2 Maite Redondo
bilbao ? Alavesa de origen, discípula de Zubin Mehta y Ricardo Muti, confiesa que prácticamente desde niña cayó bajo el embrujo del sonido y las partituras. Pero fue aproximadamente a los 16 cuando decidió que su instrumento preferido iba a ser el más difícil de todos: la batuta. “Canalicé todos mis esfuerzos para que ese sueño se hiciera realidad. Sentí que en la orquesta podía experimentar y tener todos los colores de sonido posibles. Al igual que un pintor pinta, para mí la mayor paleta posible, desde el punto de vista acústico, es la orquesta”, confiesa Inmaculada Concepción Lucía Saratxaga (que es su verdadero nombre).
La suya ha sido una carrera de fondo que empezó hace más de 30 años en los conservatorios superiores de Bilbao y Gasteiz y que, tras formarse en medio mundo, le ha llevado a ponerse al frente de orquestas como la London Philharmonic, la Filarmónica de Israel, la Sinfónica de Roma, la de Taiwán o la Sinfónica Nacional Rusa, entre muchas otras. Además, ha sido la primera mujer en dirigir un concierto en el Vaticano. En La batuta invisible. El Liderazgo que genera armonía transmite las reflexiones de una líder, que concibe la música clásica “más que como una profesión, una forma de entender la vida”.
¿Cómo ha sido su experiencia como escritora?
?Al principio, me abrumó un poco. No es fácil transmitir tu vida en una partitura en blanco. Pero recibí esta invitación con una mezcla de responsabilidad porque creo que la música es una experiencia vital extrapolable a la sociedad. No solo puede ayudar a cambiar actitudes en unos momentos difíciles como los que estamos viviendo, sino también genera ilusión. Nadie puede sentirse indiferente al escuchar una sinfonía, actúa directamente sobre los sentimientos.
Dicen los que han trabajado con usted que sustituye el divismo y los delirios de grandeza de tantos genios por la paciencia y el trabajo minucioso.
?Estoy convencida de que es mejor influir que mandar, creo en el liderazgo trascendental, aquel que no se basa en la férrea autoridad, sino en el compromiso, el ejemplo, y la responsabilidad. Creo que la batuta invisible supone humildad y un líder o una persona responsable de un grupo debe portar su batuta con autoridad moral, no solamente formal.
Prepara cada repertorio diez horas al día durante meses... ¿Es para dar ejemplo?
?La verdad es que soy muy disciplinada, soy una persona muy comprometida con lo que hago, pero son valores que he ejercitado en mi vida y de los que me siento orgullosa. No entiendo que haya renunciado nada más allá de lo que inconscientemente ha supuesto la pasión de entregarse a la música.
¿Y cómo vive el momento de ponerse frente a una orquesta?
?Después de convivir con la obra durante varios meses y hacer que ella sea parte de mi propia respiración, llega el momento más vivo: hacer que sea un hecho real, acústicamente hablando. El contacto con la orquesta supone una conquista realmente apasionante. Ese momento es mágico, supone un abandono absoluto de la mente y el alma.
Ha confesado que dirigiendo se desnuda emocionalmente hablando.
?Así es, porque no se dirige solo con la técnica, sino también con la mirada, con el espíritu, con el alma...
¿Siente miedo escénico?
?Detrás de todo artista, hay dudas, inseguridades... pero lejos de ser algo negativo, te hace grande como profesional y como persona. Lo que sí es verdad es que gestionar en directo te da una gran serenidad y equilibro personal para otros órdenes de tu vida. Pocas veces la vida es un caos; la hacemos un caos.
Cada vez hay más mujeres directoras. ¿La música clásica ha dejado de ser tan clásica?
?La música clásica sigue siendo un entorno clásico, pero si miramos a las plantillas orquestasles de hace algunos años la presencia masculina era abrumadora. Hoy, está más equilibrada, va a ser un escenario que pronto va a estar conquistado también por las mujeres. Esta riqueza de sensibilidades, tanto las que nacen del género masculino como del femenino, es lo que enriquece al arte.
Y usted, ¿se ha sentido discriminada en alguna ocasión por el hecho de ser mujer?
?Ha podido generar más expectación, pero ésta se desvanece cuando priorizas las importancia de la música sobre lo demás. Para dirigir, una mujer puede tener tanta fuerza como un hombre, y éste tanta sensibilidad como una mujer, con lo que no hay unas características singulares.
¿Ha llegado ya a su meta?
?Me siento privilegiada de haber tomado un camino que me hace muy feliz, con mis puntos débiles y mis picos de debilidad, pero no creo que haya llegado a ningún lado, porque siempre el próximo concierto exige otra implicación personal exactamente igual que el anterior. Yo siempre miro hacia adelante. l