El Baskonia se quitó ante el Barcelona un gran peso de encima al imponerse al fin en un desenlace agónico. El conjunto gasteiztarra compitió a gran nivel durante una cita igualadísima, se fue reponiendo a las rachas de su rival y consiguió, gracias a una canasta ganadora de Forrest, salvar una victoria que tenía en su mano a 40 segundos del final y que se complicó con sus propios errores.
El partido comenzó con un alto ritmo, especialmente por parte del Barça, que con su agresividad defensiva y aprovechando los errores tempraneros del quinteto formado por Forrest, Baldwin, Luwawu-Cabarrot, Moneke y Diop, logró encontrar canastas fáciles en transición. Fue de esta manera y con Satoransky al frente de las operaciones como llegó la primera ventaja de los visitantes con el 6-12.
Reaccionó ligeramente el Baskonia tras ello. Los alaveses encontraron mejores situaciones de tiro con los cortes a canasta de Moneke y Luwawu-Cabarrot, aunque la distancia apenas se movió hasta que, en el epílogo del primer cuarto y ayudados por una antideportiva de Parker, Moneke, Samanic y Hall hicieron daño bajo el tablero para lograr igualar el choque con el 23-23.
En la reanudación, sin embargo, un entonado Darío Brizuela apretó el acelerador e impulsó de nuevo al Barcelona, que consiguió con demasiada facilidad canastas de dos más uno ante la tibia defensa local. Entre Brizuela y Metu, con dos acciones de tres puntos cada uno, encadenaron un parcial de 0-12 con el que los catalanes establecieron su renta máxima (25-37).
Reaccionaron los alaveses con un parcial de 7-0, pero siguieron siendo incapaces de cerrar filas en defensa y el Barça devolvió el golpe en un abrir y cerrar de ojos. Eso sí, la defensa de los catalanes también brilló por su ausencia. La locura y el intercambio de rachas continuó y eso terminó beneficiando al Baskonia, que sin mucho acierto, pero con un gran dominio del rebote ofensivo pese a la presencia de Fall, encontró la manera de devolverle el parcial de 12-0 a los de Peñarroya y marcharse al descanso sólo dos puntos por detrás (44-46).
Máxima igualdad
La segunda mitad comenzó sin el vertiginoso ritmo anotador de la primera. El Baskonia intentó controlar algo más el encuentro, las canastas llegaron con cuentagotas por parte de ambos conjuntos y en ese contexto los gasteiztarras lograron adelantarse por primera vez en el marcador desde el 2-0 inicial. Lo logró Moneke con un triple sobre la bocina (51-50) y Baldwin y Luwawu-Cabarrot, con acciones individuales de mucho mérito, lograron darle continuidad al buen momento local.
Ese juego de posesiones largas parecía beneficiar a los alaveses, mientras que el Barcelona aprovechaba cada oportunidad de correr la cancha y cada error local para anotar y aferrarse al choque. Con un Howard más reconocible tal vez los de Laso habrían conseguido un pequeño colchón para afrontar el cuarto decisivo, pero el 65-64 que reflejó el marcador dejó todo abierto para los diez últimos minutos y el presagio de otro final agónico.
De hecho, el guión se mantuvo en la reanudación, con ambos conjuntos intercambiándose golpes sin que ninguno de los dos lograra romper la igualdad. Lo intentaron una y otra vez los alaveses, primero con las internadas de Moneke, después con los muelles de Donta Hall barriéndolo todo en la zona y más adelante con un complicado triple y un espectacular mate de Forrest que puso de pie al Buesa Arena, pero el Barça tuvo siempre respuesta mediante Metu o un Núñez que fue de menos a más en el encuentro.
De esta manera, se llegó al último minuto del encuentro con la diferencia de un punto aún reinando en el electrónico (83-82). Tras una mala posesión y cuando el reloj se agotaba, Moneke anotó un triple lejano que parecía encarrilar el partido, más aún cuando Parker falló su triple a 41 segundos del final, pero el Baskonia no quiso hacerlo por la vía fácil.
Primero, perdió el balón tras saque de fondo por pasos de Forrest y después de que Núñez recortara distancias (86-84) y tras tiempo muerto de Laso, los locales volvieron a perder el balón con un pase de quarterback de Luwawu-Cabarrot que se fue a la grada. A tres segundos del final y con Hall como defensor, Punter igualó el choque con un tiro de media distancia. Pero aún quedaban tres segundos. Esta vez, sacando de cancha rival, la pizarra de Laso sí funcionó y Forrest se hizo hueco hasta la pintura para dejar el balón con delicadeza dentro del aro para delirio del Buesa Arena. Las cinco décimas restantes no fueron suficientes para Brizuela y la victoria se quedó en casa.