Hasta el próximo 6 de diciembre, el TD Systems Baskonia no retoma con el derbi vasco ante el Gipuzkoa Basket el pulso a la Liga ACB, donde su posición es bastante desahogada, encadena una buena tacada de triunfos y no hay ningún tipo de urgencias. Sin embargo, en la Euroliga es otra historia bien distinta.
Fuera de las fronteras, la exigencia se multiplica y sí quedan al descubierto algunas carencias, pero se avecinan unas preciosas semanas para tratar de enderezar el rumbo en una competición donde los vitorianos necesitan despegar cuanto antes si no quieren perder el frenético ritmo del tren cabecero.
Las tres derrotas consecutivas ante el Barcelona, el Asvel Villeurbanne y el CSKA, sin ser dramáticas dado lo mucho que aún resta por jugarse en la fase regular si la emergencia sanitaria finalmente concede una tregua, obligan ya a una reacción inminente. El equipo de Dusko Ivanovic encara en los próximos siete días tres encuentros en el Buesa Arena, cancha que como otras está perdiendo su célebre embrujo debido a la pérdida del aliento de su sexto jugador y en la que no deberían producirse nuevos tropiezos con el fin de seguir manteniendo intactas las esperanzas de acceder al Top 8.
Un renovado Fenerbahce, ya sin Zeljko Obradovic en el banquillo, con un potencial sensiblemente inferior al de las últimas temporadas tras la pérdida de pujanza económica y que encima aterriza sin el concurso de su estrella Nando de Colo, constituye esta noche la primera piedra de toque para la posible resurrección de los alaveses. Este jueves llegará otro forastero venido a menos como el Panathinaikos y el próximo lunes lo hará el Zenit de Xavi Pascual, en teoría ya al completo tras los múltiples casos de coronavirus que obligaron a aplazar en su día el encuentro de la tercera jornada.
Apreciado que la semana pasada salió trasquilado del Palau Blaugrana tras una de las humillaciones más hirientes de su historia (97-55), ya no infunde el temor de antaño tras haber perdido a referentes como Sloukas, Kalinic o Williams y dada la capital ausencia en el perímetro de su gran referente anotador debido a una lesión muscular, el Fenerbahce debería ser hoy un visitante al alcance del Baskonia.
Sin el valioso concurso de De Colo, un killer que ha protagonizado apabullantes exhibiciones ofensivas ante el maratoniano azulgrana en el pasado, la pólvora turca en ataque pierde muchos enteros. Casi todo el peligro del conjunto adiestrado por Kokoskov nace de las manos del habilidoso Lorenzo Brown, mientras en el juego interior Jan Vesely -otro que estuvo a punto de emigrar de Estambul en el verano- trata de recuperar el nivel de su época más dorada tras verse asediado por múltiples problemas de rodilla.
El remozado Fenerbahce, ya sin tantos medios económicos a su alcance, ha apostado por obreros como Ulanovas y Barthel para completar una plantilla donde se mantienen un año más clásicos del baloncesto otomano como el veterano nacionalizado Muhammed, Mahmutoglou y Duverioglu.
Tres americanos de perfil bajo como Pierre, Hamilton y el triplista Eddie -ex del Murcia- apenas le han brindado hasta ahora un salto de calidad, de ahí que sea un conjunto con remotas posibilidades de alcanzar la Final a Cuatro. El rival baskonista tiene avanzado el fichaje del base mexicano Álex Pérez, actualmente en el Bahcesehir, en busca de una mayor mordiente ofensiva.