Samu Omorodion constituye uno de los grandes agitadores del mercado de fichajes. Ya lo fue durante la pasada temporada tras su sorprendente irrupción con el Granada, y apunta a repetirlo en esta ocasión pero con un desembolso económico mucho mayor.

Y es que el Chelsea tiene entre ceja y ceja al ariete melillense. Un deseo lógico ya que durante su cesión en el Deportivo Alavés, en su primera de contacto con la máxima categoría, fue el autor de ocho goles y una asistencia. El conjunto londinense, tal y como apunta Fabrizio Romano, periodista especializado en el mercado de fichajes, tiene todo atado con el futbolista para que sea ‘blue’ las próximas temporadas. El desembolso rondaría las 35 millones de libras, es decir, unos 40 millones de euros.

Según detalla el reputado periodista italiano, el Atlético de Madrid dará luz verde a la venta de Samu Omorodion en cuanto se concreten los últimos flecos de la operación por Julián Álvarez. Sea como fuere, está claro que la entidad colchonera está a punto de rubricar un negocio sobresaliente.

Mendizorroza como trampolín

El Atlético de Madrid fichó a Samu Omorodion en el pasado mercado veraniego a cambio de seis millones de euros. Una cifra muy baja dadas las condiciones del ariete y el margen de mejora que se le presupone a un atacante de su talla. El equipo madrileño confió en el Deportivo Alavés como el mejor contexto en el que Samu pudiera sumar minutos, tal y como hicieron en el pasado otros nombres como Theo Hernández o Marcos Llorente, y así fue durante buena parte del campeonato. 

Si bien es cierto que su protagonismo decreció en la recta final, el melillense constituyó una amenaza siempre que se enfundó la elástica albiazul.

Por una cuestión de adaptación a la élite (saltó de 2ª RFEF a Primera) tuvo dificultades para ser más resolutivo en el área. Algo que en Mendizorroza se comprendió como una cuestión intrínseca en el desarrollo de una joven promesa, pero que en Stamford Bridge deberá pulir si quiere convertirse en uno de los nombres propios del Chelsea y asentarse en un equipo a sus 20 años de edad.