El Deportivo Alavés depende de que Mendizorroza sea un fortín para sobrevivir. Así lo fue la temporada pasada, cuando el equipo acabó décimo, consiguiendo una de las mejores clasificaciones en la élite de su historia. Y, del mismo modo, ocurrió el curso anterior, en el que se logró el regreso a la élite. Ante su gente, los babazorros siempre han dado un plus. Solo hay que escuchar a la grada unos instantes para entender el porqué.

Esto último, por el contrario, no está ocurriendo en la presente campaña. Aunque la afición sigue llevando en volandas a sus jugadores, ya han sido varios los puntos que se han escapado del Paseo de Cervantes sin necesidad siquiera de que los rivales hicieran una gran actuación. Algo que pudo verse, sin ir más lejos, en el duelo del pasado domingo ante el Getafe, a quien le fue más que suficiente un gol de penalti para llevarse el triunfo.

Antonio Sivera, durante un momento del partido disputado en Mendizorroza entre el Deportivo Alavés y el Getafe DNA

El Alavés no mereció menos que el conjunto de José Bordalás en ese partido, eso es una realidad. Pero tampoco hizo demasiado para incomodar a los azulones. En poco varió el guion respecto a cuando juegan en el Coliseum Alfonso Pérez. Y eso es lo que no puede permitirse un club como el babazorro. Se gane, empate o pierda, los rivales deben sentir sobre el césped que van a tener que sudar para no volver con la buchaca vacía.

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En imágenes: Así ha sido el Alavés - Getafe

Lo mismo que el Getafe también lo sintieron el Celta y el Girona jornadas antes. Una media ocasión, junto a sendos errores, le sirvió a ambas escuadras para puntuar en Mendizorroza. Y cada golpe de este tipo, se quiera o no, afecta a la afición, aunque intente ocultarse por el bien del colectivo. No es fácil ir con ánimo al estadio cuando han pasado más de tres meses de la última victoria en casa. Fue ante el Mallorca, el 1 de noviembre.

PENÚLTIMO EN LA TABLA

Siendo tan endeble en el Paseo de Cervantes, a nadie le puede sorprender que el Alavés esté en descenso. Lo positivo es que hay tiempo para cambiar la situación. No mucho, pero sí lo suficiente. Aún restan 14 jornadas por delante y la permanencia está a dos puntos de distancia, limitada por el Leganés con 23. El problema es que esa desventaja puede ir a más este sábado, pues a los de Coudet les toca visitar Butarque.

De vuelta de tierras madrileñas, será otro rival directo quien visite Mendizorroza: el Espanyol. Un día en el que no habrá excusas para revertir la pobre dinámica en casa. En lo que va de temporada, el Glorioso ha jugado once partidos en el estadio babazorro y su balance es de tres victorias (Sevilla, Las Palmas y Mallorca), cuatro empates (Betis, Leganés, Athletic y Celta) y cuatro derrotas (Barça, Valladolid, Girona y Getafe).

Un total de 13 puntos que, concretamente, le colocan al Alavés como el segundo peor local de LaLiga, solo por delante del Pucela (12) y en igualdad con el Leganés y Las Palmas. A lo que hay que sumar el hecho de que, desde su llegada a Vitoria-Gasteiz, el Chacho no ha podido ganar en el Paseo de Cervantes. Y eso que, visto lo visto, hasta ahora han ido pasando los rivales que parecían más asequibles, dentro de que ninguno lo es.

Echando un vistazo al calendario, a los albiazules les queda recibir la visita del Espanyol, Villarreal, Real Madrid, Real Sociedad, Atlético, Valencia y Osasuna. Es decir, dos rivales directos y cuatro clubes que están en la parte media-alta de la tabla e, incluso, peleando por el campeonato. Algo que, eso sí, no fue excusa para competirles en el pasado.

UNA COMPARACIÓN PREOCUPANTE

El Alavés cerró la temporada pasada siendo el séptimo mejor local de la categoría, con un balance de nueve triunfos, cuatro empates y seis derrotas. Lo que viene siendo 31 de los 57 puntos posibles (54,38 %), mientras que el porcentaje actual ha caído hasta el 39,39 %. Además, Las Palmas y Mallorca fueron los únicos rivales directos capaces de puntuar en el Paseo de Cervantes en todo el año, cuando este ejercicio han hecho ya cuatro.