El Baskonia ha consumado este domingo su primer fracaso en la ‘era Laso’ tras caer de manera estrepitosa en su visita al Girona y decir adiós –aún no de forma matemática pero sí virtual– a su participación en la Copa del Rey prevista en Las Palmas. En concreto, son cuatro de las últimas seis ediciones en las que la entidad vitoriana no ha hecho acto de presencia, fruto de un inicio de temporada indigno a todos los niveles.
Ahora bien, queda claro que el Baskonia no ha sido merecedor de participar en la Copa por méritos propios tras un puñado de derrotas hirientes y ello constituye el primer fracaso para una entidad de su categoría.
Los desdibujados hombres de Pablo Laso, tal y como se viene repitiendo prácticamente desde el inicio de curso, volvieron a tropezar con la misma piedra en su visita al pabellón de Fontajau y dejaron encarrilada la victoria a su adversario prácticamente desde el segundo cuarto.
La escuadra vitoriana, hundida en la absoluta mediocridad, fue a remolque debido a sus graves desconexiones, que propiciaron parciales de 15 puntos en contra sin atisbo alguno de que pudiera haber un punto de inflexión en sus filas.
La sensación es que prácticamente ningún integrante de la plantilla azulgrana se puso el mono de trabajo en Fontajau. Es cierto, eso sí, que el Baskonia llegaba a Girona después de una semana con tres compromisos y el desgaste que ello conlleva a nivel físico y mental.
Sin embargo, tan solo Rogkavopoulos, el solitario halo de luz en las últimas semanas, pareció tener algo de amor propio en sus venas. Del resto de la expedición azulgrana, mermada, en cualquier caso, debido a las sensibles bajas de Markus Howard, Kamar Baldwin y Tadas Sedekerskis, apenas hubo conclusiones positivas que extraer, y no son pocos los jugadores que quedan señalados tras consumarse el primer desengaño de la temporada.
imagen indigna El Baskonia tocó fondo en Girona y fue un ‘cero’ en los intangibles. El bloque dirigido por Laso se vio superado desde el salto inicial ante un rival mucho más enérgico y centrado, pero que, hasta la fecha, tan solo sumaba cuatro victorias en el campeonato doméstico. La tiranía de Juan Fernández, que empequñeció a los interiores azulgranas hasta límites insospechados, resultó sangrante a más no poder.
Pero el Baskonia no solo suspendió en lo anímico, sino también en todos y cada uno de los aspectos tangibles del juego. El equipo vitoriano capturó 30 rebotes frente a los 46 de su adversario, lo que propició numerosos regalos en las segundas jugadas al Girona.
El juego interior azulgrana no dio la talla ante un equipo que no destaca precisamente por su fortaleza en la pintura. En lo que al juego en estático se refiere, ni Forrest ni Jaramaz exhibieron un mínimo de clarividencia para encontrar a sus compañeros en situaciones de tiro favorables, y la gran mayoría de ataques fueron jugadas individuales sin ningún tipo de criterio.
En definitiva, si bien el espejismo de la contundente victoria frente al Leyma Coruña alimentó la ilusión de lograr el billete hacia la Copa, el Baskonia demostró en su incursión en Girona todos y cada uno de los motivos por los que, a fin de cuentas, no merece ser uno de los ocho candidatos al título en Gran Canaria.