¿Cómo nace el Kike García futbolista?
En mi pueblo (Motilla del Palancar), como todo niño de mi época. No había tantas distracciones como ahora y pasaba todo el día en la calle, jugando al fútbol en cualquier sitio, ya fuera en el campo, la escuela e, incluso, el frontón. Luego fui probando suerte en los equipos de alrededor hasta que me llamó el Real Murcia y comenzó lo serio.
¿Es de familia futbolera?
Claro, a quién no le gusta. Veíamos mucho la liga española en casa, cuando aún había varios partidos en abierto, y nos parecía muy atractiva por aquel entonces.
"Yo era muy feliz en el Real Murcia y, en el momento que tuve que salir de allí, recibí varias ofertas de la élite, pero decidí irme a la Championship (Middlesbrough) para dejar más dinero en el club"
El hecho de que, hoy en día, la mayoría de futbolistas se formen en academias y no en la calle, como lo hizo usted, ¿les hace perderse parte importante del aprendizaje?
Claro, sobre todo por la libertad que se tiene al jugar con los amigos y el desparpajo que se consigue. Ahora todo está mucho más mecanizado, los padres tenemos miedo de dejar a nuestros niños en la calle, al contrario que antaño, y eso influye en el proceso.
Le costó bastante alcanzar la Primera División –lo hizo con el Eibar a los 26 años–, ¿llegó a afectarle el quedarse siempre a las puertas?
Qué va, considero que ocurrió cuando tenía que ocurrir. Yo era muy feliz en el Real Murcia y, en el momento que tuve que salir de allí, recibí varias ofertas de la élite, pero decidí irme a la Championship (Middlesbrough) para dejar más dinero en el club. Luego ya me llamó el Eibar, agradecido a Mendilibar y Garagarza por ello, y pude dar el salto. Todo pasa por algo.
Y, teniendo en cuenta lo que tardó usted, ¿le sorprende que, en la actualidad, haya futbolistas debutando con 16 años? Hace días se enfrentaron a Lamine Yamal.
El fútbol está evolucionando así. Los clubes, hoy en día, quieren quemar etapas lo antes posible para ver si sus canteranos despuntan y pueden venderlos por 80 millones. Hay mucha prisa, es una realidad, aunque también la juventud actual es más sinvergüenza y no le dan tanto respeto los cambios bruscos.
Le llaman el obrero del gol, ¿se siente identificado con ese apodo?
Nunca me ha disgustado. Soy un currante, como he dicho antes, y me hace gracia cuando lo escucho.
"Los clubes, hoy en día, quieren quemar etapas lo antes posible para ver si sus canteranos despuntan y pueden venderlos por 80 millones"
¿Le ha llegado alguna oferta exótica (Arabia Saudí, Catar, etc.)?
Sí, pero no me han llamado la atención. Mi familia se siente muy bien aquí, en el norte, y hay que darle prioridad. Además, tenía dudas de si me iba a venir bien futbolísticamente. La oportunidad de jugar en un grande como el Alavés, donde también está un amigo como Sergio Fernández, siempre me pareció atractiva.
Vista su trayectoria, ¿le queda algún reto por cumplir?
(Ríe). Estar con el Glorioso muchos años en Primera División. No es una tarea fácil y hay que darle la importancia que se merece.
Aunque le quede mucho fútbol por delante, pues así lo está demostrando en Mendizorroza, ¿ha pensado en qué quiere hacer cuando cuelgue las botas?
Para nada, me centro en el presente. Los años pasan, es un hecho, pero soy una persona que se cuida, a la que le encanta el fútbol, y quiero seguir disfrutando con cada entrenamiento y partido. No miro más allá.