Markus Howard no es el mismo que deslumbró al baloncesto europeo durante el primer tramo de la temporada. El de New Jersey está lejos, muy, muy lejos de ser ese jugador que asombró en la Euroliga por su acierto estratosférico durante los primeros meses del curso.

Un diablo que veía el aro como una piscina. Porcentajes de ensueño desde los 6,75 metros. Partidos con un 66,6% de acierto en triples como sucedió en el duelo ante el Partizan (8/12), encuentro, por cierto, en el que el menudo jugador azulgrana fue una pesadilla para los de Zeljko Obradovic con sus 33 puntos y con un lanzamiento de tres sobre la bocina que llevó el duelo a la prórroga.

Un killer capaz de finiquitar los choques con una jugada de ensueño. Una pesadilla constante para las defensas rivales. Rafágas de acierto descomunal al alcance de unos pocos elegidos. La sensación del baloncesto europeo.

Récord tras récord

Los números de entonces así lo confirman. Récords galácticos como el logrado ante el Zaragoza. La estrella del Baskonia se convirtió en el partido contra el conjunto maño en el primer jugador en anotar 30 puntos en menos de 20 minutos de juego. Concretamente, el compulsivo lanzador azulgrana consiguió alcanzar la treintena de puntos en 18 minutos y 56 segundos, a más de punto y medio anotado por minuto.

Era un volcán. Desatado. De exhibición en exhibición. Así no era de extrañar que semanas antes hubiera batido otro registro histórico del Baskonia, el de triples anotados en la ACB.

El 11 de diciembre, con nueve lanzamientos de tres convertidos en solo 12 intentos y 22 minutos ante Gran Canaria, el jugador de Nueva Jersey batía un tope baskonista que fijó hace más de 28 años Velimir Perasovic.

Sin embargo, hace tiempo que no hay noticias de ese Markus Howard. El de New Jersey ha entrado en las últimas semanas en un agujero negro. Sus números a veces son un Expediente X si se comparan con los de entonces. La caída ha sido brutal.

Hay un antes y un después en Howard desde que sufriera los problemas de espalda que le impidieran jugar en Belgrado ante el Partizan

Y es que hay un antes y un después en Howard desde que sufriera los problemas de espalda que le impidieran jugar en Belgrado ante el Partizan a principios de enero en el duelo correspondiente a la 19ª jornada de Euroliga.

Hasta entonces, el escurridizo jugador azulgrana promediaba en esos 18 primeros partidos de Euroliga un sobresaliente 46% tras haber convertido 59 de sus 128 lanzamientos desde más allá del arco.

Sin embargo, en estos 11 últimos, los que van desde la jornada 20 a la 30, su acierto ha caído nada más y nada menos que a la mitad. Howard firma un paupérrimo 23,8% en este último tramo de la competición continental (21/88). Lo dicho, Markus Howard no es el mismo.

Howard, durante el partido de Euroliga ante el Valencia Basket Jorge Muñoz

Especialmente malos han sido sus dos últimos partidos. En Tel Aviv frente al Maccabi se quedó en un 12,5% (1/8), mientras que este jueves en Belgrado, tras comenzar fallando sus seis primeros intentos, su acierto ante el Estrella Roja cayó hasta el 10%, con un único triple acertado de diez intentos.

Cabe recordar también lo sucedido durante los tres encuentros seguidos pocos días después de su regreso tras perderse el partido de Belgrado ante el Partizan frente Efes, Milán y Panathinaikos en los que acabó con un 2/10 (20%) en los dos primeros y un 2/11 (18%) ante el cuadro heleno.

Frente a Efes, Milán y Panathinaikos acabó con un 2/10 (20%) en los dos primeros y un 2/11 (18%) ante el cuadro heleno.

Sin acierto y encima obcecado con lanzar de tres, desechando otras opciones para hacer daño y generar peligro como pudieran ser entradas para anotar más cerca del aro, sacar faltas o asistir a sus compañeros.

Y es que en estas últimas semanas tampoco se ha visto esa otra versión que apareció en algún momento de la temporada, en la que el jugador aportaba asistiendo o anotando desde cinco metros.

Precipitación y fatiga

Ahora nada. Precipitado y en ocasiones ansioso, no elige en muchas situaciones la mejor opción para lanzar. Muchos de sus últimos tiros se han quedado cortos, como si diera la sensación de tener fatiga. Hasta cierto punto es lógico el cansancio habida cuenta de que ya ha disputado más de 50 partidos. Y es que ha llegado a fallar hasta tiros libre de marca.

Además, las defensas rivales ya han encontrado parte del antídoto para frenar su vendaval anotador. A todo ello, hay que añadir, que el equipo en ocasiones le deja solo para que se la juegue. Quizá sería necesario mover más el balón, llevarlo al poste y volver a dárselo en alguna situación ventajosa, en lugar de tener que ser Howard, él que se genere las jugadas todo el tiempo. Algo habrá que hacer para recuperar a Howard y sacarle de ese agujero negro en el que ha caído.