El Museo Sacro del Santuario de la Encina de Artziniega reabre sus puertas este fin de semana (sábado y domingo de 10.00 a 13.00 horas) tras meses de acondicionamiento y reordenación de los cientos de elementos y piezas que lo conforman.

De ser un museo-almacén ha pasado a ser un museo en el que apreciar de verdad el relato de la historia religiosa popular de esta Villa medieval, no solo de su Santuario sino de los diferentes templos, iglesias y ermitas que lo rodean.

Situado en las antiguas caballerizas del propio Santuario, abrirá al público los sábados y domingos de 10.00 a 13.00 horas

Un Museo Sacro cargado de historia e historias, incluido el único escrito marinero en tierras alavesas, un hocico de pez sierra, que podría datar de 1668, y que da fe de la llamativa devoción que algunos barcos de pesca -a más de 40 kilómetros de la costa- tenían siglos atrás hacia esta Virgen.

“Hay ofrendas efectuadas por mareantes de Sopuerta, Ontón, Muskiz o Castro Urdiales, en una muestra evidente más de un pasado plagado de devotos y peregrinos hacia este Santuario que otrora, en tiempos de la Edad Media, fue considerado como el Lourdes de la costa cantábrica”, señala el alcalde, Joseba Vivanco.

Panorámica interior del museo sacro de Artziniega Ayuntamiento de Artziniega

En concreto, el Museo Sacro se encuentra en las antiguas caballerizas del propio Santuario donde, de 1984 a 2004, estuvo el embrionario Museo Etnográfico local, antes de su traslado al cercano y amplio edificio histórico del antiguo colegio de Las Carmelitas, que fue rehabilitado para dar cabida a la amplia exposición que conforma el que hoy día se ha convertido en una de las joyas etnográficas más valoradas de Euskadi.

“Es a partir de ahí cuando en aquellas antiguas caballerizas que quedan vacías surge esta vez el germen de lo que luego sería el Museo Sacro del Santuario, un espacio expositivo histórico-religioso nacido gracias al tesón, en especial, de la Asociación Amigos de la Encina, surgida en 1998 con motivo del V aniversario de la construcción del actual edificio del Santuario”, aclara el regidor.

Contenido 

El museo que reabre ahora sus puertas alberga casi 600 elementos de distinta índole, obras algunas de gran valor eclesiástico, desde estatuas a libros, cálices, una gran variedad de candelabros, la maquinaria del antiguo reloj del Santuario que data de 1884, exvotos, rosarios, cuadros... e incluso un altar rescatado de la iglesia de Santo Tomás de Mendieta.

Altar rescatado de la iglesia de Santo Tomás de Mendieta Cedida

Piezas en su mayoría rescatadas del polvo y el olvido de sótanos y sacristías que, en algunos casos, resultan originales y únicas tales como la carta de 1745 del Papa Clemente VIII concediendo Jubileo y gracias especiales a quienes visiten y recen en el Santuario, el reglamento del Asilo de Nuestra Señora de la Encina para usuarios y el personal empleado, o joyas como el catecismo cristiano de 1558 de Fray Bartolomé de Carranza.

Ofrendas marineras, a 40 kilómetros de la costa, dan fe de cuando, en la Edad Media, La Encina fue el Lourdes del Cantábrico

Fondos en gran parte pertenecientes tanto al propio Santuario como a la Parroquia de La Asunción, pero también de los templos repartidos por los diferentes núcleos rurales de Artziniega, algunos de ellos en precaria situación.

En definitiva, un museo que atesora buena parte de la historia de la religiosidad popular de Artziniega, desconocida en muchas facetas, como las de sus numerosas cofradías, o la veneración que alguna gente del mar de la costa vizcaína o incluso cautivos cristianos de las Cruzadas sentían por la Virgen de la Encina.

Santuario de La Encina en Artziniega Cedida

El Padre Villafañe relataba así la presencia de variopintos exvotos marineros en el Santuario, en el año 1726: “[…] contando al mismo tiempo sucesos milagrosos, de haberlos su Majestad librado de horribles tormentas y peligro de caer en manos de infieles, como también que los tragasen algunos grandes peces; por lo cual se veían colgados de las paredes de este santo Templo muchos modelos de navío, pedazos de maromas, y de naves sumergidas y rotas, partes de varios pescados marítimos, como dientes, cabezas, espinazos de ballena y otros monstruos incógnitos”.

Su reapertura es la guinda al pastel que supone una visita al Santuario de la Encina, pero es también toda una invitación a quienes gustan del turismo religioso o del rico patrimonio cultural que atesora Artziniega, que ya hoy, sí, alberga hasta tres museos: el Etnográfico, el Taller-Museo del escultor Xabier Santxotena, y ahora, el Sacro.