- Una importante cifra de buitres leonados se desplaza por los cielos alaveses diariamente buscando su sustento para alimentarse. A ellos se suman, en muchas ocasiones, otras aves carroñeras desde Navarra, La Rioja o Burgos, e incluso desde Bizkaia. Y es que, aunque en todas ellas hay muladares, en el Territorio Histórico la Diputación Foral de Álava han instalado dos: el veterano de Analamendi, en Arraia-Maeztu, y el más nuevo de Valderejo, en Valdegovía, a los que también acuden desde esos otros lugares.

El primero se puso en marcha en 2006 y el segundo dos años después y es la propia institución foral la que se encarga, periódicamente, de depositar animales muertos, en unas cifras que rondan las 40/60 toneladas al año. Se trata de unas cantidades estimadas como aporte alimenticio para estas aves, ya que lo que se espera de ellas es que se alimenten de la fauna silvestre muerta en pleno campo con el fin de sanear el medio ambiente.

Esto, sin embargo, provoca otras complicaciones añadidas y es que, en la búsqueda de comida, los buitres localizan a veces a otros animales recién nacidos en las explotaciones ganaderas y no dudan en atacar a esas crías, y hasta a las madres en algunas ocasiones.

Según datos facilitados por los responsables del departamento foral de Medio Ambiente y el de Agricultura en una comparecencia celebraba a finales de primavera en una comisión de las Juntas Generales de Álava, se estima que en Álava hay alrededor de 519 parejas, una cifra inferior a la de una década anterior, en la que se contabilizaban 543.

En la actualidad estas aves, las asentadas en el Territorio Histórico, se reparten en 36 colonias con una población que oscila entre las 1.600 y las 1860 aves, buena parte de ellas anilladas con un material amarillo que comparten con las de otras regiones y un número identificador que las domicilia en una u otra comunidad autónoma. En Álava, sus dormitorios se encuentran dispersos por Valderejo, Sobrón, Arcena, Sierra Salvada, Sierras Meridionales, Izki, Entzia, Aizkorri-Aratz, Tuyo y Urkiola. Además se han encontrado buitreras aisladas en Valdegovía.

Su presencia es importante para la calidad medioambiental, ya que se encargan de eliminar los cadáveres de animales muertos en el campo, bien por cazas perdidas durante las batidas o accidentes. Aunque su actividad se desarrolla en medio del monte, muchas veces, dada la tendencia de jabalíes o corzos a aproximarse a núcleos habitados para alimentarse de contenedores o restos de alimentos, o a atropellos, es fácil verlos, en enormes cantidades de 30, 40 o más aves, devorando esas presas fallecidas, como ocurría recientemente en la zona de Santa Cruz de Campezo, cuyas imágenes se hicieron virales en las redes sociales al recordar estampas africanas.

Precisamente, los muladares se crearon para depositar en esos lugares los animales que fallecen en accidentes o por otras causas para alimentar a las carroñeras, tratando de evitar de esta forma los ataques a la ganadería. Los buitres leonados, según los expertos, precisan alrededor de medio kilo de carne diaria para vivir y se considera que con los restos que se llevan y lo que puedan localizar en el campo les sirve para cubrir sus necesidades vitales diarias.

Pero no debe ser así, ya que en ocasiones los buitres aguardan sobrevolando por encima de explotaciones ganaderas abiertas el parto y cuando éste finaliza atacan a la cría y la devoran hasta que no quedan restos. Además, si ven que la madre se encuentra debilitada también la llegan a atacar, como muestran las cerca de cien denuncias anuales que presentan los ganaderos propietarios de esos animales.

Esta situación preocupa, y mucho, a estos ganaderos, según destacaba el presidente de UAGA, Javier Torre, que lleva realizadas numerosas gestiones ante la Administración para tratar de buscar una solución no al hecho en sí, sino a la normativa que regula las indemnizaciones. Y es que para que el propietario de un animal pueda llevar a buen puerto una denuncia de un ataque a sus animales debe demostrar que antes de ser devorados estaban vivos. O, como comentaba un ganadero, que queden restos para verificar que fue atacado por los buitres leonados, lo cual es prácticamente imposible. De hecho, el sindicalista alavés ponía como ejemplo de voracidad un reciente suceso en el que una bandada de 80/90 buitres cayó sobre un jabalí muerto en la carretera por atropello y del que no quedó ni un resto.

Por una u otra razón, según explicaba Javier Torre, muchos ganaderos se quedan sin indemnización y lo que se busca es una fórmula que permita solventar esas pérdidas de los ganaderos a causa de la fauna salvaje con otras pruebas y que, al mismo tiempo, se preserve la diversidad del medio natural.

Otros animales. En la búsqueda de comida, los buitres localizan a veces a otros animales recién nacidos en las explotaciones ganaderas y no dudan en atacar a esas crías, y hasta a las madres en algunas ocasiones.

Dormitorio. En Álava, los dormitorios de estas aves se encuentran dispersos por Valderejo, Sobrón, Arcena, Sierra Salvada, Sierras Meridionales, Izki, En-tzia, Aizkorri-Aratz, Tuyo y Urkiola. Además, se han llegado a encontrar buitreras aisladas en Valdegovía.