El Deportivo Alavés salió vivo de la siempre exigente visita a Son Moix y sumó un punto más para la causa en un encuentro plagado de disputas y marcado por el derroche físico. Un botín que puede considerarse como insuficiente, pues al conjunto vitoriano no le sirve para salir de los puestos de descenso, pero con el que sigue creyendo en su lucha por la salvación.

Un resultado, a fin de cuentas, que pocos podrían prever tras un primer tiempo horroroso por parte de la escuadra de Coudet, pero que es lo más justo, ya que el Glorioso dio el do de pecho tras el descanso, si bien no acabó creyendo del todo en la posibilidad de sumar de tres.

De nuevo, y al igual que en el último precedente a domicilio, celebrado hace dos semanas en Butarque, el Alavés se vio obligado a remar a contracorriente. El Mallorca abrió la lata con un zarpazo imparable de Asano al aprovechar uno de los mayores males que arrastra el equipo vitoriano, que es precisamente la fragilidad defensiva y su enorme facilidad para encajar goles. Tras la de ayer, ascienden a 14 las jornadas consecutivas en las que el equipo de Coudet ha encajado al menos un gol. Una rémora que urge remediar para que la consecución de la permanencia sea posible.

En cualquier caso, el Deportivo Alavés se fue con vida al descanso y el Mallorca acabó pagando muy caro su falta de colmillo mostrada en el primer tiempo. Pocos minutos después del 1-0, Vedat Muriqi falló de manera incomprensible un mano a mano ante Sivera que no llegó a definir ni entre los tres palos. Un error grosero por parte del ariete kosovar que constituyó un punto de inflexión en el desarrollo del encuentro.

Mejor tras el descanso

El Alavés vio que era posible rescatar un punto de un escenario tan complejo como Son Moix. Los pupilos de Coudet emergieron con una marcha más desde el inicio del segundo tiempo y el Mallorca se vio sometido a defender las acometidas albiazules. Carlos Martín tomó las riendas de la creación de juego en la parcela ofensiva e infundió el miedo en las filas bermellonas con varios disparos desde la frontal. El equipo de Arrasate no encontró la manera de frenar los ataques babazorros y el titánico esfuerzo del Glorioso obtuvo recompensa en el minuto 68. De nuevo, tras una segunda jugada fruto de una acción de estrategia, el Deportivo Alavés pilló desordenada a la zaga rival y, mediante un centro poco ortodoxo de Carlos Martín, Kike García leyó su dirección para dirigir entre palos una definición con la que resultó lesionado.

En los instantes posteriores al empate del manchego, que sumó su 11ª diana en el campeonato doméstico, el Deportivo Alavés dio la sensación de no conformarse con el punto. El equipo vitoriano fue a por más y trató de darle la vuelta al marcador al aprovechar el estado de noqueo de su rival. Sin embargo, Jagoba Arrasate buscó una reacción por parte de sus pupilos y la entrada de futbolistas ofensivos como Larin y Prats obligó al Chacho Coudet a mover ficha.

La solución del técnico argentino para certificar el empate no fue otra que fortificar su retaguardia. Coudet apostó por una zaga formada por cinco hombres, entre ellos el debutante Facundo Garcés, y, no sin sufrir, la apuesta del Chacho acabó dando sus réditos. En definitiva, un punto que es muy valioso para el Alavés habida cuenta de la talla de su rival, pero que debe ser oro puro si lo hace bueno tras sumar la ansiada victoria en el regreso a Mendizorroza el próximo sábado frente al Villarreal.