Con Wade Baldwin de camino al Maccabi Tel Aviv, el Baskonia tendrá que rehacer por completo su dirección de juego. En la planificación de la dirección deportiva, la idea era apostar por la continuidad de Baldwin, de quien esperaban exprimir toda su calidad en su segunda temporada en Vitoria, y acompañarlo de otro base que pudiera mejorar el rendimiento ofrecido por Granger el pasado curso. De hecho, la decisión de cortar al uruguayo y no ejecutar la opción de que cumpliera su segundo año de contrato en Vitoria ha sido la primera que se ha tomado este verano tras la contratación de Peñarroya.

Sin embargo, la aparición del Maccabi Tel Aviv, con liquidez en sus arcas tras la marcha de Wilbekin para encandilar a Baldwin con una oferta económica superior a lo que puede ofrecer el Baskonia, trastoca los planes de la entidad, que se ve de nuevo en la misma situación que en el verano pasado, sin ningún base en la plantilla y con la obligación de reconstruir por completo su cuerda exterior.

Cabe recordar que hace un año el club perdió a sus dos directores de orquesta. Por un lado, Luca Vildoza puso rumbo a la NBA después de que los New York Knicks pagaran su cláusula, mientras que Pierria Henry se marchó libre al Fenerbahce tentado por una mareante oferta económica. Quino Colom, el otro base que llegó para suplir a Vildoza en el tramo final del curso, no recibió oferta para seguir, por lo que tampoco se quedó en Vitoria.

FALTA DE CONTINUIDAD

El Baskonia se recompuso de la fuga de bases con la contratación de Baldwin y Granger, pero la realidad es que les costó arrancar, especialmente al norteamericano, ya que el uruguayo ya conocía al equipo de su primera etapa en el Buesa Arena. Si hay un puesto en el que es difícil afrontar un lavado de cara completo, ese es el de base, ya que son los encargados de hacer jugar al resto del equipo y los que tienen más tiempo el balón en las manos. Cuando llegan piezas nuevas, estas deben adaptarse a sus compañeros, aprender nuevos sistemas y ser la prolongación del entrenador dentro de la cancha.

Baldwin pide una antideportiva durante los cuartos de final de la ACB Área 11

De hecho, hasta el pasado verano la hoja de ruta del Baskonia había sido mantener a alguno de los bases en la plantilla para conseguir cierta continuidad en el juego del equipo. En 2020 Granger dejó el equipo, pero Vildoza y Henry se mantuvieron en nómina; en 2019 fue Huertas el que dejó Vitoria, mientras que Granger y Vildoza siguieron en el equipo ; en el verano de 2018 se optó por mantener el mismo tridente Vildoza-Granger-Huertas, mientras que el 2017 fue el último verano de grandes cambios en la dirección de juego. Los tres mencionados sustituyeron a Shane Larkin y Nico Laprovittola, y el inicio de curso tras renovar el puesto de uno no pudo ser peor, con Prigioni siendo destituido al poco de empezar, en el mes de octubre. Hubo que esperar a que pasara un tiempo con Pedro Martínez para que el equipo mostrara todo su potencial.

Granger disputa un balón dividido con Hanga durante la semifinal de la ACB Alex Larretxi

También se cambió por completo la cuerda exterior en 2016, con la salida de Mike James y Darius Adams, aunque en esta ocasión se acertó al traer a Larkin a Vitoria-Gasteiz. A eso se puede aferrar la entidad azulgrana, que necesitará dar en el clavo este verano con la contratación de los bases si quiere ser competitivo y minimizar los perjuicios que pueda tener al principio de curso renovar por completo el juego exterior. El curso pasado se habló mucho de que la plantilla era muy nueva y necesitaba tiempo para adaptarse y conocerse, y este verano va en camino de ser también largo en las oficinas del club. Será un nuevo comienzo para muchos, incluido el entrenador. – A. Pérez