El Deportivo Alavés sumó en Balaídos su primer punto a domicilio del curso. Lo hizo, además, después de ofrecer una de sus actuaciones más reconocibles de la temporada y de igualar una contienda que se había puesto cuesta arriba, pero en un partido en el que no se llegaron a materializar todas las ocasiones generadas en el área rival. 

El conjunto dirigido por Luis García, eso sí, demostró su madurez al redimirse del tanto en propia puerta. En un contexto de partido en el que el Glorioso tuvo que llevar la iniciativa con el gol en contra y la superioridad numérica en la recta final de la contienda, también se percibió una notable sintonía entre Kike García y Samu Omorodion, los dos puntales en el ataque albiazul.

Debido a las rotaciones en el once, Samu Omorodion fue el encargado de liderar la punta de ataque del Alavés. El ariete melillense, que hasta la fecha tan solo sumó participaciones desde el banquillo, se encontró ante una magnífica oportunidad para demostrar su valía. Y así lo hizo. Desde el pitido inicial demostró sus cualidades de delantero imparable al espacio, intuitivo en la presión y con una clara vocación goleadora. Pese a tan solo sumar un gol en su estreno como titular, la realidad es que Omorodion tuvo la virtud de generar ocasiones con suma facilidad y fue un arma prácticamente imparable para la defensa del Celta.

En los anteriores partidos, pese a no mostrarse especialmente preciso de cara al arco, Omorodion dejó pinceladas de la clase de delantero que está al servicio del Alavés, pero fue en Vigo cuando, siendo un novel en la categoría de tan solo 19 años, el delantero albiazul se erigió en claro protagonista de la contienda. No encontró oposición al espacio y sus cualidades generaron un mar de dudas en la zaga celeste.

Actuaciones sólidas

A la irrupción de Omorodion se sumaron las notables prestaciones de Ianis Hagi y Abde, dos de las novedades en el remodelado once vitoriano. El mediapunta rumano, de menos a más durante su actuación en Balaídos, mostró su pulcritud en los pases filtrados y aportó recursos técnicos en el último tercio del campo, provocando además la expulsión de Lucas de la Torre.

Al disponer de una superioridad numérica, Luis García quemó las naves en el plano ofensivo para tratar de lograr la remontada. En este sentido, el técnico madrileño introdujo a Luis Rioja y Kike García, por lo que Samu Omorodion estuvo acompañado por otra referencia en la vanguardia. La doble delantera embotelló todavía más al Celta en su propia área, pero el Glorioso no obtuvo la recompensa a su incesante trabajo. Eso sí, entre Kike y Samu el Alavés pudo disponer de dos arietes de gran envergadura y con velocidad a la carrera, algo especialmente útil en la relación entre ambos. Kike, todo un maestro en las disputas aéreas, siempre ha mostrado una gran asociación con sus compañeros de ataque, lo que puede dar sus frutos en ocasiones venideras en las que coincida con Omorodion sobre el césped.

Cabe mencionar que la fórmula de los dos delanteros puede ser una opción válida en aquellos escenarios en los que el Alavés necesita presencia física a la hora de fijar a los centrales rivales. Fue precisamente lo que se buscó en la recta final de la visita a Balaídos con la pareja formada por Omorodion y Kike García, pero la falta de precisión de cara a portería no permitió sumar los ansiados tres puntos y el empate dejó más bien un sabor amargo a la expedición albiazul.

El Alavés, que sumó su primer punto a domicilio después de ofrecer un encomiable ejercicio de madurez y fortaleza anímica, ha mostrado una notable evolución en sus partidos lejos de Mendizorroza. Ante el Celta, a diferencia de los últimos precedentes como visitante, el conjunto de Luis García dominó el desarrollo del partido. No obstante, la inocencia albiazul en la estocada final es lo que se tratará de remediar en el próximo desafío ante Osasuna, que llega a Mendizorroza con la imperiosa necesidad de redimirse de su última derrota liguera.