Wade Baldwin es feliz. Atrás han quedado sus días de tristeza. Su lenguaje corporal indica que es otro. Ya no se le ve ofuscado, enfadado con todo el mundo o con la mirada perdida, sino que ahora se ve a un Baldwin diametralmente opuesto. Contento y satisfecho. El propio jugador así lo confirma. “Estoy bien”, señaló al término del partido en televisión. Muy, muy bien. De hecho, ayer en el derbi ante el Bilbao Basket No en vano, el de New Jersey firmó su mejor encuentro desde que viste la elástica azulgrana.

Parece que la conjura que hizo la plantilla en el vestuario antes del duelo ante el Barça, como desveló el jugador ayer, ha surtido el efecto deseado y este Baskonia es otro. Baldwin también. Muy, muy diferente al que vivía atenazado con Ivanovic. Ya no cae presa de la ansiedad.

El jugador americano ya se parece a ese que deslumbró la pasada temporada en el Bayern de Munich. Desatado. Como le gusta. Y sin angustias. Spahija ha dado con la tecla. La libertad de movimientos con la que cuenta tras la llegada del técnico de Sibenik ha permitido ver al mejor Baldwin de toda la temporada.

Buena prueba de ello es que ayer batió todos sus registros anotadores y de valoración en la ACB desde que está en el Baskonia. Baldwin acabó con 26 puntos, mejorando los 23 que tenía de tope del encuentro ante el Joventut. En valoración también consiguió su récord en la competición doméstica al alcanzar la friolera de 30 dígitos frente al conjunto bilbaíno.

Hasta la fecha su mejor registro lo había logrado ante el Andorra con 24, ya con Spahija en el banquillo. Con Ivanovic se había quedado muy lejos. Su tope lo consiguió también en Badalona ante el Joventut cuando alcanzó los 16 puntosen este apartado estadístico. Ayer casi logra el doble con 30, algo que no debería extrañar teniendo en cuenta que se trata de un excelente jugador. Spahija así lo entiende. “Baldwin tiene un gran talento. Puede hacer muchas cosas. Es un jugador completo y también defiende”, comentó el preparador croata en rueda de prensa.

El de Sibenik no acierta a comprender por qué no había rendido así hasta su llegada. “No sé que problema tenía”, añadió al respecto. Al menos, el actual preparador baskonista con su talante ha conseguido sacar la mejor versión del americano. A buen seguro que ha sido clave en esta resurrección la confianza dada por Spahija. “Yo hablo mucho con los jugadores, soy muy abierto y ahora tenemos una persona diferente”.

Así es. Esas conversaciones entre el técnico y jugador han transformado a Baldwin. Ahora la goza en la cancha, donde hace lo que quiere y es un jugador determinante, sin ser excesivamente chupón y asumir el protagonismo cuando es estrictamente necesario. Alma de líder. Lo que necesitaba el Baskonia. Es el Baldwin superstar que ayer hizo un partido casi perfecto. Ni un fallo en tiros de dos (7/7), ni en libres (3/3) y un excelente 50% en triples confirman su partidazo, adornado con tres rebotes, cuatro asistencia, dos recuperaciones y otros tantos mates. Ya lo dice Spahija. Este chico hace de todo.