactado por Euskal Herriko Abesbatzen Elkartea en colaboración con el departamento de Salud Laboral del Gobierno Vasco. Aún así, y aunque las autoridades han ido permitiendo en estos meses que sí se recuperen otras propuestas, no sucede lo mismo con los coros.
Entre las federaciones y agrupaciones vascas hay bastante temor a que muchas formaciones desaparezcan, teniendo eso también consecuencias laborales para los directores de coros, por ejemplo. Si otras actividades tanto laborales como culturales y deportivas sí se están pudiendo llevar a cabo sobre la base de que la seguridad completa no existe, las entidades corales están poniendo sobre la mesa qué es lo que impide que sus integrantes puedan, por lo menos, volver a ensayar de manera presencial.
La intención de la campaña de protesta que se está preparando pasa por exigir la vuelta a la actividad asumiendo todas y cada una de las medidas que sean necesarias para minimizar al máximo los riesgos, tanto las ya establecidas en el mencionado protocolo como nuevas que se puedan implementar. En este sentido, eso sí, son varias las voces que están reclamando ayudas públicas para poder, por ejemplo, afrontar el gasto de alquileres de locales de ensayo más grandes, geles y demás.