Tras la buena imagen mostrada pese a la derrota en el debut de Euroliga contra el Olympiacos, el Baskonia se llevó un jarro de agua fría en su visita al Asvel, no tanto por la derrota en sí ante uno de los equipos débiles del torneo, sino por cómo se produjo después de que los azulgranas dominaran con puño de hierro el primer cuarto de hora del encuentro. Sus problemas en el rebote defensivo y sus pérdidas, sin embargo, devolvieron al partido a los franceses, que una vez vieron un resquicio en los visitantes, se crecieron y cambiaron el guión por completo con un parcial demoledor.

El conjunto gasteiztarra, pese a repetir el quinteto inicial formado por Forrest, Howard, Diallo, Sedekerskis y Diop, entró al encuentro mucho más centrado que en el arranque del duelo contra el Olympiacos tres días atrás. Los de Galbiati entraron a la cancha con una marcha más, superaron a su rival por velocidad intensidad en ambos lados de la cancha y, primero con la conexión entre Forrest y Diop y después con el acierto de Luwawu-Cabarrot, fue poco a poco escapándose en el marcador.

El alero francés retomó las cosas donde las dejó el martes y con enorme acierto y 10 puntos en el primer cuarto fue el principal responsable de que el Baskonia llegara a manejar una holgada ventaja de 15-28 que reflejaba lo visto sobre la cancha. Eso sí, la concesión de algunos rebotes ofensivos y la irrupción de los experimentados Lighty y De Colo en ataque permitieron al Asvel reducir diferencias al final de unos diez primeros minutos de anotación elevada en los que se jugó a lo que quiso el Baskonia (26-33). 

El ritmo descendió ligeramente en el segundo cuarto, en el que la fatiga forzó a los azulgranas a soltar el pie del acelerador, aunque sin perder el dominio del encuentro. También se mantuvo el acierto desde el perímetro, esta vez con Spagnolo y Frisch para recuperar la ventaja de 13 puntos ante un Asvel que parecía convaleciente hasta que Seljaas, su jugador más destacado en el encuentro, llegó al rescate.

Se las prometía muy felices el Baskonia con el 30-43, pero el tirador norteamericano, que con actuaciones así no tardará en labrarse un nombre en la Euroliga, se alimentó de las pérdidas visitantes y reactivó a sus compañeros a base de triples. Con 16 puntos y un 4/4 desde el perímetro en la primera parte, comandó un parcial de 18-2 que sorprendió al Baskonia y le dejó por debajo en el marcador al descanso tras un inverosímil triple a una pierna de Harrison (48-45).

Segunda parte frustrante

Al regreso de vestuarios, el cuadro vitoriano intentó retomar el mando del encuentro, pero sus continuas pérdidas y concesiones en el rebote le impidieron correr la cancha como lo hizo en el primer cuarto de hora a pesar de las lesiones de Harrison y De Colo, dos de las puntas de lanza de los locales. De hecho, el parcial siguió estirándose hasta alcanzar el 26-5, obra de un triple de Jackson que colocó el 56-48.

Los alaveses amagaron con volver a meterse en el partido con algún triple aislado, pero la frustrante incapacidad de cerrar el rebote defensivo jugada tras jugada fue desgastando a los de Galbiati hasta el punto en que el Asvel, lanzando con peores porcentajes pero muchos más tiros, consiguió establecer su máxima ventaja hasta entonces (77-66) al cierre del tercer cuarto con una acción de dos más uno de Jackson.

Necesitaba el Baskonia algo a lo que aferrarse para creer en la remontada y cinco puntos seguidos de Howard para empezar el parcial decisivo (77-72) parecían una buena razón para creer, pero los de Galbiati no consiguieron cerrar filas en defensa y se fueron disolviendo con el paso de los minutos.

El quinto triple de Seljaas y una antideportiva señalada a Diallo tras un dos más uno propio que propició una jugada de cinco puntos para el Asvel hicieron mucho daño a los alaveses, que a cinco minutos del desenlace se encontraron con un marcador adverso de 94-78 que convertía la remontada en una utopía.

Fueron unos minutos en los que el Baskonia regresó a sus vicios del curso pasado, se resquebrajó y sólo se reencontró con sí mismo cuando ya no había nada que hacer. De hecho, pudo haberse puesto a tres puntos a 50 segundos del final si Cabarrot hubiera acertado desde la personal, pero ni eso salió. Al final, 0-2 en el casillero y el Panathinaikos en el horizonte. Pero antes toca pensar en la ACB.