Los peores temores del Baskonia se han hecho realidad esta mañana, ya que el Maccabi Tel Aviv ha hecho oficial el fichaje de Wade Baldwin para las dos próximas temporadas. El pasado martes salió a la luz el fuerte interés del conjunto israelí en hacerse los servicios del base norteamericano, que se encontraba en negociaciones con el Baskonia para prolongar su estancia en Vitoria por una campaña y otra opcional, y finalmente Baldwin se ha decantado por la oferta del cuadro hebreo, más atractiva en el plano económico que la de los gasteiztarras. 

De esta manera, el paso del de Nueva Jersey por Vitoria-Gasteiz llega a su fin de una manera abrupta y con la sensación de que el jugador no ha llegado a explotar todo su potencial durante su corto paso por el Baskonia. Wade Baldwin ha demostrado ser un jugador con un inmenso talento y excelentes condiciones físicas, pero su rendimiento ha dejado luces y sombras. Su fuerte personalidad, que ya le había jugado malas pasadas anteriormente en su carrera, chocó con Dusko Ivanovic en un inicio de curso en el que el base también estuvo condicionado por el nacimiento de su primer hijo. Su actitud, en exceso individualista, y rendimiento sobre la cancha, no estuvo a la altura de las expectativas generadas con su fichaje.

Sin embargo, todo cambió con la llegada de Neven Spahija, que le dio la batuta y mayor libertad para desarrollar su juego. A partir de ahí se vio un Baldwin más participativo, un líder capaz de decidir partidos en los minutos finales gracias a su calidad. Sus estadísticas, especialmente en Euroliga (14,1 puntos, 4,4 asistencias, 3,6 rebotes y 15,5 créditos de valoración) estuvieron a la altura de un fuera de serie y con él enchufado el equipo mejoró notablemente, peleando hasta el final por entrar en el play off de la Euroliga y superando unos cuartos de final de la ACB en los que el papel del norteamericano fue clave. Eso sí, también protagonizó encuentros erráticos en los que su pasividad defensiva, sus protestas arbitrales o sus enfados consigo mismo lo descentraron y arrastró todo el equipo con él.

Golpe a la planificación

A pesar de ello, el club se quedó con la vertiente positiva del Baldwin de final de temporada y le ofreció la renovación, seguro de que, según explicó el director deportivo Félix Fernández en su reciente comparecencia, iba a ser “un jugador diferencial con estabilidad”, ya que hasta el momento nunca había jugado dos temporadas seguidas en un mismo club como profesional. Pues bien, habrá que esperar para saber de lo que es capaz el norteamericano con estabilidad, ya que ha optado por rechazar la propuesta del Baskonia y establecerse en Tel Aviv a cambio de la cuantiosa suma de dinero que los israelís han podido ofrecer. 

Tras la venta de Wilbekin, contaban con alrededor de tres millones en la cartera entre el salario liberado y el pago de la cláusula, liquidez contra la que no ha podido competir el Baskonia. Concretamente, Baldwin cobrará alrededor de un millón de euros por temporada, convirtiéndose en el jugador mejor pagado de la plantilla junto a Lorenzo Brown, que también ha sido anunciado esta semana. La presencia de David Blatt como asesor del Maccabi ha sido otra de las razones de su fichaje, ya que fue quien confió en Baldwin en el Olympiacos y le hizo cruzar el charco en 2019. Desde entonces, el estadounidense acumula cuatro equipos diferentes en cuatro temporadas: Olympiacos, Bayern, Baskonia y Maccabi. Ahora, al fin, firma un contrato de más de un año; otra cosa es que lo cumpla hasta el final.

La operación supone indudablemente un revés para el club gasteiztarra en la planificación de la plantilla, ya que la dirección deportiva contaba con que Baldwin fuera su base titular y una de las estrellas del equipo la próxima temporada. Ahora deberán afrontar una renovación por completo del puesto de base y encontrar un director de orquesta de primer nivel en un mercado en el que los principales equipos de Europa ya han movido ficha y quedan pocas opciones asequibles que encajen con el perfil que necesita el club y con su presupuesto. 

La buena noticia es que, al contrario de lo que sucedió hace un año cuando Giedraitis decidió quedarse en el último momento, aún queda mercado por delante y el equipo está sin construir, por lo que el club tiene margen de maniobra, más aún teniendo en cuenta que la marcha de Baldwin ha liberado una de las dos plazas de extracomunitario. La otra, de momento, la ocupa Peters, cuyo futuro está en el aire por el interés del Fenerbahce en ficharlo.