Howard, más sacrificado que nunca, adopta un nuevo traje
A falta de acierto, el escolta estadounidense destaca esta vez por su entrega atrás y una gran estirado al suelo ante el Barcelona
El Baskonia obtuvo ante el Barcelona una victoria con grandes dosis de suspense y agonía. Por fin pudo ahuyentar los fantasmas que le atenazaban en los finales igualados pese a incurrir en dos absurdas pérdidas de balón dentro del último minuto que alteraron de forma notable el estado cardíaco de su sufridora afición.
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Por fortuna, la mano salvadora de Trent Forrest a falta de cinco décimas evitó una nueva derrota en la Euroliga. Se vio premiado de esta forma el trabajo y la laboriosidad de un equipo vitoriano a remolque durante muchos minutos de la primera mitad pero superior al rival culé tras el intermedio, en buena medida, merced a la mejoría defensiva.
Al margen de la verticalidad de un Moneke capaz de acariciar una jornada más las dobles figuras (22 puntos y 9 rebotes) y lanzar 12 tiros libres o el trabajo de intimidación de Hall (4 tapones), el Baskonia también agradeció ante el Barcelona el inesperado empuje atrás y la entrega de Howard.
La moneda sonríe al fin al Baskonia (88-86)
A falta de acierto desde la larga distancia –una noche más vivió una noche tormentosa y estuvo ansioso con una solitaria canasta de ocho intentos en tiros de campo–, el escolta estadounidense tuvo un impacto importante en facetas donde no suele brillar.
Una estirada espectacular
Es cierto que acabó tan solo con cuatro puntos, pero esta vez no todo fue negativo alrededor de una estrella cuya esfuerzo resultó de lo más generoso. Lo ilustró una jugada a falta de tres minutos para la conclusión en la que se lanzó al suelo como un poseso para rebañar un balón que podía acabar en las manos de Abrines.
Gracias a esa estirada al suelo más propia de un portero de fútbol, el balón acabó en las manos de Forrest, que culminó el contragolpe con un espectacular mate que encendió los ánimos de un Buesa Arena entregado a la causa alavesa.
Esa jugada sirvió para elevar de forma momentánea el 80-78 al marcador y dio confianza a Howard porque, a renglón seguido, llegaría su único triple del partido que permitió al Baskonia seguir arriba (83-80).
Con anterioridad, el de Nueva Jersey había vivido otra noche de perros ante el aro blaugrana. Maniatado por los férreos grilletes de Abrines, sufrió de lo lindo para anotar. Precisamente su primer punto –un tiro libre– llegó bien avanzado el choque tras una técnica señalizada al alero mallorquín por sus protestas.
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Buen conocedor de sus virtudes y defectos, Peñarroya volvió a ordenar a sus jugadores que le atacaran en muchos momentos de la velada. Fueron habituales las jugadas en las que Satoransky o Punter trataron de postearle cerca del aro, pero Howard no se arredró en esta ocasión poniendo bien el cuerpo en las acciones defensivas y protegiéndose de las faltas que le han penalizado durante tantas veces en los últimos tiempos.
Queda claro que la actual versión de Howard no es la esperada por el Baskonia, pero esta muestra de ser un jugador con las constantes vivas puede ser el punto de inflexión deseado para que el 'killer' azulgrana vuelva a ser el de antes.