Mike James, díscolo y temperamental donde los haya tanto dentro como fuera de la cancha, ha vuelto a dar la nota en la última jornada de la Liga francesa, en la que el Mónaco se impuso al Le Mans a domicilio por 84-93.

A falta de poco más de tres minutos para la conclusión del encuentro, y con la victoria decantada con claridad hacia el conjunto del Principado, una posible falta de Johnny Berhanemeskel que no fue señalizada por los árbitros al invadir el cilindro de tiro, desencadenó la furia del base estadounidense.

Tras una primera técnica por parte del árbitro Yohan Rosso, recibió a renglón seguida la segunda debido a sus reiteradas protestas. Ello motivó su consiguiente expulsión, pero James trató de acercarse al colegiado francés entre fuertes descalificaciones que se percibieron con claridad.

Quien fuera base del Baskonia, que anotó 16 puntos en dicho partido, tuvo que ser incluso apartado por sus propios compañeros como Begarin y Okobo para que la sangre no llegara al río. Finalmente se marchó a los vestuarios entre la pitada generalizada de la afición local.

Es posible que dicho comportamiento desemboque en una sanción ejemplar por parte de la Federación francesa. En el caso de James, llueve sobre mojado porque tiende a descargar su ira sobre los árbitros cuando las cosas no le van bien.

Tras la expulsión, James expresó su frustración en su cuenta de X, denunciando lo que consideró una falta claramente antideportiva. "¡Antideportiva! ¿Pero qué pasa si me lesiono?", publicó un contrariado James.