a emisión en el año 1995 del documental Las habitaciones de la muerte,que destapó las inhumanas condiciones de los orfanatos chinos, removió conciencias y marcó un punto de inflexión. El impacto de esta cinta sobre la opinión pública disparó las solicitudes de adopción internacional en todo el mundo, un fenómeno que también se extendió a España en general y Álava en particular, y el Estado llegó a convertirse en pocos años en el segundo mayor receptor de niñas procedentes del gigante asiático de todo el planeta. Solo en 2005 constituyó 2.753 adopciones. Hasta la difusión de ese reportaje, únicamente se habían dado oficialmente cuatro.

En el ámbito más cercano, las llegadas internacionales a Álava "siempre habían sido poquísimas", según recuerda en conversación con este periódico Rosalén Sánchez, jefa de la Unidad foral de Acogimiento familiar y Adopciones. En 1992, por ejemplo, solo hubo en la provincia seis solicitudes para adoptar niños en el extranjero. En 2000, pico histórico, se produjeron hasta 70 llegadas. Y aunque las adopciones en China comenzaron a desplomarse a partir de 2007 tras un cambio del marco legal en aquel país, otros tomaron su relevo.

Sin embargo, el paso del tiempo y la confluencia de distintos factores han devuelto al territorio a registros desconocidos desde los años previos a aquel boom. Sin ir más lejos, durante el pasado 2021 solo se formalizó una adopción internacional en Álava, una pequeña procedente de Perú, y apenas cuatro familias más registraron su solicitud para hacerlo. Las adopciones constituidas también se redujeron a solo una en 2020, dos en 2019 y otra en 2018, sumando únicamente cinco en cuatro años. Es el mismo número de adopciones nacionales que se formalizó en Álava en 2021. Tras décadas de prevalencia de la adopción internacional, ambas modalidades prácticamente han terminado por equipararse en cifras.

Sánchez alude a la combinación de tres causas para contextualizar este "brutal" descenso. En primer lugar, la experta subraya que, con el paso del tiempo, se ha visto que los niños que vienen de países extranjeros arrastran "experiencias muy duras, una gran mochila, fruto del impacto del abandono". "Hay daños emocionales, neurológicos... y después se han dado problemas en los procesos de adopción. Son los casos que se ven, los que hacen ruido, y eso ha retraído a muchas familias", remarca Sánchez.

El segundo factor que ha influido en esta caída es, según la técnica, la crisis económica que comenzó en 2008, año a partir del cual las adopciones internacionales no hicieron sino descender. Aunque la adopción internacional en sí no tiene coste aquí, sí que exige realizar importantes desembolsos en los países de origen y requiere distintos gastos previos, como el viaje -o incluso los viajes- al país de nacimiento de los pequeños. Algunos de estos, además, han endurecido sus condiciones para adoptar con el paso del tiempo, como ya se ha dicho con China.

En tercer lugar, Sánchez apunta al perfeccionamiento de las técnicas de reproducción asistida y a la proliferación de clínicas de este tipo, así como a otras figuras en auge como la maternidad subrogada. "El deseo de las familias por tener hijos se mantiene, pero se mueve ", contextualiza la responsable de la Unidad de Acogimiento y Adicciones.

Mentalidad

El psicólogo y terapeuta de familia Javier Múgica, cabeza visible del servicio de apoyo a las familias adoptantes Adoptia, alude por su parte a que el "interés" de la población alavesa por adoptar "ha disminuido", un factor unido a los problemas que ha tenido un buen número de familias en la crianza por esa mochila que cargan muchos niños adoptados.

"La mentalidad ha cambiado y se ha pasado de ver la adopción como una obra caritativa a un riesgo", remarca el especialista, cuya entidad desarrolla de la mano de la propia Diputación distintas actividades de apoyo a las familias como charlas o talleres. Múgica, a la vista de las cifras, no oculta su preocupación, pues la adopción es "un derecho a la protección de los niños que han sufrido abandono y están desamparados". "Y estamos obligados a buscarles una medida protectora", apostilla.

Susan Warner, gasteiztarra de origen irlandés y madre de dos pequeños adoptados en Rusia en el año 2011 -cuando tenían cuatro él y cinco ella-, pone el foco en las múltiples necesidades que familias como la suya tienen a lo largo del proceso de adopción y que no siempre han sido atendidas. "Nos ha costado muchísimo hacer ver a las instituciones que necesitamos un apoyo", apunta Warner, que también preside la asociación de familias adoptivas Ume Alaia. Ayuda para las familias y, evidentemente, también para los pequeños, en los ámbitos escolar, psicológico, físico... "Lo que más hace falta es un seguimiento posadopción en la escuela", subraya.

El camino, una educación "intensa y diferente", no ha resultado sencillo, como tampoco lo ha sido para las centenares de familias adoptivas alavesas que han compartido su experiencia. "No tiene nada que ver con una crianza tradicional", explica. Warner lanza un consejo para las familias que quieran dar el paso. "El quid de la cuestión está en el después de la adopción. Hay una visión preconcebida muy acaramelada y la realidad es que son menores que han sufrido una necesidad muy temprana. Lo que tienen que hacer las familias es estar preparadas para plegarse y no dar nada por hecho", remarca esta madre.

Al detalle

Punto de inflexión. La emisión en el año 1995 del documental 'Las habitaciones de la muerte',que destapó las inhumanas condiciones de los orfanatos chinos, removió conciencias y marcó un punto de inflexión en el ámbito de la adopción internacional. El impacto de esta cinta sobre la opinión pública disparó las solicitudes en todo el mundo, un fenómeno que también se extendió al Estado en general y Álava en particular.

Equiparadas. Tras décadas de clara prevalencia de la adopción internacional, con el paso de los años esta modalidad y la nacional prácticamente se han equiparado en cifras. Álava ha pasado de constituir 70 adopciones internacionales en el año 2000 a solo una el año pasado, una niña procedente de Perú. La 'mochila' del abandono que acompaña a muchos de los pequeños adoptados en el extranjero -y sus consecuencias en la crianza posterior-, las sucesivas crisis económicas o el perfeccionamiento de las técnicas de reproducción asistida son algunas de las causas de la progresiva caída de este tipo de adopción.