El derbi entre el Deportivo Alavés y el Athletic Club de este domingo (16.15 horas) en Mendizorroza es una cita especial para Asier Villalibre. Solo unos meses después de su salida definitiva de San Mamés –antes solo lo había hecho como cedido–, el Búfalo de Gernika se reencuentra con el equipo que le vio dar sus primeros pasos y con el que llegó a la élite del fútbol nacional, donde ahora lucha cada día por intentar mantenerse. 

La nueva etapa del delantero vizcaíno en el Paseo de Cervantes, sin embargo, no marcha como a él seguramente le gustaría. Cerca ya del ecuador del campeonato, con 16 jornadas disputadas y 15 puntos en el casillero, Villalibre es el segundo futbolista de la plantilla que menor número de minutos ha disputado en Liga, solo por delante de Luka Romero. Ni siquiera Hugo Novoa, lesionado muchas jornadas, ha jugado menos.

La llegada del Chacho Coudet al Alavés se antojaba como una oportunidad para el Búfalo, pues un cambio en el banquillo siempre lo es para los que no han sido de la confianza hasta ese momento, pero lo cierto es que, actualmente, nada hace pensar que su situación vaya a cambiar a corto plazo. Kike García pasa por un gran momento, su alternativa es Toni Martínez y, además, Villalibre ya no tiene la Copa para demostrar.

Uno de los factores que ha propiciado este rol secundario del vizcaíno ha sido su falta de ritmo competitivo en las primeras semanas. Al apenas haber jugado con el Athletic durante la campaña pasada (856 minutos entre Liga y Copa), Villalibre recaló en Mendizorroza lejos del estado de forma necesario para competir en la élite y esto le obligó a someterse a un plan individual en pretemporada para equipararse al resto.

Más tarde, ya en buenas condiciones, el Búfalo se ha encontrado con escenarios bastante adversos. Salvo en Anoeta, donde fue titular y ofreció una notable actuación, el de Gernika ha salido como revulsivo en partidos que ya estaban cuesta arriba (Celta, Espanyol, Getafe, Valladolid y Rayo), con el Alavés maniatado, y también de inicio en el Santiago Bernabéu. Lleva, por cierto, cinco jornadas consecutivas sin aparecer en Liga. 

No le ha beneficiado, eso es una realidad, el hecho de no haber sido diferencial en la Copa. Salió de inicio tanto en San Lázaro como en Cartagonova, frente a dos rivales de inferior categoría como el Compostela y la Minera, y en ninguno de los dos choques fue capaz de dar al equipo lo que necesitaba. En el segundo de ellos, incluso, fue sustituido en el minuto 55, como muestra de que a Coudet no le gustó lo que había visto de él.

UN ESCOLLO POCO SORPRENDENTE

Que uno de los delanteros, en este caso Villalibre, tenga menos oportunidades que el resto no es una sorpresa. El dibujo de Luis García dificultaba mucho la participación de un tercer punta durante los partidos, el Chacho ha mantenido ese esquema de momento y ante ese mismo escenario se encontró Jon Karrikaburu el curso pasado. Con Samu Omorodion a tope y Kike en un buen momento, el de Elizondo tuvo que salir en enero.

Y esa, por cierto, es seguro una de las soluciones que está barajando el Búfalo en estos momentos. El mercado de enero está a la vuelta de la esquina, son varios los clubes de LaLiga Hypermotion interesados en sus servicios –el Eibar, cerca de casa, entre ellos– y resulta evidente que no puede seguir en esta situación. Necesita minutos sí o sí, ya sea en el conjunto babazorro, convenciendo de alguna forma a Coudet, o en otro equipo

Kike García señala a la grada tras su doblete goleador en El Sadar Villar Lopez

En el Alavés, como se ha avanzado, muy difícil lo va a tener. Pese a las inevitables dudas sobre su edad, Kike García está de dulce, demostrando que le queda mucho fútbol todavía en sus botas, y también Toni Martínez está por delante de Villalibre aun no habiendo estado a su mejor nivel en sus últimas apariciones. Siete dianas lleva el obrero del gol, tres el delantero murciano y una el de Gernika en lo que va de temporada.

Al club gasteiztarra, por supuesto, le interesa recuperar la versión óptima de Villalibre. No hay que olvidar que la apuesta en él no es baladí. Se le firmó hasta 2028, previo pago al Athletic, y se convirtió así en uno de los futbolistas con el vínculo más largo de la plantilla, solo por detrás de Santi Mouriño, Hugo Novoa y Joaquín Panichelli (2029) y en igualdad con Mousa Diarra, Tomás Conechny, Abde Rebbach y Toni.