El fichaje de Luka Samanic el pasado 30 de diciembre supuso un soplo de aire fresco y un salto de calidad para la plantilla del Baskonia, que pedía a gritos un jugador de su perfil para enriquecer un juego interior escaso de efectivos. Con él, se añadió una figura con la misión de dar minutos de refresco a Moneke en el puesto de ala-pívot y la capacidad de abrir la cancha como alternativa en el cinco y contrapunto a Diop y Hall, de un perfil muy diferente.

Los primeros encuentros del croata como azulgrana resultaron ciertamente esperanzadores, ya que ofreció un gran rendimiento en pocos minutos de juego y se vieron trazas de la gran calidad que atesora, algo que provocó que las expectativas generadas fueran muy altas. Sin embargo, las jornadas han ido avanzando y Samanic, en lugar de haber mejorado según ha ido conociendo las dos competiciones y a su equipo, parece haberse estancado o incluso dado un paso atrás.

Sus mejores actuaciones como baskonista, de hecho, las completó durante en sus primeros partidos a las órdenes de Laso en el mes de enero, cuando se le vio muy motivado y sorprendió a las defensas rivales con su agresividad y capacidad de llegar al aro poniendo el balón en el suelo y haciéndose hueco mediante un trabajado juego de pies.

Su segundo y tercer encuentro en la Euroliga, ante la Virtus Bolonia y el Olympiacos respectivamente, resultaron volcánicos al registrar 16 puntos, 8 rebotes y 18 créditos de valoración en 20 minutos de juego en el primero de ellos y 17 puntos, 4 rebotes y 16 de valoración en el segundo en sólo 17 minutos.

Sus dos mejores actuaciones en la liga doméstica también llegaron en esas fechas, ya que en su estreno en la ACB registró su máxima valoración al sumar 17 créditos, 11 puntos y 6 rebotes en 18 minutos ante el Leyma Coruña, mientras que en su segundo compromiso liguero se fue hasta los 15 puntos y 13 de valoración en 21 minutos ante el Real Madrid.

Por momentos, dio la sensación de que podía cuestionar seriamente la jerarquía de Moneke en el puesto de ala-pívot, mientras que Diop y Hall también perdieron protagonismo en favor de la alternativa de colocar al croata en el puesto de pívot para jugar con un quinteto más pequeño y abierto, táctica muy socorrida por Laso durante el mes de enero.

Pérdida de efervescencia

Los mencionados cuatro partidos invitaron al optimismo, más aún teniendo en cuenta que Samanic aún debía superar el lógico tiempo de adaptación para poder mostrar su mejor versión, pero ha perdido ese ímpetu inicial y, de hecho, está quedando señalado en algunas actuaciones como la visita al Real Madrid del pasado domingo, en la que estuvo muy tibio en labores defensivas y dejó escapar rebotes fáciles que a la postre terminaron costándole caros al Baskonia.

Si se obvian los tres primeros encuentros de Samanic en la Euroliga y los dos primeros en la ACB, la imagen del croata es la de un jugador de incuestionable calidad y talento ofensivo con buenas condiciones físicas para jugar tanto en el puesto de cuatro como en el de cinco, pero irregular, poco aplicado en tareas defensivas y con un carácter frío que no termina de conectar con la grada del Buesa Arena.

Tampoco convence del todo a Pablo Laso, que le está concediendo alrededor de 15 minutos de media en ambas competiciones y que en más de una ocasión lo ha dejado fuera de la rotación cuando los partidos se le han complicado y ha tenido que recurrir a sus hombres de mayor confianza. Que ante el Real Madrid con la baja de Moneke sólo disputara 11 minutos de juego es sintomático del bajón en sus prestaciones.

Sus números también han caído notablemente. De los 12,67 créditos que promedió en sus tres primeros partidos en la Euroliga ha pasado a 5,57 en los últimos siete, mientras que en la ACB la brecha es aún mayor con 15 créditos de media en sus dos primeros compromisos frente a los 3,28 que ha promediado en los siete siguientes.

Teniendo en cuenta que Samanic llegó al Baskonia con contrato hasta final de temporada y la opción de prorrogarlo un curso más, deberá recuperar la versión de sus primeras actuaciones como azulgrana si quiere optar a seguir un año más en Vitoria-Gasteiz, ya que su rendimiento en las últimas semanas no está resultando para nada convincente. En sus manos está dar un paso al frente. El equipo lo necesita.