El Baskonia, más concretamente Jayson Granger, quiere jugar la Copa de Granada en febrero del 2022. Cuando estaba cerca de precipitarse al vacío con una nueva derrota ante un serio Andorra, el conjunto vitoriano frenó su desplome gracias a la muñeca salvadora del exterior uruguayo. Hasta cinco triples decisivos embocó un jugador en estado de gracia que evitó males mayores con un liderazgo conmovedor.

La contundencia alavesa desde la línea del 6,75 y la fiereza en el rebote ofensivo frenaron el ímpetu de un disciplinado Andorra que llevó al límite a los alaveses. Las preocupantes desventajas en ciertos tramos del partido fueron enjugadas por un Baskonia capaz de salir indemne de una emboscada y con las opciones todavía intactas de disputar el torneo más atractivo de la temporada.

Pese a las muchas imperfecciones del equipo, Spahija sigue ganando tiempo para enderezar el rumbo azulgrana. Prueba del diferente estado de ánimo tras el cambio de técnico, fue la meritoria reacción baskonista en el último cuarto. Tras un partido repleto de alternativas, de idas y venidas, Granger alzó la voz para evitar un disgusto.

El partido amaneció con la mala noticia de la baja de Costello por tercer partido consecutivo debido a sus misteriosos problemas de rodilla y Spahija volvió a ver reducida su rotación en el juego interior.

El perímetro llevó el peso anotador de un Baskonia que quiso poner rápidamente tierra de por medio gracias a su devastadora pegada desde la larga distancia. Cuatro de los siete primeros triple embocó un cuadro vitoriano empeñado en fijar un alto ritmo de juego. Giedraitis, autor de diez puntos en el cuarto inicial, golpeó con saña a un Andorra desbordado por las oleadas azulgranas e incapaz de caper el temporal.

Ese dominio alavés fue un espejismo. Con la recuperación de Mekel, al que Ibon Navarro rescató del banquillo tras dejar atrás su lesión, el conjunto ubicado en el Principado se rehizo en el segundo cuarto para comenzar a meter el miedo en el cuerpo al Buesa Arena. Las dentelladas de Miller-McIntyre y el saber estar del base israelí devolvieron la iniciativa a los visitantes.

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Tras un arranque prometedor, el Baskonia volvió a atascarse en ataque con una creciente dificultad para ejecutar los sistemas y conseguir tiros cómodos. La circulación de balón se resintió y el abuso del bote también penalizó al equipo vitoriano, que sobrevivió con dos pírricos tiros libres de Granger en casi seis minutos y encajó un parcial de 4-15 (27-32).

Spahija concedió los primeros minutos a Kurucs desde su llegada a Vitoria, aunque el letón no aprovechó la ocasión para reivindicarse. Peters volvió a incurrir en pérdidas prescindibles y vivió un día aciago ante el aro rival, Enoch fue engullido a menudo en el poste bajo mediante los continuos dos contra uno de Ibon Navarro y otros fichajes como Marinkovic mantuvieron el tono gris de las últimas jornadas. Ni siquiera los numerosos rebotes ofensivos permitieron al Baskonia sentirse cómodo en el encuentro.

Tras el intermedio, se recrudecieron los problemas tras los iniciales misiles exteriores de un rocoso Andorra. El cuadro azulgrana volvió a adoptar el papel de perseguidor en otro partido más. Si frenó los intentos de despegue del forastero fue más por las acciones individuales de sus pistoleros en el perímetro. El estadounidense y un estelar Granger tuvieron un papel capital a la hora de elevar los guarismos ofensivos.

En los peores momentos azulgranas, siempre apareció el charrúa para conceder una vida extra a un Baskonia todavía lejos de ser un grupo redondo. Jayson exhibió una letal fiabilidad desde el 6,75 manteniendo a flote las esperanzas alavesas de evitar un nuevo coscorrón a nivel doméstico. Su personalidad para jugarse los balones calientes fue admirable y el Andorra no encontró la forma humana de atajar su pletórica exhibición.

Todo estaba por decidir antes del último cuarto, que se abrió de una forma desfavorable para los intereses azulgranas tras un parcial de 0-5. Un infalible Hannah estuvo tocado por una varita mágica cada vez que armó el brazo y se disfrazó de verdugo con su consabilida facilidad anotadora ante la vista gorda de Peters. Además, el recién internacional Arteaga también aprovechó la tibieza del juego interior de Spahija. Ese 61-66 en el minuto 34 puso contra las cuerdas al Baskonia, agarrado sin embargo a los triples para salvar una situación límite de la mano de un inconmensurable Granger.