vitoria. Empezó como una exhalación de notas la velada del David Binney Quartet en el Principal, con otro de los buenos aforos que vienen caracterizando el programa paralelo a Mendizorroza. Y alternó esa fuerza orgánica con momentos minimalistas entre los que se coló el gran solo del líder. Pero fue entre el torbellino y la apoteosis conceptual cuando mejor se movió el proyecto del saxofonista neoyorquino, que puso otro sello vanguardista al programa del céntrico teatro, ataviado estos días de discursos contemporáneos que poco tienen que ver con el swing más poderoso del jazz, con el desenfreno de las emociones primarias. La cinta aislante volvió a salvar el micro principal. Foto: alex larretxi