eL Baskonia no es el único equipo que ha decidido recurrir este verano al mercado estadounidense en un momento crítico para sus finanzas donde se halla obligado a autoimponerse una política de contención del gasto. Entre que la carencia de jugadores europeos de cierto nivel empieza a ser cada vez más alarmante, que los pocos que enseñan la cabeza son atrapados por los enormes tentáculos de la NBA y que el precio de los baloncestistas procedentes del otro lado del Atlántico es asequible, muchos clubes ya no tienen reparos en poblar sus plantillas de norteamericanos a sabiendas de que puede comprometerse la identificación de los aficionados.
A menudo, se trata de una apuesta con evidentes dosis de riesgo y de consecuencias imprevisibles por el peculiar carácter que les abandera, pero los rectores están dispuestos a asumirlo. Unas veces, por criterios estrictamente deportivos cuando se pone a tiro una pieza codiciada y otras, por pura obligación para cuadrar números pero resintiéndose la calidad del producto. Bajo esta particular filosofía, por ejemplo, el Maccabi de Tel Aviv hizo saltar la banca la pasada temporada con su éxito en la Final a Cuatro celebrada en Londres.
A las órdenes de David Blatt, ahora capataz de Lebron James en Cleveland Cavaliers, figuraban la friolera de seis hombres de color como Tyrese Rice -MVP de la final ante el Real Madrid-, Devin Smith, Ricky Hickman, Alex Tyus, David Blu y Sylven Landesberg. La jerarquía de la mayoría de ellos era incuestionable y su ascendencia en el éxito hebreo les llevó a subir su cotización. Cuando eran unos desconocidos para el resto, el ojo de lince del Maccabi permitó reclutarles a un precio llevadero. Cuando todo el mundo se ha cerciorado de su inmensa calidad, fueron tentados para hacerse de oro en otros lugares como Rusia y Turquía.
Si Josean Querejeta ha pretendido dotar al Baskonia de un perfil eminentemente físico con seis jugadores de origen yankee en el Buesa Arena (Lamont Hamilton, Colton Iverson, Orlando Johnson, Doron Perkins, DJ White y Ryan Gomes), la apuesta se queda corta en comparación con la superior cifra de que dispone su inminente rival en La Paz y la Amistad. El Olympiacos ha decidido rodear a su gran genio (Spanoulis) con siete norteamericanos en su intento de conseguir la tercera Euroliga en los últimos cuatro años.
En el Pireo continúan de la última campaña pilares importantes como Brent Petway, Bryant Dunston, Matthew Lojeski y Cedric Simmons, pero la nómina casi se ha multiplicado por dos tras las ambiciosas gestiones llevadas a cabo por los hermanos Angelopoulos en el pasado mercado estival. De esta manera, han desembarco tres viejos conocidos de la Liga ACB como Tremmel Darden (ex del Unicaja y Real Madrid), Oliver Lafayette (Valencia Basket) y Othello Hunter (Valladolid). Gracias a todos ellos, la capacidad física y atlética del conjunto heleno subirá como la espuma.