Howard pierde por goleada la batalla anotadora ante Nunn
El exterior baskonista se ve amargado por los pesados grilletes defensivos de Kalaitzaikis
Uno de los atractivos de la noche en el OAKA debía ser el pulso anotador entre Kendrick Nunn y Markus Howard, dos mortíferos escoltas que sin pestañear son capaces de hacer un roto al más pintado. Pues bien, para desgracia de los intereses azulgranas no hubo color en esa pelea exterior que podía decantar la balanza hacia uno u otro lado.
Mientras Nunn justificó en la cancha ateniense las razones por las cuales se ha convertido en el mejor pistolero del Viejo Continente en la actualidad, Howard estuvo completamente difuminado.
Ataman agradeció el mágico estado de confianza de su efervescente anotador en el perímetro, pero Laso se quedó con la miel en los labios. De hecho, reapareció la versión más desconcertante del jugador llamado a desequilibrar en la ofensiva que tras brillar ante el Maccabi volvió a ver el aro demasiado pequeño.
El Baskonia, desfigurado en el Oaka
Para ser sinceros, eso sí, ni el Panathinaikos consiguió una incontestable victoria únicamente gracias a la mano de seda de Nunn ni el Baskonia no hizo acto de presencia en el OAKA debido a las uñas poco afiladas de Howard, cuya primera canasta no llegó hasta el filo del descanso cuando el marcador reflejaba un concluyente 48-32 para los griegos.
El escolta azulgrana no lo tuvo nada fácil. En parte porque tuvo que convivir desde el salto inicial con la alargada sombra de Kalaitzakis pisándole los talones y echándole el aliento en la nuca.
El perro de presa encomendado por el viejo zorro Ataman para reducir su álgido manantial anotador, que dispone de una formidable envergadura y unos brazos muy largos, le amargó la existencia de mala manera y Howard quedó reducido a la nada. No en vano, tan solo anotaría otra canasta más para acabar completando una triste estadística con 5 puntos y 2 de 10 en tiros de campo (-2 de valoración).
Pocos minutos tras el descanso
Laso se percató de que no era el día de Howard y redujo considerablemente su cuota de minutos. A raíz del parón que se originó en el partido al inicio del tercer cuarto tras la escalofriante lesión de Lessort y el problema de salud de varios aficionados griegos en las gradas, el estadounidense fue retirado de la pista con el objetivo de pensar en futuras batallas. De hecho, Tadas y Raieste conformaron la línea exterior durante buena parte de la segunda mitad.
Nunn, por su parte, siguió a lo suyo hasta el terrible mazazo de ver a un compañero suyo salir de la cancha con el tobillo colgando. Tras anotar 20 puntos en la primera mitad y verse golpeado anímicamente por la lesión del pívot francés, que hasta ese instante había gobernado a su antojo la velada en la 'pintura' ante la tibieza de Hall, Ataman creyó que el trabajo ya estaba hecho.
En la segunda mitad, Nunn apenas se dejó ver cediendo el testigo anotador a Lorenzo Brown. El base nacionalizado español consiguió 18 puntos en 17 minutos ante un Baskonia que bajó los brazos y ni siquiera aprovechó los minutos de la basura para obtener un marcador más decoroso en su visita a Atenas.
La plegaria tras el final del partido
Howard, por otro lado, dejó al término del choque ante el Panathinaikos una de las estampas más impactantes de la presente edición continental.
Tras el 104-69, el 'killer' del Baskonia mostró todos sus valores como gran deportista y de paso sus fuertes convicciones religiosas. De hecho, se coló en la piña del Panathinaikos en el centro de la cancha para rezar una oración por el estado de salud de Mathías Lessort, gravemente lesionado en el tercer cuarto tras pisar de manera fortuita a Moneke y caer todo su cuerpo sobre la otra pierna.
El pívot francés se desestabilizó y al apoyar el pie izquierdo en busca del equilibrio, se le fue por completo el tobillo, a la par que comenzó a gritar de dolor. Una acción muy dura de presenciar por la que su tobillo izquierdo acabó colgando y que congeló el ánimo de todos los presentes en un OAKA convertido en un funeral.