Vitoria - El bofetón en el tercer cuarto fue de aúpa por mucho que en el tramo final, con un Real Madrid que no quiso hacer sangre, el resultado quedara maquillado. Fueron los minutos de ese tercer cuarto del pasado viernes, sin duda, los peores del equipo en toda la serie de play off. Una actuación terrorífica que sepultó de un plumazo las aspiraciones que en el primer tiempo se habían hecho los cerca de un centenar de baskonistas presentes en el Wizink Center y el resto de la tropa en Vitoria. Fue el segundo partido de la serie, en definitiva, un mal día en la oficina, demasiado malo. Entraba dentro de lo previsto perder ante el Madrid, cierto, pero no del modo en que ocurrió y en tan poco tiempo. El vendaval pasó y el vestuario azulgrana, consciente de que la serie va a ser larga, cerró filas para pasar página y centrarse en el duelo de esta tarde. Y por si hubiera a estas alturas alguna duda entre el colectivo de jugadores, ahí están los de siempre. Los que nunca fallan. Los del sufrimiento y las alegrías, los guardianes de esa impronta llamada Carácter Baskonia...
Una nutrida representación del baskonismo respondió ayer a la llamada de este periódico para ilustrar el significado de este equipo entre sus aficionados. Escogió para ello un escenario cargado de historia y simbolismo como la Plaza del Machete -ese lugar donde los concejales del Ayuntamiento de la Edad Media firmaban su juramento sobre un machete con el que se amenazaba con cortarles la cabeza si lo desobedecían-, y adonde acudieron extécnicos y jugadores como Txema Capetillo, Santi Abad o Enrique García Sáez, veteranos como Pili Ruiz de Larramendi o Iñaki Osés, aficionados de toda la vida como Fernando Santamaría López, Mercedes Pinedo -exjugadora de baloncesto en los años 60 en el Sagrado Corazón y Magisterio-, Andrés Saenz-Otalora, Alberto Martínez de Aguirre, Itziar Galdos, Katia Beloso, Naysa o Iñaki Larrea, más conocido como Largatijo. Y también txikis como Irati, Paula, Nerea, Erika, Nora, Martín o Xabier, que llegó desde el colegio Corazonistas, centro donde en los últimos años estudiaron baskonistas como José Calderón, Jorge Garbajosa, actual presidente de la Federación Española de Baloncesto, o Splitter, y equipos históricos como el que estos días, precisamente, celebraba el campeonato de España de Minibasket logrado hace 50 años en Granada.
A pesar del empaque que presenta la escuadra de Pablo Laso, una de las más completas de Europa, ni uno solo de los aficionados reunidos por DIARIO DE NOTICIAS mostró la más mínima señal de temor a un nuevo varapalo como el que el equipo recibió el pasado viernes en el tercer cuarto. A juicio de todos ellos, ese “accidente” entraba dentro de lo previsto, de modo que forma parte ya de la historia. Lo importante, insisten unos y otros, es mantener durante los 40 minutos el mismo nivel de intensidad, ser regular en la capacidad ofensiva y ajustar los niveles defensivos ahora que la plantilla no podrá contar con la presencia de Johaness Voigtmann, cuyo concurso esta tarde es altamente improbable tras su fuerte lesión en el tobillo que se produjo el viernes. “Es una pena su ausencia, sí, porque nos daba muchas cosas, pero este equipo nunca ha sido de buscar excusas y ahora no va a empezar a serlo”, reconoce Pili Ruiz de Larramendi ante el asentimiento de su colega Iñaki Osés, otro veterano de guerra para quien la “ilusión y entrega” del equipo “volverán a hacernos soñar esta noche”.