El corazón comercial de la ciudad aguarda esperanzado a sentir los primeros latidos del faraónico proyecto de revitalización abanderado por la iniciativa privada, Urteim, e iniciado en 2015 con la progresiva compra de locales en la manzana formada por las calles General Álava, Dato y San Prudencio. El veterano empresario Juan María Uriarte empezó a amasar a golpe de talonario hasta una veintena de locales y más de 3.300 metros cuadrados de superficie con la idea de generar un potente foco de atracción comercial gracias a negocios y marcas de primera línea, que evitaran la fuga de los clientes hacia los grandes centros comerciales. Media docena de años después de ese ambicioso punto de partida solo se ha materializado la apertura de un restaurante en la calle San Prudencio (en el local que ocupó el bar Taberna) y un supermercado con productos de oportunidades a precios de saldo en el espacioso local de la calle Dato 19 (anteriormente ocupado por la tienda de ropa Lefties).Un proyecto cambiante

En todo el conglomerado de locales ahora vacíos como fueron la taberna irlandesa Molly Malone, la tienda de iluminación Salazar, la agencia de viajes Guria, Gretel, Mosel, Inside o Uterque, entre otros, no se aprecia el avance de unas obras que, incluso, mantienen el rótulo original gran parte de los comercios. La primitiva intención de Urteim se orientó a articular 5 grandes locales entre esos 3.369 metros cuadrados y buscar inquilinos para cada uno de ellos bajo la fórmula del alquiler.

Sin embargo, con el paso de los años han sido habituales los volantazos en la evolución del proyecto. Uno de ellos se formuló antes de la pandemia, cuando los promotores recibieron el visto bueno del área de Urbanismo para recortar un 37 % el espacio comercial de la manzana. De los iniciales 3.369 metros cuadrados repartidos en cinco grandes locales, se metió la tijera para rebajar a 2.098 la superficie total, pero repartida en ocho lonjas. De esa cantidad cuatro tendrían menos de 200 metros cuadrados, tres están por debajo de los 300 y el más amplio alcanza los 724. Esos 1.270 metros se añadieron a la superficie del Garaje Álava, también propiedad de Urteim, para construir 96 plazas, en lugar de las inicialmente 84 previstas, y generar una serie de rampas de acceso y redistribución de los espacios.

El enésimo y más sorprendente giro de tuerca del proyecto llegó en febrero de este año. Los promotores decidieron suprimir el espacio destinado para casi ese centenar de plazas en rotación dentro de la calle General Álava y enfocarlo a la construcción de un inmenso local comercial de más de dos mil metros cuadrados, como cebo para que alguna gran superficie de distribución muerda ese anzuelo y sea el banderín con el que empezar a levantar este proyecto. De esta manera, se eliminaría ese denominado tráfico parásito de vehículos que utilizarían la calle General Álava para entrar y salir del estacionamiento y únicamente, salvo nuevo giro del guion, se tiene previsto mantener una planta de ese parking con cerca de una treintena de plazas destinadas al uso privado.Rebasado el límite de paciencia

A falta de escaparates seductores y deslumbrantes para acercarse a comprar al centro, un paseo por la calle San Prudencio coloca ante los ojos de los viandantes una sucesión de locales vacíos y vallas de obra, desde hace cuatro años, que aportan un desangelado y fantasmagórico aspecto en la que otrora fue la milla de oro comercial de Gasteiz. Esta falta de avances en los trabajos y la indefinición sobre todo lo que concierne a esa relevante manzana ha llegado a colmar el vaso de la paciencia del alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran. El pasado 3 de agosto, en una entrevista en Onda Vasca, arremetió contra la promotora del proyecto y su cabeza visible. "Estamos viendo que pasan los meses y los años y este empresario no está tomando decisiones para abrir esos locales y creo que es momento de decir que hasta aquí hemos llegado. Para hacer lo que ha hecho es mejor que no hubiese hecho nada. La ciudad no puede esperar y no podemos estar al capricho de un señor que al final no ha hecho absolutamente nada", espetó el primer edil en una reacción inusual por la dureza de sus palabras hacia Urteim.

Más allá de la apertura del restaurante y el supermercado o la presencia permanente de un operario a la puerta del Garaje Álava, no se conocen más detalles sobre la manera en la que ir dando forma al proyecto y cómo ocupar los miles de metros cuadrados logrados con la compra de los más de veinte locales. Los diferentes grupos políticos cuestionan con insistencia al propio Urtaran o a la responsable Promoción Económica, Maider Etxebarria, sobre novedades que trasladar a la población, pero no hay datos concretos que poder aportar. En la vuelta a la actividad institucional del Ayuntamiento, en la comisión del martes, le esperan a la primera teniente de alcalde socialista las pertinentes preguntas de EH Bildu, PP y Elkarrekin sobre el estado actual del proyecto y las declaraciones del alcalde Urtaran en agosto.

El pasado mes de marzo confirmó la responsable municipal de Territorio, Ana Oregi, la ampliación por dos años de la licencia de obra para esa manzana. Ese plazo se amplia ahora hasta febrero de 2023, después de haber consumido ya los dos años de vigencia de esa primera autorización para las obras. "Entendemos que quiere seguir adelante con el planteamiento, si no, hubieran dejado morir la licencia", justificó Oregi a la hora de dar a conocer los motivos para conceder esa segunda licencia.