A Chima Moneke le han bastado únicamente cinco partidos para convertirse por méritos propios en el corazón del Baskonia. Gracias a una energía de un valor incalculable, el ala-pívot nigeriano ahorró un susto al equipo vitoriano en el Palacio de los Deportes, rendido a los pies de un todoterreno que, más allá de sus sobresalientes números (26 puntos y 11 rebotes), tuvo un impacto brutal desde su ingreso en pista.

Peñarroya incluyó a Dani Díez en el puesto de cuatro en el cinco inicial, pero pronto se vio obligado a recurrir a varios integrantes de la unidad B para insuflar algo de chispa y electricidad a un Baskonia adormecido y caótico en los albores con multitud de pérdidas de balón.

Pues bien, Moneke fue el jugador que le cambió por completo la cara al equipo. El ex del Manresa prendió la mecha de la intensidad tan necesaria para imponer la lógica en la cancha de uno de los humildes de la ACB. Lo hizo todo bien porque no solo impuso su atleticismo en varias acciones atrás sino que en ataque ofreció el repertorio propio de la estrella más rutilante.

Y es que Moneke se cansó de anotar canastas de todos los colores. Se hinchó en transición como a él tanto le gusta llegando como el 'trailer', aunque en el cinco contra cinco posicional también fue básico para la estabilidad del juego azulgrana. Sus pares le flotaron en más de una ocasión y el nigeriano embocó tres triples con personalidad.

37 créditos de valoración

Sin embargo, añadió otros interesantes registros a su juego como varios eléctricos fuera-dentro en los que se fue de su par por velocidad e incluso tuvo arrestos para pedir el balón de espaldas al aro y sumar gracias a buenas dosis de talento.

La exhibición de Moneke quedó concretada en 37 dígitos de valoración con unos porcentajes de escándalo. No en vano, tan solo erró tres de sus trece tiros de campo y completó la faena con un pleno de tres de tres en tiros libres, tres asistencias y tres faltas recibidas.

Moneke avanza hacia canasta con el balón controlado ACB Photo/F. Rodríguez

Dado que el Granada apretó de lo lindo en la segunda mitad en pos de la remontada, Peñarroya tuvo que saturar de minutos a su gran bastión. La friolera de 34 se metió entre pecho y espalda en un partido, a priori, propicio para que las piezas más indiscutibles del engranaje se tomaran un pequeño respiro.

Una técnica polémica

El técnico catalán eliminó esta vez de la rotación a Kotsar, por lo que Moneke tuvo que competir más tiempo de esperado en pista al verse reciclado Costello al puesto de cinco.

Moneke también tuvo un efecto intimidante en el Granada y su afición. Tan metido estuvo en la pelea que recibió una técnica en el tercer cuarto por, supuestamente, hacer un gesto a la afición nazarí tras anotar un triple. Previamente los árbitros ya le habían avisado con este castigo antes del intermedio. Lo único claro es que Moneke no hace prisioneros cuando entra en una pista y esa actitud le convierte en un espejo para sus compañeros. Lástima que otros carezcan, de momento, de su carácter.