Hablar de Mendizorroza es hablar de Donato Díaz Villaluenga, más conocido entre la afición albiazul como el hombre del marcador. Más de la mitad de los cien años de historia del estadio babazorro los vivió Donato en primera persona desde su particular atalaya: el icónico marcador situado en la esquina entre las gradas La General y Polideportivo, donde se encargaba de reflejar manualmente el resultado en directo de los partidos del Alavés mediante tablillas.
Donato, nacido en 1918, heredó de su padre Atilano la responsabilidad de manejar el marcador de Mendizorroza en la temporada 1945-46 a cambio de un sueldo inicial de 25 pesetas por partido. La primera vez que se subió a su atalaya fue el 14 de abril de 1946 en un encuentro entre el Deportivo Alavés y la Gimnástica Burgalesa, choque en el que tuvo mucho trabajo, ya que se anotaron diez goles y terminó con un resultado de 6-4 favorable a los vitorianos.
Desde entonces y durante más de medio siglo Donato se encargó de subir al casillero los goles albiazules pese al frío, la lluvia y la inestabilidad de las gradas, presenciando desde encuentros en la máxima categoría ante las grandes estrellas del fútbol mundial hasta citas de Regional con escasos seguidores en el estadio. Para ello, tuvo que escalar cada fin de semana por una especie de escalera metálica cuyos escalones eran unos asideros de metal, por lo que, en los días de frío o nieve, había que tener mucho valor para subir o bajar por ellos.
Donato realizó dicha tarea durante 52 años, hasta que en junio de 1998 se demolió el viejo marcador a causa de la obligada reforma del estadio para adaptarse a los requisitos de Primera División tras el regreso a la máxima categoría. Con dicha remodelación, se instalaron marcadores electrónicos en los fondos, por lo que la labor realizada por Donato dejó de ser necesaria.
Insignia de oro y brillantes
El 25 de marzo del 2000, el mismo día en el que se estrenaron los videomarcadores de Mendizorroza, Donato se jubiló a los 82 años de edad, 54 años después de subirse por primera vez a su atalaya. Como reconocimiento a su figura y a toda la labor realizada, José Luis Compañón, otra leyenda con más de medio siglo de servicio al club y buen amigo de Donato, le hizo entrega de la insignia de oro y brillantes entre una atronadora ovación de los aficionados que no quisieron perderse el duelo contra el Zaragoza.
Por desgracia, el equipo no pudo celebrar el especial día con una victoria y fueron los maños los que se llevaron los tres puntos con un 0-2 que sacó a los albiazules de los puestos de Champions League. Pese a ello, fue un día muy especial para Donato y también para Compa, que meses después fue nombrado presidente de honor del club.
El hombre del marcador falleció siete años después, en mayo de 2007, tras haber vivido sus últimos años como un seguidor albiazul más, sentado en la grada a la que durante medio siglo había mantenido informada del resultado del encuentro y de lo que sucedía en otros terrenos de juego. Sin embargo, su figura aún perdura en la memoria de todos los que coincidieron con él en Mendizorroza y formará siempre parte de la historia del club y del estadio babazorro.
Sus ojos fueron testigos de todos los encuentros que disputó el Glorioso en su feudo durante más de medio siglo, presenciando auténticos partidazos y jornadas de fútbol humilde en las que ni siquiera fue necesario agacharse a recoger las tablillas ante la ausencia de goles. Posiblemente, tras tanto tiempo ejerciendo esa labor, se le hizo difícil resistir ese autorreflejo de buscar la tablilla tras los últimos goles que presenció en Mendizorroza una vez jubilado.
Numerosos homenajes
17 años después de su muerte, la figura de Donato sigue más viva que nunca y se ha convertido en uno de los símbolos del club y del estadio, ya que ha recibido numerosos homenajes post mortem. Por ejemplo, en el 90 aniversario de Mendizorroza el hombre del marcador fue el protagonista de uno de los 16 murales que los artistas de Fill In Culture y los grupos de Iraultza 1921 Tifo Ekintza y Psychograffs realizaron en los exteriores del estadio babazorro y que se han convertido en una de las señas distintivas de Mendi.
Más adelante, en el año 2021 y con motivo del centenario del Deportivo Alavés, el club gasteiztarra realizó un nuevo guiño a Donato Díaz Villaluenga al colocar en la grada Preferente una réplica del viejo marcador de 4 metros de ancho y 3,5 de alto en el compromiso contra el Real Madrid en el que se celebraron los cien años de historia del club.
Al celebrarse dicho encuentro a puerta cerrada a causa de la pandemia, el marcador pasó por varias localidades alavesas durante el año del centenario para que los aficionados albiazules pudieran verlo in situ y tomarse una instantánea con la imagen de Donato y el legendario marcador.
Incluso en Alta la frente, el himno que Mikel Izal compuso para el centenario albiazul, aparece una mención a la figura del hombre del marcador: “Gracias por regalarnos la forma de querernos un poco mejor, de acercarnos a los que están lejos, que regresan con cada gol, al paseo de Cervantes con Donato en el marcador resistiendo al paso del tiempo con bravura, memoria y honor”.
Donato es el perfecto ejemplo de que no es necesario vestirse de corto y ser un fuera de serie sobre el césped para convertirse en una figura fundamental en la historia de un club y de su estadio. El compromiso, los valores compartidos y el incondicional amor a los colores han hecho del hombre del marcador una parte intrínseca del alavesismo.
Medio siglo en el marcador
Más de medio siglo apuntando los goles de los partidos del Alavés en el marcador de Mendizorroza dieron a Donato Díaz Villaluenga la oportunidad de vivir cientos de encuentros y anécdotas que bien podrían servir para realizar una serie televisiva. Por desgracia, el hombre del marcador falleció en 2007 y ya no es posible escuchar las innumerables historias que vivió desde su atalaya situada en la esquina de La General. Sin embargo, sí que son conocidos algunos de los partidos más recordados por Donato cuando habló de ello en vida.
Seguro que el partido de su debut, el Deportivo Alavés-Gimnástica Burgalesa de 1946, que terminó con un marcador de 6-4, fue un día especial para él y una jornada laboriosa para estrenarse en el puesto. Sin embargo, el encuentro que realmente se le complicó fue el duelo de Primera Regional Regional del 11 de octubre de 1970, que terminó con goleada del Alavés al Anaitasuna de Azkoitia por 11-1. Donato se quedó sin tablillas con el número uno y tuvo que hacer juegos malabares para colocar el resultado en el marcador.
Su tarde de mayor trabajo, sin embargo, fue la del 8-5 que endosó el Alavés al Real Unión el 30 de octubre de 1994, en la temporada de ascenso a Segunda División. A sus 76 años, Donato tuvo que agacharse en 13 ocasiones, una por cada gol, a cambiar las tablillas. De hecho, corre entre el alavesismo una leyenda urbana que dice que aquel día Donato tuvo una tendinitis en brazos y manos a causa del esfuerzo. El mural dedicado a él presente en la pared de Mendizorroza hace precisamente un guiño a este encuentro, ya que luce ese resultado de 8-5.
Tampoco le faltó trabajo el 28 de octubre de 1956, en Segunda División, cuando el Glorioso goleó al Logroñés por 10 goles a 1. Sin embargo, uno de los encuentros de los que más le gustaba hablar a Donato fue el que enfrentó al Alavés y al Valencia (7-0) en Mendizorroza en Primera División el 20 de marzo de 1955. Según describía el hombre del marcador, fue una tarde muy lluviosa en la que, pese al barrizal en el que se convirtió el terreno de juego, los locales lograron anotar siete goles al conjunto ché, cinco de ellos en la segunda parte. Una auténtica hazaña la que lograron los hombres entrenados por aquel entonces por Manolo Etxezarreta.
Claro que también hubo espacio para tardes no tan agradables y muchos momentos difíciles, tanto por malos resultados como por polémicas arbitrales. Donato, alavesista de cuna, no era precisamente un empleado imparcial y en una ocasión se resistió a quitar el 1-0 a favor del equipo vitoriano tras una discutida decisión del colegiado de anular el gol local. El resultado de 1-0 permaneció en el casillero hasta que unos minutos más tarde el Alavés logró otro tanto, esta vez legal a todas luces, que hizo justicia a lo que indicaba el marcador que Donato se había negado a rectificar.