Landry Nnoko ha sido la apuesta del Baskonia de este verano para el puesto de pívot, demarcación en la que el club ha afrontado una renovación total cerrando las salidas de Diop, Fall y Jekiri para incorporar a Costello, Enoch y el propio Nnoko. Al contar con experiencia en la Euroliga tras su paso por el Alba Berlín y el Estrella Roja -su último equipo-, el camerunés está siendo hasta ahora la primera opción de Ivanovic para el cinco y ya ha dado muestras de sus extraordinarias cualidades físicas y de lo que es capaz de hacer en la pintura. A un día de comenzar su participación en la Euroliga contra el Olympiacos, Nnoko atiende a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA para hablar del inicio del torneo y de sus sensaciones tras algo más de un mes en el club.

¿Qué tal va su adaptación al Baskonia y a la ciudad?

-Todavía me estoy amoldando, nunca había jugado en España antes. Los compañeros de equipo son fantásticos y también el entrenador. También me encuentro a gusto en la ciudad, es un lugar tranquilo y pequeño, que te permite centrarte en lo que haces, por lo que hasta el momento todo va bien. Lo que me está costando un poco más es adaptarme a la manera de arbitrar, pero estoy trabajando en ello.

¿Por qué lo dice?

-De momento, he jugado cuatro o cinco partidos con árbitros españoles y en dos he terminado expulsado con cinco faltas. No digo que se arbitre mal, simplemente de una forma diferente. Tengo que tratar de ser menos agresivo o intentar entender la filosofía de arbitraje de la ACB, pero no es algo que me preocupe; terminaré adaptándome.

¿Es muy diferente la forma de arbitrar aquí a la de la Euroliga?

-Sí, yo creo que sí, porque cuando he jugado en Euroliga no he tenido estos problemas con las faltas. De todas formas, no quiero señalar a los árbitros, hacen un gran trabajo y el que tiene que cambiar y entender lo que está permitido hacer y lo que no en la cancha soy yo.

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Landry Nnoko ha sido la apuesta del Baskonia de este verano

¿Tiene ganas de que comience la máxima competición?

-Desde luego. La temporada pasada no pude jugar tantos partidos como me habría gustado y este año estoy ilusionado con la posibilidad de competir con un nuevo equipo y un nuevo entrenador. Quiero ser uno de los mejores jugadores del mundo y la Euroliga es un buen lugar para demostrar de lo que eres capaz.

¿Cuál debe ser el objetivo del Baskonia en la Euroliga?

-Creo que todos los jugadores con los que hable le dirán lo mismo. Queremos ganar. No nos marcamos una meta concreta, el objetivo es ser competitivos y ganar el máximo número de partidos posible.

¿Siente que es diferente jugar un partido de Euroliga que de otra competición?

-Sí, para qué engañarnos. No quiero infravalorar la ACB, es una gran liga, pero cuando eres un competidor piensas en la NBA y, si no, el siguiente escalón es la Euroliga, donde hay muchos jugadores que han competido en la NBA y que tienen tanto nivel o más que el que hay en Estados Unidos. Hay mucho talento en la Euroliga y yo siempre quiero jugar contra los mejores, así que es una motivación extra.

¿Cómo llega el equipo al arranque de la Euroliga tras la derrota contra el Joventut?

-En los entrenamientos de esta semana hemos hablado de ese partido y hemos intentado averiguar qué es lo que fue mal y corregirlo. No es excusa, pero somos un equipo nuevo, con siete fichajes, y todavía tenemos que entendernos entre nosotros y adaptarnos al estilo de juego que quiere el entrenador. En cada sesión de entrenamiento intentamos mejorar y lo vamos a seguir haciendo toda la temporada.

¿Se siente cómodo con el estilo de juego que propone Dusko?

-Como le digo, es un estilo nuevo para mí y para el resto de los compañeros que han llegado en verano y estamos en el proceso de entender lo que quiere de nosotros en ataque y en defensa. Él es el líder del equipo y el que va a decidir cómo tenemos que jugar, así que tendremos que adaptarnos a ello.

Imagino que tendría ofertas de otros equipos en verano. ¿Qué le llevó a decantarse por el Baskonia?

-Cuando recibí la llamada del club hablé con Rokas Giedraitis, con quien coincidí en el Alba de Berlín, y le pregunté por el equipo y por el entrenador. Lo que me contó me hizo sentirme más cómodo con la posibilidad de fichar por el Baskonia y al final tomé la decisión que me parecía más conveniente para seguir creciendo como jugador y acercarme a mis objetivos.

En el verano de 2020 fichó por el Estrella Roja, pero tuvo que marcharse por razones médicas para después volver a Belgrado en diciembre. ¿Qué ocurrió?

-Fue algo muy extraño, diría que un malentendido. En las pruebas físicas los doctores me dijeron que tenía unos problemas que yo no creía tener y que no me permitían competir. Fue un momento muy duro y lo que hice fue apartarme por un tiempo y buscar la mejor solución médica para mí. Al final, se demostró que sí que estaba capacitado para seguir jugando y todo volvió a la normalidad. Sentía que aún tenía una deuda pendiente con el Estrella Roja por cómo me había tenido que marchar y más tarde decidí volver a Belgrado.

¿Por qué no participó con Camerún en el Afrobasket el pasado verano?

-Cuando tomé la decisión estaba en el proceso de firmar con el Baskonia y lo que no quería era ir a jugar el Afrobasket sin haber fichado todavía por ningún equipo. Mi idea era llegar a un acuerdo pronto con un club y luego ir al Afrobasket, pero eso no sucedió hasta el final del mercado, por lo que no tuve margen para participar en el torneo. De hecho, creo que cuando llegué a Vitoria fue la misma semana en la que empezaba el campeonato, por lo que no tenía opción de participar.

El baloncesto africano ha mejorado mucho en los últimos años con talentos como Pascal Siakam o Joel Embiid, que nació en la misma ciudad que usted. ¿A qué cree que se debe este crecimiento?

-Creo que gran parte de este mérito se lo debemos a Luc Mbah a Moute, que tras llegar a la NBA se ha preocupado por volver a África, buscar talento y ayudar a que los jóvenes crezcan. Él nos abrió los ojos a mí, a Siakam, a Embiid y a muchos otros, nos hizo ver que trabajando duro y no rindiéndose es posible que los sueños se cumplan y poder llegar a la élite del baloncesto. Nosotros vamos a hacer lo mismo y vamos a volver a África para que otros jóvenes tengan la misma oportunidad que tuvimos y seguro que seguirán llegando más africanos a la NBA, pero Mbah a Moute fue quien abrió ese camino.

En entrevistas anteriores ha dicho que su padre, fallecido en 2015, ha sido su gran referente. ¿Por qué?

-Siempre me emociono al hablar de mi padre. Fue una persona muy generosa y a veces la gente no entiende las cosas que hizo. Fue alguien exitoso y él creía firmemente que desde su posición tenía que hacer lo que estuviera en su mano para ayudar a los demás, cuidar de su familia e intentar ser un buen referente y modelo a seguir para todos los que se fijaran en él. Yo pude vivir todo eso y sigo su misma filosofía de vida y de trabajo ahora. Él solo me vio jugar a baloncesto cuando practicaba en casa y nunca me ha llegado a ver competir como profesional. Trabajo para que se sienta orgulloso de mí y creo que lo estaría si me viese.

¿Su familia sigue en África?

-Sí, mi madre y mis hermanos y hermanas pequeñas siguen allí. Suelo ir a visitarles cuando puedo y siempre intento traerlos para que vean las ciudades de cada equipo en el que juego.