La progresiva relajación de las medidas sobre la hostelería junto a la llegada del buen tiempo y el aumento de las horas de sol, han convertido las terrazas de la capital alavesa en un cotizado tesoro. No es sencillo encontrar un hueco en cualquiera de ellas, con independencia de la hora en la que los sedientos clientes decidan remojar su gaznate con un vermú, un verdejo, un crianza de Rioja Alavesa, una caña u otra bebida de más graduación.

DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha recorrido las calles de Gasteiz en busca de las mejores o más concurridas terrazas y comprobar cómo esta desmedida afición por lograr una silla y una mesa, no es solo un fenómeno en la zona centro, sino que en otros puntos cardinales de la ciudad como el norte (Lakua), este (Salburua) y oeste (Zabalgana) las dificultades son las mismas.

El periplo comienza en el corazón de Gasteiz, donde las tradicionales calles como Cuchillería y Pintorería no han perdido un ápice de fuerza. En torno a las mesas que salpican gran parte de las calles, se arremolina el sector más joven de la clientela.

No hay que andar mucho para encontrar la Plaza Nueva reconvertida en un salón de estar para miles de gasteiztarras, que suspiran por darse un pequeño homenaje en cualquiera de los ocho locales abiertos. Hay un noveno, que trabaja para recuperar de nuevo la actividad tras unos meses cerrado y plantar también sus sillas y mesas.

A mitad de camino entre la zona copada por los más jóvenes y el variado abanico de edades de quienes logran un asiento en la Plaza Nueva, ha emergido con fuerza otro punto de terraceo. Se trata de la calle Mateo Moraza, donde se encadenan hasta cuatro establecimientos que convierten la zona en una continua hilera de mesas donde no se distinguen cuáles son las de uno u otro local.

No hay que andar mucho más para tratar de encontrar una silla libre en plena Cuesta de San Francisco y disfrutar de una amplia terraza, en lo que hasta hace unos meses fue la calzada por la que transitaban los coches, y ahora permite saborear un vino de Rioja Alavesa contemplando la gran obra arquitectónica de Justo Antonio de Olaguíbel y recrearse con la renovación de la sede del Banco de España.

Las zonas peatonales del corazón de Gasteiz invitan a los hosteleros a plantar mesas y sillas buscando seducir a una clientela aún reacia a pisar el interior de los locales.

La calle San Prudencio es otro punto estratégico e histórico del pujante terraceo con otra media docena de locales que extienden sus veladores. Esta arteria ejerce de potente imán para los gasteiztarras que, sobre todo los fines de semana, buscan un lugar en la sombra que se adueña de San Prudencio.

En la zona del Ensanche, la espaciosa y amplia calle de Sancho El Sabio se ha convertido en lugar de peregrinaje para muchos vecinos de la Avenida de Gasteiz, proximidades de Gorbea, San Martín o Txagorritxu. Encuentran allí atractiva la oferta de la zona, con pujantes locales instalados hace unos años, la renovación de otros que fueron clásicos y modernos restaurantes de las últimas tendencias.

Se completa el encanto de Sancho El Sabio con adyacentes arterias como el tramo de Abendaño entre Beato y Adriano VI, Bastiturri o Ricardo Buesa, donde el hecho de ser espacios peatonales facilita que se puedan instalar mesas y sillas para ganar adeptos en esa reconquista del cliente tras la pandemia.

También otra vía como la cercana Abendaño, en el tramo entre Beato Tomás de Zumarraga y Adriano VI es un pequeño reducto donde la peculiar configuración de los bloques de viviendas, permite montar terrazas que agrupan a un buen número de clientes.

la mutación de santa bárbara

Otro enclave donde el rediseño y el espacio ganado para los gasteiztarras ha llevado a este punto a situarse como lugar destacado en el panorama del terraceo es la plaza Santa Bárbara. La icónica pérgola que visibiliza la transformación del espacio da cobijo hasta una veintena de mesas de una cafetería clásica de la ciudad.

En el otro extremo del cuadrado de la plaza, los gastrobares del mercado de Abastos no han tenido más remedio que salirse de los límites de aluminio del recinto y ocupar también con mesas y sillas una porción de plaza.

Esta desmedida afición por los espacios al aire libre, tiene su más claro exponente en la radical mutación en el corazón de Judimendi. El espacio triangular sobre el que se articula Médico Tornay se ha llenado de vida, bullicio y terrazas.

Los nuevos barrios no escapan de este furor y los cuatro bares que pueblan las inmediaciones del parque del este, en Salburua, pocos huecos ofrecen para poder saborear una consumición. Estos locales ofrecen el añadido de que los más pequeños pueden disfrutar de los juegos que ofrece el parque con toda la tranquilidad de sus padres.

En la zona de Lakua, la plaza Zumaia, con las mismas dimensiones que la Plaza Nueva, es un cuadrado perfecto y libre de cualquier peligro de tráfico, donde se junta el ocio de los mayores con el juego de los más pequeños en una zona que ejerce de dinamizadora.

En el barrio más poblado de Gasteiz, Zabalgana, la plaza de Labastida es un pujante enclave donde las mesas y sillas son ese codiciado tesoro para disfrutar la libertad tras resistir esta pandemia. Hasta tres locales tienen plantadas allí sus mesas y sillas en el espacio de la plaza, pero ya antes de acceder a ese recinto ovalado hay otro local que es punto habitual de encuentro y reunión.

La amplitud de espacios de este barrio genera muchos espacios para que florezcan los veladores y en calles como Naciones Unidas, Derechos Humanos y Paseo del río Eskibel son puntos de encuentro habituales entre los vecinos.

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Las restricciones impuestas al sector de la hostelería para poder consumir en el interior de los locales ha propiciado un estratosférico despegue (88%) en las solicitudes para plantar en la calle mesas y sillas. Antes de explotar el coronavirus las licencias concedidas eran únicamente 270.