Vitoria. Hoy termina la cuenta atrás. Mañana para el Caja Laboral. El ámbito cíclico de la competición baloncestística estatal sufre a partir de esta jornada un nuevo reseteo. Los marcadores vuelven a cero y el Baskonia afronta el nuevo curso con un viejo reto. El de siempre: competir con clubes de mayores recursos en busca de lo más alto.

Año tras año, desde que Josean Querejeta preside la entidad, Saski Baskonia ha ido dando pequeños pasos hasta consolidarse como uno de los clubes más poderosos, al menos en el aspecto deportivo, del continente. Una ascensión que partió desde las profundidades clasificatorias para instalarse entre la nobleza de la Liga ACB y de la Euroliga. Sin embargo, esta calculada y progresiva evolución corre el peligro de verse rezagada en estos tiempos de diferencias. Diferencias que parten de lo económico para pervivir en lo deportivo.

La eliminación de la Euroliga en el pasado curso a las primeras de cambio supuso un duro golpe para el proyecto azulgrana y el propio Querejeta ha reconocido de antemano el fracaso que supondría que esto se repitiera. No obstante, hay que valorar lo apretado de un grupo en el que la derrota en la última jornada movió al equipo alavés de la primera a la quinta posición del grupo dejándolo fuera del Top 16. La Liga ACB fue otro cantar. Tras una discreta fase regular, los pupilos de Dusko Ivanovic pisaron el acelerador en el tramo final con la inestimable confabulación de dos piezas que se antojan cruciales de cara a la campaña que hoy arranca. Nemanja Bjelica y Maciej Lampe remendaron el alma de un Baskonia que peleó con pundonor por una plaza en la final de Liga. Sólo un inmenso Real Madrid, para muchos el mejor equipo de la pasada temporada pese a que cayera en la final ante el Barcelona, privó a los baskonistas de optar al título.

Por todo ello, hay que poner en entredicho el bache en que se constituyó el pasado curso. Pero por idénticos motivos habrá que poner en solfa la actuación de los azulgrana en el que comienza hoy. La apuesta del club parece, al igual que en la temporada anterior, capaz pero poco fiable. Como un Fórmula 1, los ingenieros de la escudería baskonista deberán cuidar muy mucho de motor, chasis y combustible para que el bólido acabe la campaña en óptimas condiciones o, tal y como concede todo aquel sumido en los entresijos de este deporte, para que llegue al final del curso en la mejor forma posible.

Las dudas asaltan al escéptico por dos motivos básicamente. El primero reside en la figura más alargada de este Baskonia: la de su técnico. A punto de arrancar su decimotercera campaña en la Liga ACB, Dusko Ivanovic no ha de rendir cuentas a nadie. Su proceder, particular, ha obtenido réditos en la mayoría de las ocasiones. Pero ante la peculiar tesitura en la que nos encontramos, una exigencia superior a la de otros cursos por la calidad de los rivales con una plantilla que suscita dudas acerca de su resistencia física, cabe la duda de hasta cuándo resistirán los cimientos de la nave azulgrana. El segundo de los motivos acaba de ser citado. La presunta endeblez del plantel, plasmado en los problemas en la rodilla de Rochestie, la veteranía de Nocioni, la lesión de Milko Bjelica o las continuas molestias de Lampe, auguran tramos del curso en los que el club deberá apurar la versatilidad de sus jugadores o hacerse con algún que otro ribete durante el transcurso de aquél.

En ese sentido, es el juego interior lo más preocupante. Con unos pívots talentosos pero no demasiado fornidos para las demandas actuales, la pérdida de una sola de estas piezas traerá problemas al conjunto. De momento, Hernández Sonseca es el primero de los remiendos.

Relevos fundamentales Cabe valorar, a partir de este diagnóstico, las alteraciones en la escuadra azulgrana. Como casi todos los veranos, han volado importantes figuras del club rumbo a la NBA. En principio, Prigioni debería tener, por sus excelsas cualidades, difícil recambio. Sin embargo, el club ha terminado apostando -las circunstancias han influido en el primero de los términos- por la cantidad y calidad. Tres hombres se repartirán la batuta baskonista. A la esperada madurez de Heurtel tendrán que sumarse el buen acoplamiento al grupo de dos jugadores con currículos de prestigio. Cabezas llega a Gasteiz para reverdecer laureles. Todo lo contrario que un Rochestie que afronta la temporada de su carrera, en la que podrá demostrar lo exhibido en ligas menores.

Continuando por la línea exterior, sólo se echará en falta a Pau Ribas. El jugador, que no llegó a encontrar la continuidad adecuada en Vitoria, ha emigrado al cálido Levante tras haber mostrado sus aptitudes, versátiles pero faltas de ese último paso que instala al sujeto en la élite. Fabian Causeur está llamado a hacerlo olvidar. De nuevo, las referencias son buenas. Su internacionalidad en un combinado tan poderoso como el galo y su anterior curso -junto a su buena pretemporada- presagian un rendimiento digno.

Por último la baja de Mirza Teletovic será, como la de Prigioni, de difícil cobertura. Al talento del excapitán azulgrana hay que sumar su capacidad de abrir el juego desde el poste. Esta característica será, en principio, denostada en pro de un juego dentro-fuera necesario en el equipo y que tendrá en Tibor Pleiss a un baluarte de talento todavía por moldear.

Luces y sombras sobre un pronóstico que, como el propio Baskonia, se alterará según se desarrollen los acontecimientos. Las lesiones, el rendimiento de las nuevas incorporaciones y el paso adelante demandado a los Nemanjas, Lampes o Nocionis serán clave. Mañana comenzaremos a vislumbrar las respuestas a todas estas incógnitas.