Vitoria - Ha encontrado en Gasteiz su casa laboral -es profesor en la Escuela Municipal de Música Luis Aramburu y colaborador de la Banda de Música de Vitoria- y vital. "Me siento muy bien tratado" sonríe el intérprete madrileño. Ese camino reciente hasta la capital alavesa ha coincidido en el tiempo con la preparación, grabación y publicación de Tango para un loco, disco con el que el saxofonista David Hernando Vitores hace una inmersión, solo con su instrumento, en los sonidos argentinos. Obras de Astor Piazzolla, Fernando Muslera, Ángel Villoldo, Vicente Greco, Aníbal Troílo y Bernardo Monk sirven a este propósito.

De hecho, es este último creador el que le sirvió de puerta de entrada a este proyecto. Hace unos tres años, a través de manos como las de su compañero musical Enrique Guzmán, le llegó un manual elaborado por Monk para visualizar al saxofón en el tango, género en el que el instrumento no suele estar presente. Del estudio de algunas de esas piezas pasó a introducir varias en sus conciertos con otros proyectos. "Ahí me dije: voy a hacer algo que no se ha hecho nunca", es decir grabar los estudios de Monk, sumarles los realizados por Piazzolla para flauta pero adaptados a su herramienta de trabajo y hacer un repaso a los cien años de historia del tango desde la Guardia Vieja hasta la actualidad.

El resultado se traduce en 18 temas que componen un álbum que en su versión física (CD) se puede conseguir a través de www.davidhernandovitores.com, a la espera de que en breve se publique también en formato digital. "Técnicamente ha sido un proceso complicado" describe el intérprete, que reconoce que el proyecto le ha servido de aprendizaje. "Ahora puedo hacer cosas que antes no sabía".

No en vano, el músico ha hecho todo el camino a solas. También la grabación, que se llevó a cabo en el aula 42 de la Escuela Luis Aramburu, un espacio con unas amplias cristaleras a través de las cuales se puede ver la Catedral Santa María y parte del Casco Viejo. "Es un rincón mágico, que inspira y me ha ayudado" a la hora de registrar -a uno por semana- los 18 cortes. Frente al micrófono ha estado acompañado por los saxos barítono, soprano y, sobre todo, alto, aunque quien oiga el disco se sorprenderá al escuchar partes de percusión. Para ello se ha servido de su propio cuerpo y los slaps, además de una técnica contemporánea llamada respiración circular, que se traduce en soplar mientras se respira durante mucho tiempo. "El saxofón tiene muchas posibilidades tímbricas y efectos. Eso te facilita el trabajo", dice, al tiempo que asegura que su aportación a las composiciones de los autores recogidos en el disco pasa por "trabajar con mi concepto del saxofón clásico en la música del tango".

Con todas estas sumas, Hernando Vitores ofrece un trabajo con dos vertientes. Por un lado, una reivindicación del instrumento. "La gente se va a preguntar: ¿pero se puede hacer eso con el saxofón? Pues sí, es muy versátil, puedes tocar cualquier cosa". Por otro, también hay una puesta en valor del género en sí. "Sí podemos hablar de cierto menosprecio hacia el tango a pesar de ser un género complicado y culto. En los conservatorios, por lo menos en mi época de estudiante, se consideraba, por ejemplo, la música de Piazzolla como vulgar. Pero es impresionante".

De hecho, si algo ha preocupado al intérprete con este disco es que "no se perdiese la esencia del tango con el timbre del saxofón. He estado muy atento a aprender la técnica del tango, también procurando que el saxo sonase en algún momento a un bandoneón para que no se perdiese la esencia, el estilo, la articulación. He tenido que cambiar el chip, hacer ejercicios y escuchar mucha música de tango para no faltar el respeto. Ahí, con el método de Monk, que es un revolucionario del género, he practicado y he aprendido mucho". Eso sí, no todo es técnica. "No sólo me gusta el tango por la música, también por los temas que trata: el desengaño, el amor, el odio, la melancolía? soy un músico un poco bohemio", dice con una sonrisa.