Con el play off llega la hora de la verdad. Contador a cero. Joan Peñarroya lo tiene claro, hasta el punto de que para el preparador catalán el partido de Girona “fue hace mucho” y eso que el duelo en el Fontajau está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, el técnico azulgrana es rotundo y no quiere mirar atrás. Con la llegada de las eliminatorias por el título, lo hecho anteriormente de nada sirve. Solo hay que centrarse en el presente. Sin mirar más allá. “Lo que ha pasado hasta ahora no sirve de nada”, aclara.

Lo dicho, llega la hora de la verdad y es el momento de poner toda la carne en el asador. Nada de medias tintas. “Hay que jugar un partido de play off y aquí no hay dolor, no hay bajas, ni malos momentos. No vale lo que has hecho en los últimos partidos. Ahora hay que jugar un partido de play off”, apuntó el de Tarrasa.

A estas alturas, al técnico baskonista le “da igual” haber estado “parados” o haber tenido tan solo “un entrenamiento” para preparar la serie ante el Joventut pese a haber acabado segundos, cuando otros rivales gozarán de dos, tres y cuatro días. No vale lamentarse. Toca centrarse en el cruce ante el cuadro verdinegro y advierte de que no será sencillo. “Es un rival que conocemos bien y que ya nos ha puesto las cosas difíciles”.

Peñarroya da instrucciones a sus jugadores durante un tiempo muerto Alex Larretxi

Al menos, tiene confianza plena en la capacidad de su plantilla para doblegar a la Penya, pese a que cuenta con muchos debutantes en estas lides. Esa falta de experiencia no va a ser un problema, en opinión de Peñarroya, ya que el preparador azulgrana considera al equipo más que preparado para este tipo de partidos que vienen ahora. “El equipo ha ido creciendo a lo largo del año con todas las situaciones que nos ha tocado vivir. Creo que llegamos bien, en condiciones para afrontar el partido y lograr la victoria”.

Además, el entrenador de la escuadra gasteiztarra considera que el factor cancha puede ser “importante” a la hora de decantar la balanza en un play off tan igualado y cree, a su vez, que es vital comenzar con buen pie la serie. “Al final hay que ganar dos partidos, pero es importante empezar bien. Nos hemos ganado el derecho de tener esa ventaja de campo, pero eso muchas veces no quiere decir nada”, indicó de inicio.

Y es que Peñarroya no olvida los apuros para sacar el partido en el Buesa de la primera vuelta liguera. “El Joventut ya vino aquí a jugar al principio de temporada y nos costó mucho”, recordó.

La derrota en Copa fue otro aviso. Un rival incómodo para este Baskonia. Peñarroya lo tiene claro. “Es un rival difícil, que por sus condiciones especiales nos genera una serie de problemas”, comentó. Para poder doblegarle, el técnico catalán considera que sus pupilos deberán estar “sólidos, con la energía necesaria y encontrar nuestro ritmo”.

Fiel a uno mismo

Esa es la clave. Ser uno mismo. Y es que pese a que Tomic se ha convertido en una pesadilla cada vez que se ha medido al Baskonia, el de Tarrassa asegura que está más centrado en lo que haga su equipo que en tratar de anular las virtudes del rival. “No me focalizo en parar a ningún jugador en particular. Tomic ha hecho buenos partidos contra nosotros, pero hace partidos buenos contra todo el mundo. Es de los pívots leyenda en liga Endesa, pero Birgander nos puede generar problemas”.

Y es que no acaban ahí los puntos fuertes del rival azulgrana en esta serie de cuartos de final de la ACB. Peñarroya también ensalzó a Guy, “un desatascador que puede tener sus minutos de acierto desde la línea de tres puntos y te genera problemas” o la dupla de bases formada por Vives y Andrés Feliz, “dos jugadores que se complementan y llevan muy bien el ritmo de partido”, además de Joel Parra. Muchos frentes abiertos.

Por eso, insiste en que “más que parar al Joventut, tenemos que ser el Baskonia. Tenemos que tener nuestro estilo, ser reconocibles e intentar imponer nuestro ritmo”. Eso sí, Peñarroya es consciente de que el equipo tendrá que subir un peldaño en “situaciones de energía y concentración”. Y es que es la hora de la verdad. Ya no hay vuelta atrás.