La piel, el órgano más importante y extenso del cuerpo, es el perfecto reflejo de cómo nos cuidamos. Ya sea por la alimentación, ejercicio físico, exposición al sol, estado hormonal o incluso la edad, puede experimentar colores inesperados que avisan de que algo no marcha bien, poniendo en riesgo nuestra salud.
Es más, la dermatóloga Ana Molina, una profesional con gran presencia en las redes sociales, ha informado de este fenómeno y de cómo actuar correctamente para que el cutis recupere su tono natural.
Mucho más que manchas marrones
Si bien normalmente tenemos en mente las manchas marrones, causadas por la melanina, pueden tomar colores muy diferentes: azul, amarillo, verde, gris, etc. A veces, son cambios transitorios que no significan nada.
Aun así, hay que prestar atención a cualquier síntoma, pues podrían ser señales claras de necesitar atención médica. Tal y como informa esta dermatóloga, “la piel no miente. Es un lienzo en el que se proyectan desequilibrios internos”.
Amarillo: la ictericia como aviso
Si la piel y hasta el blanco de los ojos adquieren color amarillo, estamos hablando de ictericia. Ocurre por la acumulación de bilirrubina en la sangre y normalmente tiene que ver con problemas hepáticos, biliares o hasta con enfermedades que afectan a los glóbulos rojos, por lo que no se puede pasar por alto.
Azul o morado: la falta de oxígeno
Sucede cuando la piel coge un color azul o morado y conocido como cianosis, que consiste en que los tejidos no reciben suficiente oxígeno. Se puede apreciar en uñas o labios, por ejemplo, y tienen que ver con enfermedades respiratorias o cardíacas. Por lo tanto, no se puede perder de vista.
Verde: tabaco, cosméticos y bacterias
La piel puede verse de color verde por culpa de infecciones de bacterias como la ‘Pseudomonas’, que aparecen en heridas o quemaduras. Asimismo, está relacionado con el tabaco y el uso en exceso de cosméticos, de ahí que se le llame también “cosmetorexia”, que son rutinas que afectan a la piel.
Rojo: de la emoción a la inflamación
El color rojo en la piel aparece por emociones intensas o incluso alergias, fiebre e inflamaciones. Es el caso de enfermedades como el lupus, así como por enrojecimientos en forma de “alas de mariposa” en la cara.
Marrón y grisáceo: enfermedades metabólicas
Hay enfermedades del metabolismo, como la insuficiencia renal, ligadas con el tono marrón o gris. También hay medicamentos o hasta gestos como la exposición al sol sin protección que pueden afectar a estas alteraciones.
Otros signos en la piel
Hay otros indicadores y claros de que la piel no se encuentra en buen estado, como la sequedad. Es un problema que se asocia a tiroides o diabetes, o la descamación o picazón, que van ligadas a problemas nutricionales o alergias.
Por otra parte, hay veces que, sin motivo aparente, se ven moretones, pérdida de elasticidad y textura en la piel, junto con otros problemas cutáneos, a los que hay que prestar la atención necesaria.